¿Por qué Maley sigue en el cargo?

Lo único que le pido es más esfuerzo, más trabajo y estar a la par de la gente. (Gobernador Juan Manzur, 5 de diciembre de 2017, luego de tomarle juramento a su nuevo ministro de Seguridad)

Vamos a fortalecer la relación ciudadano-policía y bajar los índices de femicidios y motoarrebatos, que son muy elevados. (Claudio Maley, 5 de diciembre de 2017, tras jurar como ministro de Seguridad)

A fines de 2017 Manzur daba un paso largamente conversado en los corrillos de la Casa de Gobierno -y de la Legislatura- y ponía a Maley al frente del flamante Ministerio de Seguridad. Hasta ese momento, Paul Hofer comandaba la Secretaría de Seguridad, que dependía del Ministerio de Gobierno. La relación con Hofer estaba desgastada y se pedía un cambio. Desde la Cámara se impulsaba otro nombre (el de Cristina de Robles Ávalos, quien había sido delegada Regional NOA del Ministerio de Seguridad de la Nación y oficiaba en ese momento de asesora del vicegobernador) y se resistía el de Maley. Sin embargo, un viejo compromiso que habría adquirido el gobernador con el ex gendarme se habría terminado imponiendo.

Desde aquel momento, Maley no dejó de estar envuelto en polémicas por sus dichos y por el accionar de la fuerza a su cargo. Incluso desde el propio oficialismo se cuestionó su figura: los legisladores afines al Gobierno lo castigaron en público y varios funcionarios, en privado. También la Justicia lo cuestionaba y en el marco de la Comisión de Seguimiento de Emergencia en Seguridad, el camarista federal Ricardo Sanjuán se iba del grupo de trabajo entre críticas y enojos por la falta de avances y políticas concretas.

Pese a todo ello y a que podría ser recordado como el funcionario a cargo del área de seguridad durante cuyo mandato siempre fueron en aumento los índices de homicidio (los de este primer semestre ya superarían a los del mismo período de 2019, pese a los 100 días de aislamiento), Manzur apuesta a su gestión.

En honor a la verdad, la “mala suerte” ya perseguía al ministro desde antes que llegara al puesto provincial. En 2015 se hacía cargo de la unidad IV de Gendarmería, en Santiago del Estero, para reemplazar al comandante Federico Sosa. Maley llegaba para elaborar la estrategia judicial de esa fuerza de seguridad, cuestionada por su papel durante el proceso electoral tucumano de 2015. Sosa pasó a retiro tras ese escándalo y el actual funcionario provincial ponía la cara. Gendarmería había sido contratada para custodiar las urnas y las cámaras de seguridad colocadas en el depósito donde se resguardaban los votos no funcionaron. En su descargo ante la Justicia, el ex jefe de Gendarmería le echaba la culpa a la Junta Electoral. A principios de mes Maley fue absuelto definitivamente por esa causa.

Otro hecho marcó al ministro. En 2016, en febrero, pasó a ser director de Logística de Gendarmería. Según un informe periodístico del diario “Perfil”, debió darle explicaciones a la jueza María Servini de Cubría por supuestos desmanejos de fondos de Fútbol Para Todos. Tras ese episodio, según el semanario, el jefe de Gendarmería Nacional, Gerardo Otero, dispuso el pase a retiro de Maley.

Cuatro meses después, Manzur lo acogía en su Gabinete y lo nombraba subsecretario de Integración Jurisdiccional en el Ministerio de Gobierno, Seguridad y Justicia. Era el puesto de “calentamiento” para su largamente anunciada llegada al Ministerio de Seguridad.

Lo demás es historia conocida: récords históricos en cantidad de homicidios en ocasión de robo, policías involucrados en la muerte de dos tucumanos, desborde de motoarrebatos y -para colmo de males- la muerte del párroco del templo de San Martín de Porres. Claramente, Maley no cumplió con lo que Manzur le pidió en diciembre de 2017 ni él mismo lo que prometió que iba a hacer. De hecho, gana en antipatía de la sociedad.

En cualquier Gabinete, de cualquier Poder Ejecutivo, los ministros son fusibles que los líderes hacen saltar cuando se enciende alguna luz roja en la gestión. No sucede en este caso y surgen varios interrogantes: ¿Manzur no percibe que hay una crisis? ¿Mantiene al ministro para no “entregar” su cabeza a la oposición? ¿No tiene otro hombre o mujer para reemplazarlo? ¿Está dispuesto a mantenerlo aunque le cueste que el malestar social impacte en su propia persona? ¿Qué ata al gobernador con el ministro?

En definitiva, sería bueno para la sociedad que el mandatario explique por qué sigue Maley en el cargo.

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