Canal Sur, o el presagio
de las tragedias

La temporada de lluvias recién está dando sus primeros pasos en Tucumán y el Canal Sur ya es noticia. El martes por la tarde, vecinos y automovilistas vieron con espanto cómo se desmoronaba parte del muro de contención a la altura de Camino del Perú y Mendoza. Las imágenes rápidamente se viralizaron por Whatsapp. Es lógico: en los últimos años, este curso de agua se convirtió en un sinónimo de amenaza.

Basta una recorrida rápida por las avenidas que corren a su lado (Camino del Perú, Alfredo Guzmán y la inconclusa avenida de Circunvalación Oeste) para advertir situaciones -como mínimo- inquietantes. Muy cerca de la rotonda de Camino del Perú y Belgrano se podían ver en las últimas semanas montículos formados por piedras, tierra, troncos de árboles y escombros. En el tramo que va desde Mendoza y Camino del Perú (donde el martes se cayó el muro de contención) hasta un poco más al sur del shopping Portal hay sectores donde faltan las barandas. Pasando la avenida Roca es habitual que el fondo del canal se convierta en un vaciadero de residuos. Esta situación se repite más allá de la avenida Colon (donde se produjo el año pasado la caída del puente que atravesaba el canal). El punto que más preocupación causó es el que está a la altura de la avenida Jujuy y de la autopista Tucumán-Famaillá. LA GACETA publicó en agosto imágenes en las que se podía observar que, en ese tramo, el canal estaba colmatado.

De acuerdo con cálculos de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, unos 150.000 vecinos de la ciudad corren el riesgo de sufrir inundaciones si se desborda. En los últimos años, este canal comenzó a recibir un caudal mucho mayor que en el pasado. Se le sumó el que llega del piedemonte por distintos canales menores y el que llega desde San José y Villa Carmela, así como el aporte significativo que generó la canalización del Boulevard 9 de Julio. Es paradójico: si cae una tormenta en Yerba Buena, es posible que se inunden los vecinos de Los Chañaritos, muy lejos de la “ciudad jardín”, aunque allí no caiga una gota.

La preocupación regresa año tras año, especialmente cuando arrancan las lluvias. No sólo lo advierten funcionarios municipales, sino también el mismo Gobierno de la Provincia, responsable de su mantenimiento, a través de la Dirección Provincial del Agua. “El Canal Sur es una zona de riesgo, como si fuese un río que no cuenta con un dique aguas arriba que contenga la creciente. No podemos saber cómo será su caudal porque desde las últimas décadas se manifestó un incremento de lluvias”. Estas palabras corresponden al Director de Defensa Civil de la Provincia, Fernando Torres, un veterano en auxiliar a los tucumanos que sufren inundaciones. Las había manifestado cuando se conocieron las imágenes de la colmatación del tramo final del canal. En aquella oportunidad, Torres criticó que se sobrecargue el conducto con desechos y que la gente lo use a modo de vaciadero.

Es difícil olvidar el escenario catastrófico que causaron las inundaciones de 2015, con más de una decena de puentes caídos y con serios daños en la estructura de este canal. Tampoco hay que olvidar que se demoró muchos meses en arreglar las estructuras dañadas por el agua y por los años en los que el mantenimiento fue escaso. Ojalá que lo que ocurrió el martes en el Canal Sur sea sólo un hecho aislado y no el presagio de nuevas tragedias.

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