Si alguien hace un repaso por el invaluable Archivo de LA GACETA y busca información sobre la ruta 307, posiblemente tenga la sensación de que año tras año las noticias se repiten con preocupante exactitud. Animales sueltos, baches peligrosos y falta de señalización son algunas de las situaciones que multiplican los riesgos para los viajeros, pero que nunca se terminan de solucionar. Con una potente temporada veraniega ya en marcha, vale un repaso por este camino, uno de los más importantes de la red vial provincial. Y, sin dudas, el principal desde el punto de vista turístico.
Durante una entrevista publicada por LA GACETA en la edición del último sábado, el intendente tafinisto Francisco Caliva anunció que la Municipalidad había adquirido dos motos para recorrer el camino y alejar a los animales sueltos de la cinta asfáltica. Esa es una buena noticia a la que se le suman las redadas que viene realizando la Policía para despejar la ruta de vacas y caballos. Cabe destacar que esto no se solía ver con frecuencia en veranos anteriores.
Si bien el de los animales es uno de los problemas más graves de este camino, no es el único. La 307 regala un paisaje para soñar, pero también obliga a concentrarse al volante, ya que no son pocos los obstáculos que pueden aparecer. En general, hasta Tafí del Valle el camino está en buen estado, salvo por algunos problemas puntuales. Del Infiernillo y luego hasta Amaicha, el panorama cambia rotundamente.
Pero vamos por partes. Desde que el tramo que va de Acheral al Infiernillo fue reconstruido, hace ya algunos años, los problemas se concentraron en la zona conocida como Las Mesadas, cerca de Santa Lucía. La aparición de baches profundos es una constante. Si bien Vialidad Provincial los tapa, las lluvias y el tránsito intenso de esta época del año hacen que el problema se reedite con frecuencia. De hecho, más de un conductor reventó las cubiertas del auto en esos pozos.
A partir del Infiernillo hasta la unión de la 307 con la ruta nacional 40, cerca de las ruinas de Quilmes, el panorama es desolador: la traza es más angosta que en la zona de Tafí del Valle, los años de deterioro volvieron prácticamente inexistente la cinta asfáltica y es muy importante circular con precaución y a una velocidad relativamente baja, ya que los pozos pueden romper las cubiertas o la amortiguación de los vehículos. A eso hay que sumarle la falta de señalización vertical y horizontal, que incrementa los riesgos especialmente por la noche.
El paisaje del tramo que une El Infiernillo con Amaicha del Valle es imponente; las vistas que regala del Valle Calchaquí son únicas. Lástima que el estado deplorable del camino devalúe ese entorno impactante.
Sobre el cierre de 2019, la vicepresidenta segunda de la Legislatura, Sandra Orquera (Fuerza Republicana) elevó un proyecto de resolución para instar al Poder Ejecutivo a realizar las “tareas de demarcación, repavimentación, señalización (horizontal y vertical) y cuneteado” de la ruta provincial 307. Si bien destacamos la iniciativa legislativa, creemos que es necesario que el Gobierno analice con seriedad la posibilidad de reconstruir este camino de manera integral. Los caminos son una parte fundamental de la calidad de vida de los habitantes de una provincia. Si nos dejamos llevar por este último tramo de la 307, el panorama puede ser desolador.