Se chicanearon de lo lindo.
A Osvaldo Jaldo le dijeron que la de Tucumán es la Legislatura más cara de la Argentina, a razón de $ 85 millones anuales por legislador (Eduardo Verón Guerra); con un 85% de gasto en sueldos (Beatriz Mirkin); y con un presupuesto que debería achicarse a la mitad para hacer obras públicas (José Manuel Paz). El actual presidente de la Cámara contestó que bancarizó el 100% de los movimientos, que eliminó los gastos sociales, y que nunca antes los legisladores del alperovichismo, del bussismo, del macrismo ni del radicalismo propusieron tal cosa: por el contrario, todos embolsaron los gastos sociales.
Y ese fue sólo un round.
Porque después, por ejemplo, Mirkin demandó que los actuales gobernantes “vayan a gestionar” recursos nacionales a la Nación; a lo que Jaldo le respondió que la senadora es ella; tras lo cual Paz le pidió al peronista que se “haga cargo” de lo que pasa en Tucumán; mientras Verón Guerra les sugería formular “alguna propuesta”.
Al cierre, Paz dijo “me duele Tucumán”, para referir a la pobreza estructural que le endilgó al alperovichismo y al manzurismo. Jaldo anunció el boleto gratuito para universitarios y para terciarios del interior. Mirkin recordó que, como ella, Jaldo y Paz fueron funcionarios del gabinete de José Alperovich. Justamente, Verón Guerra, último en la ronda final, cerró la noche subrayando que todos sus contendientes “vienen del peronismo”. Y le pidió a la senadora Silvia Elías de Pérez que deponga su candidatura a gobernadora y se sume a FR.
Fueron cruces filosos. Tensos. Venenosos. Añejos... Pero también vibrantes. Y hasta divertidos. Sin embargo, aún cuando se sacaban chispas, cada cual atendió su juego. Ninguno dejó de profundizar la divisoria de aguas discursiva que vino a plantear. Ni por un instante.
Jaldo se ocupó de remarcar que las bondades son de esta gestión, y que los dolores sociales son culpa de la Nación. Paz planteó lo contrario. Responsabilizó de los problemas de la provincia al Gobierno tucumano, con independencia de la crisis nacional. O sea, macrismo vs. antimacrismo.
Mirkin nunca dejó de machacar con la comparación entre el Tucumán “que dejó José Alperovich” tras sus gobernaciones y la provincia “empeorada” de la actualidad. Es decir, alperovichismo vs. antialperovichismo.
Verón Guerra jamás dejó de insistir con que FR es “el único partido que tiene un plan integral” contra el delito. Léase, seguridad vs. inseguridad.
La campaña tiene sus días contados. Ninguno se animó a improvisar porque ya no hay tiempo para cambiar las apuestas. La suerte, que le dicen, ya está echada.