Vecinos de los barrios, asolados por la inseguridad

El asesinato de un operario de televisión por cable, que conmocionó a la comunidad, puso de manifiesto las condiciones precarias, en cuanto a seguridad, con que desarrollan sus tareas los trabajadores de empresas de servicios en los barrios, ya que son frecuentes víctimas de asaltos, robos y agresiones, muchas de las cuales, como en este caso, pueden ser mortales. Las explicaciones oficiales, si caben en este contexto dramático, son insuficientes y generan más zozobra en la comunidad.

El ataque a Enzo Mariani ocurrió el lunes a la siesta en 9 de Julio al 2.800, Villa Amalia. La tragedia puso de relieve, por un lado, que el riesgo se da a cualquier hora del día. “El sur de la capital está abandonado y sus habitantes viven con el corazón en la boca”, dijo una vecina. Por otra parte, que los niveles de violencia son aterradores: el hombre había entregado su celular sin resistencia y a pesar de ello lo balearon. En tercer lugar, se advierte que los asaltos le pueden ocurrir a cualquiera, sin importar si le van a quitar un celular, una pala o pocos pesos, o si se trata de alguien que supuestamente carga cosas de gran valor o mucho dinero. En este sentido, el relato del gerente de la empresa de recolección de residuos dice que los barrenderos son frecuentemente atacados por delincuentes, a tal punto que en varias ocasiones han tenido que cambiar los horarios de recorridos de los barrenderos, porque no pueden ponerles custodia. Es decir, en estos casos se puede concluir que se trata de asaltantes de poca monta, pero muy agresivos. Ayer, en el programa de LG play, el ministro Fiscal destacó que “en Tucumán, los crímenes son cada vez más violentos; antes no se veía”, con lo cual parece corroborarse esta tendencia que ha llevado, en los últimos tiempos, a que en los ya enrejados vecindarios ya se hayan buscado alternativas de defensa ciudadana, ya sea con guardias privadas, rondines, alarmas o grupos vecinales coordinados a través de whatsapp.

Las empresas de servicios suelen hacer hojas de ruta para tratar de coordinar los recorridos de sus operarios con policías contratados con servicio adicional, pero se dan con la circunstancia de que barrios que consideraban seguros ahora entran para ellas en la difusa categoría de “zona roja”.

Ante este panorama, las quejas vecinales coinciden en la falta de presencia policial. “Villa Amalia, San Cayetano y la Ciudadela dejaron de ser barrios tranquilos... los policías brillan por su ausencia”, dijo una vecina. “Nadie hace absolutamente nada y esto sigue ampliándose todos los días”, reclamó un compañero del operario fallecido. Apenas se observa la situación de las comisarías de las zonas mencionadas, se observa que tienen poco personal y que las tareas de prevención y recorridos barriales no figuran entre sus prioridades. El mismo jefe de Policía acaba de reconocer, a propósito de la crisis carcelaria, que el personal se encuentra abocado al cuidado y traslado de presos. “Con menos detenidos a nuestro cargo podríamos hacer más prevención en las calles de la provincia”, dijo.

En conclusión, los habitantes de los barrios y quienes trabajan en las calles parecen abandonados a su suerte, sin que se tenga una idea clara de qué planes se van a llevar a cabo, pese a que durante más de dos años se ha debatido en profundidad el problema de la inseguridad. Urge que se cambie esta situación ominosa cuanto antes.

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