04 Junio 2020
Llegar a la casa de Aldana Correa representa un cachetazo. La mujer vive con su esposo y sus hijos en una pieza levantada por ella misma. Ya no sorprende que cocinen con leña. El problema es que no tienen ni baño. “Vamos al monte”, explica incómoda, como pidiendo disculpas por la pobreza. “Vivimos seis años bajo un plástico o en casas de algún familiar. Hasta que nos ayudaron a levantar la pieza. Lo único que pedimos es un módulo. Y un baño. Los chicos ya no pueden seguir así”, agrega. Para peor, uno de ellos, una nena de cuatro años, tiene un retraso madurativo. Y necesita urgente un coche ortopédico. Todo lo que Aldana hace en la casa, lo hace con su hija en brazos. “Debería ir a rehabilitación, pero no podemos salir. Nos gustaría que alguien nos ayude para que nuestros hijos están mejor. Con todo esto mi marido tampoco puede salir a trabajar. Alguien tiene que escucharnos”, implora. A pesar de que durante el día el sol calentaba, el mayor problema es el frío de la noche. Se calientan a leña. Con el peligro que ello conlleva.
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