La disputa entre dos familias se cobró otra vida en La Costanera

La víctima recibió siete disparos y el sospechoso del crimen es hermano de un joven asesinado en marzo.

EN PLENO TRABAJO. Los peritos del Ministerio Público Fiscal recogen las evidencias que quedaron en el lugar donde el joven fue asesinado de siete balazos. Foto ministerio público fiscal EN PLENO TRABAJO. Los peritos del Ministerio Público Fiscal recogen las evidencias que quedaron en el lugar donde el joven fue asesinado de siete balazos. Foto ministerio público fiscal

Claudio Ariel García tenía 17 años y era muy conocido en la Costanera Norte. Desde niño fue uno de los tantos esclavos del paco. Comenzó a consumir a los 9 años y nunca terminó de recuperarse porque jamás lograron convencerlo para que continuara con algún tratamiento. El adolescente fue asesinado de siete balazos a dos cuadras del Centro de Atención Primaria de las Adicciones del barrio (Cepla). La víctima, que se alimentaba en los comedores de la zona, fue asesinado en otra batalla que vienen manteniendo La banda de los Pizarros y Los Cisneros por el dominio territorial en ese sector de la ciudad.

El sábado 30 de marzo, cerca de la medianoche, desconocidos ingresaron a un domicilio. Pegaron un par de gritos y comenzaron a disparar sus armas. En el ataque murió Oscar Cisneros y resultaron heridos otros dos jóvenes. La familia de la víctima acusó a los miembros del grupo rival como autores del crimen. Dijeron que estaban celebrando la obtención de un campeonato barrial de fútbol, pero los investigadores siempre sospecharon que había algo más por detrás de este caso. Desde ese día nada volvió a ser igual en ese sector de la ciudad.

Las amenazas y los enfrentamientos fueron constantes. Los Cisneros prometieron vengarse por la muerte del joven. En varias oportunidades fueron a buscar a sus rivales, que también respondieron con una llamativa crueldad cada ataque. Por estos choques, la Policía dispuso un operativo especial para evitar nuevos enfrentamientos. Pero la medida no sirvió. A fines de abril, soldaditos (jóvenes contratados por los transas) balearon la casa de los parientes de la víctima del homicidio. No les importó que en el lugar tuviera consigna policial durante las 24 horas. Los uniformados, que lograron salvarse, los detuvieron luego de una larga persecución por los pasillos del caserío.

La Costanera fue uno de los barrios donde la Policía, junto al Ministerio Público Fiscal, realizó un megaoperativo. En setiembre fueron a buscar las armas que utilizaban ambos grupos para agredirse permanentemente. En el operativo, que contó con la participación de más de 400 efectivos, se secuestraron armas, droga y se detuvo a siete personas, varios de ellos vinculados a los grupos que pugnan por el poder.

El último hecho

Eran las 22.30 del miércoles. García, supuesto integrante de La Banda de los Pizarro, estaba sentado en uno de los bancos de la avenida La Costanera. Al menos dos personas que se movilizaban en una moto, detuvieron su marcha y le dispararon. No le dieron tiempo para nada. Recibió al menos siete impactos de bala en diferentes partes de su cuerpo. El herido fue trasladado al Centro de Salud agonizando y murió varias horas después. Los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Dejó de respirar cuando estaba por ingresar al quirófano. Tenía heridas de bala en el tórax, en el abdomen, en los brazos, en la ingle, en las piernas y en la espalda.

“No le dieron tiempo para nada. Ni siquiera para salir corriendo. Son unos asesinos despiadados que vienen generando terror desde hace varios meses. Y sabe que es lo más grave, que esto no terminará aquí”, dijo Fernando Castro, vecino del barrio. “Estoy jugado porque los odio a los dos grupos. Ellos están contaminando a nuestra juventud con la porquería que les vende a los changos. Todos saben quiénes y qué hacen, pero pocos se animan a dar la cara porque les tienen terror. Yo no, desde que envenenaron a varios miembros de mi familia, lo único que quiero es que se vayan todos en cana”, agregó.

Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Cristian Peralta y Diego Bernachi, con el testimonio de varias personas, lograron identificar a un sospechoso. Se trata de Francisco Cisneros, de 33 años, hermano de Oscar, el joven que fue asesinado en marzo pasado. Si bien es cierto que desde un primer momento se habló de una venganza, en las últimas horas surgieron indicios para sospechar que hubo algo más y que podría estar vinculado a una lucha por el dominio territorial por cuestiones vinculadas al narcomenudeo.

El principal sospechoso fue detenido por la Policía por los enfrentamientos entre ambos grupos. Recuperó la libertad en noviembre, después de haber estado detenido en la Seccional 11ª durante varias semanas.

“El miércoles a la mañana y a la tarde se volvieron a agarrar. Primero fue una pelea de machados, pero después se agarraron a los tiros los dos grupos. Terminó con la muerte del chico, que estaba muy enfermo. No creo que haya estado en condiciones de hacer algo si vivía consumiendo paco. Creo que lo mataron por ser un García y nada más”, explicó Luciana L.

Refuerzos

“Es un tema que nos ocupa. Se ha reforzado la presencia policial en el barrio para evitar nuevos choques entre los grupos. Además, se realizará un operativo especial durante el velorio y el sepelio del joven. Vamos a estar atentos porque no se tolerará ningún tipo de desorden”, señaló Joaquín Girbeaux, segundo jefe de la Unidad Regional Capital.

El funcionario aclaró que es una situación muy preocupante. “Se trata de dos grupos que vienen peleándose desde hace varios meses. El único problema es que por brindarles custodia desprotegemos otros sectores de la sociedad”, comentó el funcionario policial.

Los vecinos del barrio se sintieron aliviados cuando se enteraron que habrá más efectivos recorriendo las calles. “Esta es una guerra que se viene dando desde hace mucho tiempo. No sé cuál es el origen, pero generan mucho terror entre la gente que nos reventamos el alma laburando todo el día. A ellos no les importa nada, sólo quieren enfrentarse a tiros. Esto no va a terminar bien, porque en cualquier momento morirá un inocente”, concluyó Pedro M.

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