Triste y silencioso

La mayoría de los jugadores eligió no hablar luego del cachetazo de ayer.

ZAFÓ DEL APLAZO. Mercier, sin mostrar el nivel del pasado domingo, fue lo mejor que mostró San Martín contra Sarmiento. foto de FACUNDO GRECCO(especial para la gaceta) ZAFÓ DEL APLAZO. Mercier, sin mostrar el nivel del pasado domingo, fue lo mejor que mostró San Martín contra Sarmiento. foto de FACUNDO GRECCO(especial para la gaceta)

El contraste fue enorme. Del vestuario en algarabía de una semana atrás en La Ciudadela, al del silencio absoluto en la soleada tarde de sábado en Junín: San Martín pasó del éxtasis desatado por el agónico gol de Luciano Pons ante Villa Dálmine a la mueca de preocupación por una derrota 3-1 frente a Sarmiento que obliga a seguir trabajando en pos de una mejor versión.

A la salida del “Eva Perón”, los rostros y las actitudes de los protagonistas estuvieron en consonancia con el golpe recibido. Rodrigo Moreira, de muy floja actuación ante el “Verde”, fue uno de los primeros jugadores en abandonar el estadio. La cara del zaguero central hablaba a las claras de que era consciente de una prestación por debajo de sus posibilidades. Y ante la requisitoria de la prensa, se rehusó a brindar declaraciones.

De hecho, la mayoría de los futbolistas “santos” imitaron al exdefensor de Independiente y se encaminaron hacia el micro que transportaría al plantel hacia Tucumán sin pronunciar palabra.

“Turbo, Turbo”, se escuchó el llamado al experimentado Gonzalo Rodríguez, que se excusó. El “Pichi, Pichi” referido a Juan Mercier también se quedó sin la respuesta esperada por parte de la decena de periodistas apostados en la zona mixta del estadio. Emiliano Purita, lo mismo.

Antes de que compareciera ante los micrófonos uno de los miembros de la dupla técnica del “Santo” -Sergio Gómez, Favio Orsi, en contraposición, prefirió no hacerlo- hubo tres jugadores que sí decidieron decir lo suyo luego de la deficiente presentación de su equipo en Junín. Ellos fueron Gonzalo Lamardo, Matías Fissore e Ignacio Arce.

De los tres, el arquero -ya veterano de unas cuantas batallas en el arco del equipo de La Ciudadela- fue quien más profundizó en las razones de la caída.

“Fallamos en donde habíamos trabajado. Las diagonales de (Gabriel) Graciani, los buenos movimientos de (Pablo) Magnín, las apariciones que tienen, y nos convirtieron sobre lo que habíamos visto, fueron errores nuestros. No fueron superiores a nosotros, el segundo tiempo fuimos claros dominadores, tuvimos jugadas pero no pudimos concretarlas”.

Además, el arquero reconoció: “Nos vamos con un sabor amargo, tanto por la derrota como por el resultado. Creo que fue muy amplio, pienso que podríamos haber llevado algo. Pero pecamos al cometer errores acerca de lo que trabajamos”.

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