Caso Mansilla: una muerte, en 2003, vinculada a deudas de dudoso origen

Un arrepentido indicó donde encontrar el cuerpo del joven asesinado.

Miguel “Piki” Orellana. Miguel “Piki” Orellana.
25 Febrero 2020

El 17 de agosto de 2003, ocho hombres emboscaron a Adrián Mansilla cuando compraba zapatillas para su ahijado en la ex terminal. Tras golpearlo delante del niño, y de varios testigos, lo subieron en un Fiat Duna y lo llevaron a la localidad de Sauce Guacho, donde lo ejecutaron.

Miguel “Piky” Orellana, condenado por la Justicia por haber liderado al grupo, había pasado previamente por casa de la víctima y le había advertido a la madre de Mansilla que lo matarían si no devolvía un dinero.

Los restos del joven de 26 años fueron encontrados enterrados y cubiertos de cal el 15 de octubre de ese año, gracias a la confesión de un arrepentido: Carlos “Pirucho” Chávez. Lo mataron de un tiro en la sien, pero además, según el testimonio de Chávez, Orellana le disparó a los pies a Mansilla cuando lo interrogaba por la “deuda” que tenía con ellos.

Si bien para la Justicia siempre se trató de dinero, algunos familiares del joven asesinado sostienen que había un trasfondo narco. “Adrián era amigo íntimo de ‘Piky’, por lo que este debe haber tenido un motivo de mucho peso para matarlo así. Y creo que estamos hablando del negocio de las drogas”, indicó la religiosa Berta Povalej,, quien era amiga de la familia Mansilla y que ayudó a que la investigación tomara relevancia nacional.

Con el transcurso de la causa se pudo conocer que Mansilla trabajaba para Orellana en el local “Todo por $ 2” de calle 24 de Septiembre al 400. María Florencia Páez de Mansilla, madre de la víctima, señaló durante el juicio que su hijo era adicto a la cocaína ya que “su jefe y compañeros de trabajo lo habían llevado por el mal camino”.

El juicio empezó en septiembre de 2008, y determinó que “Piky” Orellana, Marcelo “Mudo” Romano, Omar “Anaconda” Carrizo, Marcelo “Negro” García, Ángel “Beto” Ibarra y Tomás “Cordobés” Ceballos fueran condenados a cadena perpetua. Mientras que al arrepentido Chávez se le dio condena de seis años.

Algunos policías que participaron de la investigación denunciaron que había una gran presión política vinculada a que “Piky” era el hermano menor de los políticos José Orellana y Enrique Orellana.

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