Los hinchas de Atlético se acostumbraron en los últimos años a disfrutar éxitos deportivos que proyectaron al club en el plano nacional e internacional. Pero hubo un tiempo donde todo era diferente. El fútbol argentino marcó un antes y un después en 1986, cuando presionado por los clubes más importante del interior, Julio Grondona decidió reestructurar las competencias oficiales. Les abrió las puertas a esos equipos que contaban con un masivo apoyo de hinchas pero debían conformarse con disputar los torneos de sus ligas de origen para llegar al Nacional, que se disputaba hasta ese año en el último trimestre de cada temporada. Tal vez pocos los recuerdan. Pasaron muchos años y los jóvenes que no lo vieron se enteraron de aquellas hazañas a través del relato de los mayores. Fue una época en la que el “Decano” dejó su huella. ¿Cómo olvidar la campaña de 1979? Ese equipo estuvo cerca de ganar el título, pero debió conformarse con el tercer puesto, la mejor ubicación que consiguió el equipo tucumano en los torneos de AFA que se jugaban en esa época
En esa temporada, el campeonato Nacional estuvo dividido en tres zonas. San Martín, el otro representante del “Jardín de la República”, integró la A, mientras que Atlético jugó en la “C”. Al término de la ronda clasificatoria, los entonces dirigidos por Rogelio Domínguez, tras disputarse las 14 fechas, compartieron, con 17 puntos, la primera posición con Racing.
En los cuartos de final, Atlético enfrentó a Instituto de Córdoba. En el partido de ida, el 5 de diciembre, igualaron 2-2, con goles de Miguel Ángel Olmedo y Oscar Palavecino para el equipo de Alta Córdoba; Néstor Gómez anotó los dos de los tucumanos. La revancha se disputó en el Monumental el 9 de diciembre y finalizó con el triunfo “decano” por 3-0, con tantos de Víctor Hugo Palomba, Gómez y Luis Barrientos.
El escollo santafesino
Sorteado ese escollo, en semifinales se cruzó con Unión, de Santa Fe. El primer enfrentamiento se jugó el 12 de diciembre en el Monumental, con su capacidad colmada. Esa noche llovió hasta una hora antes del encuentro. La ilusión era enorme, pero el “Tatengue” se encargó de ponerle paños fríos a tanto entusiasmo. Con una actuación inspirada de Fernando Alí, autor de uno de los goles, Unión se impuso por 2 a 0. El otro lo anotó Héctor Pitarch, un volante central que tenía una enorme técnica. La revancha se jugó el 16 de diciembre, en el estadio “15 de Abril”, y allí se repitió el resultado. El tucumano Juan Gerónimo Paz y Carlos Mazzoni fueron los goleadores. De esta forma se frustró la ilusión de los tucumanos de llegar a la gran final. Los santafesinos accedieron a la definición y el rival fue River, que se consagró campeón por haber anotado un gol de visitante en la serie que terminó igualada 1 a 1.
La formación habitual de Atlético era esta: Francisco Ruiz; Juan Antonio Burgos, Ángel Guerrero, Dardo Urcevich y José Félix Bulacio; Juan Francisco Castro, Américo Valoy y Palomba; Gómez, Froilán Mecca y Barrientos.
Verdaderos profesionales
“Fue una época diferente, pero recuerdo que nos cuidábamos mucho. Éramos verdaderos profesionales. Sólo así se entiende que afrontamos una competencia exigente. Además, para jugar teníamos que entrenar duro porque si bien era un plantel reducido, varios jóvenes empujaban desde abajo: David Millicay, Héctor ‘Bambino’ Gómez y Juan Carlos Leguizamón, quienes años después fueron titulares indiscutidos. Además, estaban los chicos surgidos de las inferiores, como Oscar ‘Colorado’ Pedraza. La mayoría éramos jugadores de la región, pero con la capacidad necesaria para enfrentar a los mejores equipos del país”, recordó Barrientos, el delantero santiagueño que formó una inolvidable dupla ofensiva con “Motoneta” Gómez, que asombraba por su velocidad y capacidad de definición. “Cuqui” estuvo dos temporadas en Atlético (1978 y 1979) y dejó una huella imborrable.
Barrientos tiene 68 años y es propietario de un campo de 160 hectáreas en la localidad de Arraga, ubicada al sureste de la capital santiagueña. Se radicó en su provincia y se jubiló como director de Deportes de Santiago del Estero. El ex atacante no pudo ocultar su emoción al recordar su paso por la entidad de 25 de Mayo y Chile. “Tuve la gran alegría de conseguir muchos logros a lo largo de mi carrera, pero los dos años que viví en Atlético me marcaron para toda la vida. El cariño que me transmiten los hinchas es tremendo. Cada vez que voy a Tucumán, los que me reconocen me saludan afectuosamente. Cuando pasaron tantas años y el afecto que te transmiten emociona, quiere decir que algún buen recuerdo dejé de cuando jugué” sostiene Barrientos. Es uno de los tantos santiagueños que dejaron su marca en Atlético.