Los cables están cruzados en Atlético

Atlético sigue distanciado de su mejor versión, y Aldosivi lo aprovechó para embolsar un 3-0.

TOCADO, HUNDIDO. Leandro Díaz cubre la pelota ante la marca de Martínez e Iñiguez. Atlético era mejor que Aldosivi, pero a partir del primer gol, se desmoronó foto de diego izquierdo (especial para la gaceta) TOCADO, HUNDIDO. Leandro Díaz cubre la pelota ante la marca de Martínez e Iñiguez. Atlético era mejor que Aldosivi, pero a partir del primer gol, se desmoronó foto de diego izquierdo (especial para la gaceta)

Es un Atlético extraño, infrecuente para sus últimos años de solidez y encumbramiento en los primeros puestos, y no sólo por su ubicación en la tabla de posiciones de la actual Superliga. En todo caso, la primera pregunta que dejó el imprevisto 0-3 ante Aldosivi es esa: aunque sólo vayan cuatro fechas de la temporada, ¿hacía cuánto tiempo que no había que bajar tanto la vista para encontrarse con el “Decano” allá abajo?

Pero la goleada en contra, el anteúltimo puesto compartido junto con otros equipos y esos tres puntos cosechados sobre 12 posibles son otras caras de un equipo que ni siquiera encuentra su buena estrella del último tiempo. Porque Atlético anoche jugó un aceptable primer tiempo y por un momento hasta merecía el triunfo, al punto que, al comienzo del complemento, el 0-0 parcial era un resultado con sabor a pan duro.

Sin goles ni confianza hay paraíso y a Atlético le cuesta demasiado caro que sus delanteros no se lleven bien con la definición, el campo magnético del fútbol. Los únicos dos que convirtió en 360 minutos fueron uno en contra y una patriada de Bruno Bianchi ante Godoy Cruz (que bien podría haber sido un centro). Pero lo que ocurre arriba es sólo una parte de la verdad: Atlético fue anoche un equipo que empezó a sangrar por el primer golpe recibido y no supo detener la hemorragia. Cada golpe fue a la lona.

Reconocidas todas sus debilidades, no es -como si hiciera falta aclararlo- momento de dramatismo, histerias ni lecturas apresuradas. Aunque es lógico prestarle atención a la luz amarilla que se encendió en el semáforo de Atlético, anoche hubo 45 minutos -los iniciales- en que el equipo de Ricardo Zielinski pareció haber recuperado parte de la memoria. Incluso, si no fuera por las tribunas semi vacías y un frío “made in Mar del Plata” hubo un lapso en que Atlético se sentía local ante un rival que hasta anoche no había convertido goles.

Aunque con el 0-3 final no sea ni siquiera un consuelo, hubo un momento en que esas semillas del “viejo” Atlético hicieron pensar en que el equipo retomaba el camino que llegó a la cumbre con el 3-0 a River, en la ida de los cuartos de final de la Copa de la Superliga, y que luego comenzó a difuminarse con cinco seguidas derrotas oficiales -tres en el cierre de aquel torneo y dos en el arranque de la Superliga- y los amistosos sin goles convertidos durante la pretemporada. Es todo un dato: Atlético lleva seis derrotas en sus últimos siete partidos oficiales

¿Tiene sentido reconstruir parte de ese buen primer tiempo? Sí. Porque con la mejor versión de Ariel Rojas desde su incorporación, en tándem con Federico Bravo en el mediocampo, más las incursiones de Guillermo Acosta por la derecha y algunas luces de Gonzalo Castellani, Atlético merodeó el arco local con la seguridad del equipo que se sabía superior. Fue así que Augusto Lotti tuvo dos chances muy claras, una tras un gran pase de Tomás Cuello que Federico Gino sacó en la línea y otra, tras gran desborde de Acosta, que pudo haber terminado en el golazo de la fecha: el taco del delantero pegó en la parte externa de la red.

También en el comienzo del segundo tiempo el partido parecía desencadenarse para el triunfo de Atlético, e incluso así lo interpretaba Zielinski, que cuando estaba a punto de realizar dos cambios ofensivos para buscar los tres puntos -Javier Toledo y Lucas Melano esperaban fuera de la cancha para reemplazar a Cuello y Lotti, ambos cansados-, un despeje involuntario de Acosta dejó sin chances a Cristian Lucchetti.

Y entonces sí, Atlético se descontroló, se hundió y se quedó sin respuesta, todo eso junto sumado a su mala suerte: Aldosivi llegó tres veces y convirtió tres goles, incluso aprovechándose de una de las versiones más deslucidas de Luchetti, todo un síntoma de un Atlético extraño, infrecuente.

La falta de gol, un déficit que debe resolver

La falta de definición que arrastra desde la pretemporada viene siendo su peor defecto: apenas dos goles a favor en cuatro fechas.

Una noche que “Laucha” querrá olvidar pronto

Lucchetti quiso atajar pese a la lesión, pero tuvo una floja actuación. Por intentar despejar, dejó la pelota en juego y cometió un penal insólito.

El primer tiempo mostró el sello de Zielinski

Atlético jugó en un nivel aceptable durante la primera etapa, y hasta merecía estar en ventaja. Por desgracia, no pudo sostenerlo.

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