La pasión por Atlético ayudó a Piccinetti a mantenerse prófugo

El acusado de homicidio fue detenido justo antes de someterse a una cirugía estética. El imputado hizo creer que estaba en Bolivia para alentar a Atlético. En un mes bajó más de 13 kilos. Reencuentro.

DE REGRESO. Luis Rafael Piccinetti bajó unos 13 kilos para operarse, pero su detención se produjo días antes de que pasara por el quirófono. la gaceta / foto de hector peralta DE REGRESO. Luis Rafael Piccinetti bajó unos 13 kilos para operarse, pero su detención se produjo días antes de que pasara por el quirófono. la gaceta / foto de hector peralta

Luis Rafael Piccinetti tenía dos debilidades. Las mujeres y por el amor de una ellas podría pasar gran parte de su vida en una celda, ya que está acusado de matar al esposo de su amante. La otra es su pasión por Atlético, que evitó que fuese detenido hace dos años en Cochabamba, lugar donde finalmente fue atrapado por la Interpol de ese país.

Piccinetti se escapó de la provincia en febrero de 2011, dos días antes de que se escuchara la sentencia del juicio al que llegó acusado de haber sido el autor material del crimen de José Salas, ocurrido en julio de 2008. Su ex amante, Silvia Raquel Lail y viuda de la víctima, señalada como responsable intelectual del hecho, fue condenada a prisión perpetua.

El acusado huyó a Bolivia cruzando la frontera de manera ilegal junto a un grupo de bagayeros. En ese país se ocultó primero en Villazón; después estuvo en Potosí, siguió por Oruro y, después de enamorarse y formar pareja con una mujer de unos 53 años, adinerada, se intstaló en Cochabamba.

Y esa ciudad es el hogar de José Wilstermann, equipo que enfrentó a Atlético en 2017 por la Copa Libertadores. El 11 de abril el “Decano” perdió ante el “Aviador” por 2 a 1. En el estadio, según confirmaron fuentes judiciales, Piccinetti alentó al equipo de sus amores. Y su fanatismo por el club evitó que fuera detenido.

Los mismos voceros contaron que días después de la derrota, en un operativo de rutina, policías bolivianos descubrieron que el imputado de homicidio transitaba por la calle sin documentos. Como era un empresario conocido en Cochabamba, los uniformados aceptaron acompañarlo hasta su casa para que se identificara correctamente. Al ingresar a la vivienda, los agentes descubrieron que tenía una gorra de Atlético. Le preguntaron qué hacía con ella. “Vine a ver el partido aquí y me quedé”, les habría respondido. Así logró evitar su detención.

Cirugía trunca

Ya instalado en el penal de Villa Urquiza, Piccinetti, que será enjuiciado a partir del 25 de noviembre, contó algunos detalles. Por ejemplo, reconoció que tenía pensado pasar nuevamente para que le retocaran el rostro. Pero al hacerse los estudios prequirúrgicos descubrieron que por su sobrepeso debían postergar la operación.

Fuentes de Interpol Bolivia dijeron que en poco más de un mes bajó unos 13 kilos y reprogramó la cirugía.

Según la documentación que encontraron en la lujosa vivienda de tres pisos en la que residía, tenía previsto ingresar al quirófano el viernes pasado, día en el que llegó a la provincia. Tenía pautado que le retocaron la nariz, los pómulos y los párpados.

“Esta es otra prueba que sumamos que nos llevan a pensar que estaba acostumbrado a cambiar su fisonomía para que no fuera descubierto”, explicó una fuente del Equipo Científico de Investigación Fiscal.

Sin traslado

Pese a lo que se había anunciado, Piccinetti no fue trasladado a Tribunales, sino que todos los trámites se desarrollaron en el penal. “Preferimos no generar más problemas movilizando recursos para que se hiciera sólo un trámite”, explicó una vocera de la Sala IV, que tendrá a su cargo el debate.

En la cárcel, asistido por su defensora Mariela Mayer, se le informó que se le había dictado la prisión preventiva y que el juicio en su contra fue programado en cuatro audiencias que se desarrollarán del 25 al 28 noviembre.

En el encuentro también se supo de un gesto de Piccinetti. Llegó al país con poco más de $3.000 que le quitaron. Durante la audiencia, después de escuchar que se le había dictado la prisión preventiva, pidió que le entregaran el efectivo a sus familiares.

Luego de reunirse con su defensora, el acusado de homicidio recibió a casi todos sus familiares. Esposa, hijos, hermanos y padres pasaron por el penal para verlo. Varios de ellos no lo veían desde que se había escapado.

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