Huracán BB vuelva a Primera División

Algunos acontecimientos conllevan de antemano todos los ingredientes para que resulten épicos. Ante esos casos da la sensación de que la historia ya tiene reservada la página donde los protagonistas escribirán su propia gloria. Y así ocurre, indefectiblemente.

Juan Pablo Flores debutaba como entrenador de la Primera de un club de básquet. Y no de cualquiera, sino de su amadísimo Huracán BB. Aunque contaba con experiencia como director técnico de las formativas, se sabe que una cosa es dirigir chicos o adolescentes y otra, muy distinta, es entrenar mayores. Entre otros, debía dirigir a su hermano de la vida, Carlos Fernández, que había decidido jugar para Huracán el último año de su vasta carrera.

Así las cosas, la suerte estaba echada para que, hacia el epílogo de 2019, ambos pusieran su firma en el libro de oro del “Globito”. Y así lo hicieron. El equipo se quedó con la finalísima ante San Jorge (el domingo, por 73-64), y cuerpo técnico y jugadores llevaron al club nuevamente a la máxima categoría del básquet tucumano.

“Estoy muy contento; y ahora más tranquilo”, dijo ayer “Pollo” a LG Deportiva. “La previa al partido se había dado con mucha ansiedad, con mucho nerviosismo. Y ahora siento el alivio de haber logrado objetivo”, añadió. Flores tomó el timón del equipo a mediados de año. “No esperaba esta oportunidad. No estaba en mi cabeza aún dirigir la Primera; sentía que no era el momento. Pero al tratarse del club, y de que mi tío, Gustavo Flores, estaba en el cuerpo técnico, acepté”, contó “Pollo”.

Aunque se trataba de su debut, el técnico sí albergaba las esperanzas de lograr algo importante. “Uno siempre lo piensa, y se pone objetivos. El mío era el ascenso, y la calidad de equipo que teníamos me invitaba a soñar. Y yo fui creciendo en paralelo a ellos. Luego, con entrenamiento y con sacrificio, lo fuimos logrando. Respeto mucho a los jugadores; con muchos de ellos fui compañero hasta el año pasado”, indicó.

“Pollo” celebró el ascenso, con el plus de haberlo logrado en compañía de su “compadre”. “Él me preguntó si era verdad que yo iba a dirigir; y le dije que sí. Y se sumó, con la idea de que le devolviéramos al club un poco de lo que nos dio durante toda nuestra vida. Luego de que se nos dio el primer objetivo -salir campeones del Clausura- nos dimos cuenta de que estábamos para otras cosas; para el ascenso”, contó el técnico.

“Cangurín” no sólo se dio los gustos de aportar para que su club vuelva a la “A” y de ser dirigido por “Pollo”; también compartió parqué con su hijo, Carlos Manuel, que está haciendo sus primeros pasos en primera. “Cuando volví, asumí el compromiso de llevar a Huracán donde se merece. El segundo semestre jugué con las rodillas rotas; pero valió la pena: nací ahí, y siempre estaré identificado con el club”, dijo Fernández.

“Cangurín” hizo un balance del año para el “Globito”, que trascendió lo ocurrido el domingo: “Cerramos un año muy bueno en lo deportivo: la primera, los juveniles, las inferiores... Y la frutilla del postre fue la vuelta a la máxima categoría. Los dirigentes están haciendo muy bien las cosas; no se puede pedir nada más”, señaló.

Flores aún no sabe si seguirá como DT del equipo en la “A”. “No pensé en eso; no está en mi cabeza. Ahora quiero disfrutar. Luego veré de reunirme con los dirigentes, y ver qué quieren ellos para el torneo, porque ahora viene lo más difícil: pelear la permanencia con el nivel de competencia del básquet local, con muchos equipos que compiten en certámenes regionales o nacionales”, dijo. Si continúa como DT, acaso pueda hacerlo con la colaboración de su “compadre”. “Me pasó por la cabeza hablar con él y ser su asistente en el cuerpo técnico. Pero hoy es muy pronto, debo hacer par de cursos antes”, dijo “Cangurín”.