Las risas enmudecieron cuando Macri admitió la “mala elección”

El entusiasmo reinaba entre los macristas tucumanos antes de las 22, cuando sus mesas testigos proyectaban la posibilidad de consagrar dos diputados en octubre.

A LAS 21.18. “Si seguimos así, esto es tres a dos en octubre”, especulaba Cano, entusiasmado al lado de Amaya. la gaceta / foto de inés quinteros orio A LAS 21.18. “Si seguimos así, esto es tres a dos en octubre”, especulaba Cano, entusiasmado al lado de Amaya. la gaceta / foto de inés quinteros orio
12 Agosto 2019

“Y tuvimos que poner una denuncia penal”, detalla José Ricardo Ascárate, quien está explicando que en algunos colegios de Yerba Buena aparecieron, en los cuartos oscuros, mazos de papeletas con el voto cortado del binomio Mauricio Macri - Miguel Pichetto. “La única oficializada es la boleta larga, con la lista que encabeza Domingo Amaya. No hay boleta corta de Macri. Eso que hicieron para favorecer el voto cortado es delito”, reniega el legislador electo del radicalismo. Pero sin dejar de sonreír.

Son las 20 y sobre las mesas del bar del Catalinas Park, el hotel elegido como “búnker” por los tucumanos de Juntos por el Cambio, hay un reguero de pocillos y de optimismos.

El diputado José Cano, coordinador de la campaña, dialoga con unos y otros llamando a la unidad. Califica a las municipalidades de Capital, Concepción, Yerba Buena y Bella Vista como “activos” y propone reunirse cuanto antes con los intendentes.

“Estamos obteniendo mejores resultados que en los comicios de junio”, dice, aliviado, el legislador Alberto Colombres Garmendia. “Nuestra lista se mantendrá sin alteraciones entre los titulares. Hay que ir por los votos de Fuerza Republicana. En octubre hay sólo dos opciones: el cambio o la vuelta atrás. Va a pesar el voto útil”, se entusiasma el candidato a diputado nacional en tercer término del macrismo.

A las 20.30 llega Lidia Ascárate, segunda en la nómina. “Hemos trabajado a destajo. No dejamos ni un solo rincón de la provincia sin recorrer”, describe.

La mayoría conversa sin levantar los ojos de los teléfonos. Pero a las 21 se paran para saludar a la senadora Silvia Elías de Pérez y a la legisladora Adela Estofán de Terraf. A los minutos, entre aplausos, llega Amaya.

“La lección de este domingo es que las elecciones provinciales deberían ser tan tranquilas como las nacionales. Hay que terminar con las conductas desleales. Los tucumanos necesitan una mesa de acuerdo político de todos los dirigentes, por el bien de la gente”, es su balance de la jornada.

A las 21.18, el resultado de las mesas testigos que arroja el centro de cómputos, ubicado en la planta baja del hotel, le da 55 puntos al Frente de Todos y 28 a Juntos por el Cambio. El manzurismo no alcanzaba a duplicar a los macristas, apenas por un punto, y hay celebración. “Si seguimos así, esto es tres a dos en octubre”, especulaba Cano, acerca del reparto de las bancas.

A las 22.12, el silencio se abate como un susto de plomo. El único televisor del bar muestra a Macri hablando. El control remoto tarda unos segundos en aparecer. Finalmente, llega el audio. “... hicimos una mala elección”, se oye decir al Presidente.

La sutil diferencia entre callar y enmudecer se hace palpable por un instante fulminante. “¿Dijo ‘mala elección’?”, pregunta Amaya. “No hay que dramatizar: la gente vota, se expresa”, minimiza Cano. “¿Cuánto es una mala elección?”, le preguntaba una dirigente a otra con lágrimas en los ojos y la boca sin palabras.

Ahí se decide que el salón contiguo, con escenario y música, no va a ser usado. “No vamos a aparecer exitistas con el resultado de aquí...”, razona Cano.

“A dormir y a trabajar mañana”, dice Macri a las 22.15. Le hacen caso al poco rato, justo después de que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, da a conocer que el kirchnerismo lograba el 47% de los votos, con una ventaja de 15 puntos.

A las 22.42, Elías de Pérez y Estofán de Terraf se despidieron de todos. El manzurismo subía a 58 puntos y los macristas bajaban a 23. Quince minutos después, ya no queda nadie.

Manuel Courel: quedó afuera de la lista, pero afirmó: “vamos a trabajar para la reelección de Macri

”De las paredes del búnker de la lista de Juntos por el Cambio que encabezaba Manuel Courel (UCR), en calle San Martín al 1.100,  colgaban banderas con la leyenda “Cortá por el cambio”. A pesar de que la consigna no le alcanzó al armado coordinado por el intendente Mariano Campero (Yerba Buena), Courel expresó que en ese espacio entienden su participación “como un triunfo”, al margen de que no les alcanzaron los sufragios para integrar la nómina definitiva que competirá en las generales de octubre. “Desde ya lo digo: vamos a trabajar para la reelección del (presidente) Mauricio Macri”, sostuvo Courel. El funcionario de Yerba Buena hizo énfasis en una situación que, a su criterio, dejó sin equilibrio la disputa contra el armado liderado por Domingo Amaya: antes de las PASO, su espacio quedó sin la posibilidad de contar con la figura de Macri adherida a su boleta. “Creo que esa estrategia, de llevar la boleta cortada en ocho provincias del país, le jugó en contra al Presidente. Pienso que privaron a mucha gente que quería votarlo (a Macri) y no se sentía representada por las estructuras tradicionales, pueda hacerlo. Habría que rever eso y permitir que la ciudadanía se exprese con esa alternativa”, detalló Courel. Y fue más allá con esta idea. “Si en Tucumán hubiéramos ido todos con boleta larga, tanto (el intendente Germán) Alfaro con (Walter) Berarducci; nosotros, el grupo de Campero; y la lista de Domingo Amaya con José Cano, entre todos, hubiéramos sumado más votos para el Presidente. Ese egoísmo de la mesa nacional de Cambiemos de permitir una sola lista con la presidencial creo que jugó en contra, y no sólo en Tucumán. Es necesario que estemos todos juntos si queremos que se reelija a Mauricio Macri”, destacó el postulante radical.

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