“La memoria de los objetos” reflexiona sobre una colección

“El mundo es un gran barrio chino”, piensa la artista Marisa Rossini. Grabados y objetos

ORIENTALES. Alrededor de 300 porcelanas, piedras talladas y cerámicas se exhiben en el Museo Casa Padilla. credito ORIENTALES. Alrededor de 300 porcelanas, piedras talladas y cerámicas se exhiben en el Museo Casa Padilla. credito

Afirmar que la memoria puede combatir la muerte no es una revelación. Cuando Jorge Luis Borges cita a Thomas De Quincey precisa: “la todopoderosa memoria puede exhumar cualquier impresión en el cerebro del hombre, que es un palimpsesto”. 

Gran parte del arte contemporáneo ha rescatado el pasado como un ejercicio contra el olvido, pero también contra la muerte misma, como es el caso de Christian Boltanski, que aclara que no trabaja para la memoria que se conserva en los libros de historia. De ahí que el presente no pueda estar constituido sino con parte de ese pasado.

En el Museo de Casa Padilla (25 de Mayo 36) se inaugurará el jueves a las 19.30, la exposición “La memoria de los objetos”, de la artista Marisa Rossini.

En la sala de la pinacoteca se exhibirán nueve grabados en tetra pak (envases de líquidos o alimentos) y uno es un digital print. “Cuando utilizo tetra pak es porque está la idea de que ese material deja la huella presente de su pasado (los pliegues de la caja que fue antes de ser matriz de grabado)”, le cuenta la autora a LA GACETA.

Por tanto, no es casual que el trabajo se haya realizado allí porque el museo alberga algunos de los cuadros y muebles originales y la Colección Padilla de arte decorativo, un conjunto de alrededor de 300 piezas orientales, en su mayoría chinas; hay biombos, muebles, porcelanas y piedras talladas.

“No son puramente grabados porque, de diferente manera, incorporé datos de la ficha de registro de los objetos utilizados y conceptos sobre colecciones y el objeto representado”, aclara la artista.

Investigación

“La muestra es resultante de un proyecto de investigación y producción en torno al patrimonio. Rossini realiza, a modo de registros, fichas y documentos, una serie de grabados a través de los cuales reflexiona acerca de los criterios de conservación, documentación e interpretación de los bienes culturales”, indican los curadores de la exposición Eugenia Bulacios Zamora y Otto Vázquez.

La artista cuenta que desde hace tiempo la recorre la idea de que “el mundo será oriental o no será nada”, o que “el mundo es un gran barrio chino”. Estudia museología, conservación y coleccionismo. Y recuerda una cita del libro “La ideología alemana” (de Karl Marx y Friedrich Engels): “Los individuos que componen la clase dominante, entre otras cosas, también dominan como pensadores, como productores de ideas que regulan las producciones y distribución de la idea de su tiempo”.

Desde este punto de vista las colecciones pueden adoptar uno u otro perfil según el tiempo que se quiera exhibir. Vale, entonces, para la Colección Padilla.

Rastros

“Las imágenes que produce nos tocan, no sólo por los secretos que intentan develar, por las anécdotas y singularidades que revelan del entorno -señalan los curadores en el catálogo-. Parecieran recuperar, para cada objeto, los rastros de las inclemencias del tiempo (aquellos sustraídos por los procedimientos de conservación) que evidencian la inconsistencia y la fragilidad de las formas, así como la inestabilidad y las transformaciones propias de la materia que se asoman despreocupadamente sobre la superficie. Por momentos, estas matrices y estampas parecen devolverle a los objetos representados su destino de ruina”.

Rossini participó en más de 100 exposiciones y 30 salones. Su trabajo fue expuesto en el país, Bélgica, Francia, Chile, Austria, México, Inglaterra, Estados Unidos, Japón, Australia y España. Es docente e investigadora.

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