Por Miguel Eduardo Décima
23 Octubre 2019
FIRMEZA. Lisandro López siempre ganó en las pelotas aéreas en el área local. telam
El aplauso con que el hincha despidió al equipo, más allá de que se fue masticando bronca, fue un premio para los jugadores que sabiendo que la empresa no era para nada fácil, bregaron hasta el último segundo para revertir la diferencia que River había sacado en el partido de ida.
La urgencia de salir a buscar el partido desde el inicio, hizo que algunas veces se jugara a matar o morir. Esto hizo que las tareas de López y Izquierdoz se hicieran más relevantes que nunca. Es indudable que los dos goles del encuentro de ida fueron una cuesta demasiado empinada que Boca debió sortear ante un conjunto como River que tiene mucha chapa para jugar este tipo de partidos.
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