La tragedia vial despertó la solidaridad tucumana

Las tragedias suelen despertar sentimientos encontrados: dolor, enojo, bronca, impotencia. Pero también solidaridad. Es lo que sintieron los familiares de las víctimas del episodio vial que dejó como saldo 15 muertos y 45 heridos. En la mañana del martes, en el empalme de la ruta provincial N° 308 con la nacional 157, en las inmediaciones de La Madrid, a unos 95 kilómetros al sur de la capital tucumana, un ómnibus volcó; había partido de Mendoza con un contingente de jubilados y se dirigía a las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero.

De acuerdo con las primeras consideraciones, la mala señalización en la zona y la presencia de niebla influyeron para que el chofer perdiera el control del ómnibus, y volcara a la vera del camino. La asociación civil Luchemos por la Vida, cuyo objetivo es generar conciencia en asuntos referidos a la seguridad vial, puso en duda la injerencia del factor climático y apuntó más bien a un error humano, principalmente al exceso de velocidad y a la falta de demarcación y señalización de la ruta.

Vecinos de la zona acudieron rápidamente al lugar para poder rescatar a los viajeros que estaban con vida, pero que estaban atrapados en el vehículo. El cuerpo de bomberos de Alberdi fue el primero en llegar al lugar de la tragedia e inmediatamente convocó a todas las dotaciones de la zona. Así se sumaron los voluntarios de Bella Vista, Aguilares, Concepción y de Termas de Río Hondo. “Es de suponer que cuando vuelca un colectivo hay muchas víctimas; teníamos que integrarnos al trabajo de los colegas y ayudar a las personas vivas. Era mucho apuro y desesperación para hacer las cosas rápido”, dijo el jefe de los bomberos de Concepción. Contó que los bomberos están preparados para afrontar estas situaciones porque trabajan con un equipo de salud mental y trabajan mucho posterior al evento con especialistas.

Una familiar de uno de los pasajeros accidentados destacó la solidaridad de los vecinos. Dijo que su primo era el coordinador del viaje, y que debieron recorrer varios centros asistenciales hasta dar con él. “La solidaridad que hubo fue emocionante, la gente se portó de maravillas... un vecino nos trajo desde Monteros a Concepción, donde nos brindaron alojamiento y nos ayudaron”, manifestó. Una mendocina de 74 años, que viajaba junto a un grupo de amigas, resaltó también la solidaridad, la generosidad y la hospitalidad tucumanas. “Mucha contención hemos sentido”, manifestó.

También hubo familiares que tuvieron palabras de agradecimiento para la labor de personal del Siprosa que realizó tareas de contención para parientes de los fallecidos en la catástrofe. También la Policía dispuso un operativo especial para brindar seguridad a los familiares de los accidentados que llegaron desde Mendoza.

La solidaridad es una de las expresiones más nobles del ser humano y es una de las características de la idiosincrasia del tucumano. Sería positivo que no esperáramos que suceda una catástrofe para actuar con generosidad. Si algunas horas a la semana, se trabajara en un voluntariado o en una ONG, podríamos aportar un granito de arena para que otros pudieran acceder a espacios de dignidad y al tan anhelado bienestar.

“Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano puede ser, mañana, la que me ofrezca un vaso de agua en mitad del desierto”, solía decir el pensador mexicano Alfonso Reyes.

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