Por Hernán Carbonel
PARA LA GACETA / SALTO
Cuando se dieron a conocer las bases del nuevo Concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes (se pueden consultar acá: https://fnartes.gob.ar/concursos/letras), las redes sociales y los medios se poblaron de críticas a la decisión, tanto negativas como de apoyo, aunque sobre todo de las primeras. La principal, que la convocatoria se circunscribiera sólo a tres géneros –Ciencia ficción, Fantástico y Terror–, dándole un tinte excluyente, y que esos géneros concordaran con los que cultiva su flamante directora, la reconocida y premiada Mariana Enríquez. Circula, incluso, un link de Google Docs para firmar un rechazo a la convocatoria.
Hubo otros ítems en este debate: el de las “literaturas menores” –debate, por lo cierto, ya perimido–; el de si, por ejemplo, existe la “poesía de terror”; o el hecho de que un mismo jurado (Mariano Llinás, Luciano Lamberti, Vera Giaconi, Martín Pérez y Laura Ponce) evaluara cinco formatos: novela, cuento, ensayo, poesía y novela gráfica.
En exclusiva para LA GACETA Literaria, Mariana Enríquez manifiesta que “este año, por diversas cuestiones de recursos y presupuesto, la posibilidad de hacer los concursos estaba en riesgo. La decisión de hacerlo con estas características no es solo mía, porque todas las decisiones son aprobadas por el directorio del Fondo. Como es mi primer concurso, elegí un sesgo, un recorte, sobre un género que conozco, lo que me permitía elegir bien el jurado y pre jurado. Creo que son géneros que necesitan estímulo”.
Enríquez, reconocida, entre otras tantas cosas, por haber publicado su primera novela, Bajar es lo peor, a los 21 años, y por su último libro, Nuestra parte de noche, Premio Herralde de Novela, cree que “todo el mundo tiene derecho a expresar su descontento o su apoyo”.
Su nombramiento al frente de las Letras del FNA se dio en medio de un cambio de paradigmas, con el efecto Covid19 de por medio y en una búsqueda principalmente federal: “Mi apuesta más importante y que mantendré en el próximo concurso que, aclaro, será el tradicional”, continúa Enríquez, “será estimular a autores de regiones que llegan al Fondo pero en mucho menor número, y que también ganan menos premios. Por eso regionalizamos los premios tal como está en el reglamento. No compiten entre ellos: cada región tiene su ganador y en cualquier formato: puede ser una novela, un poemario, un ensayo. Esto, si funciona, quiero mantenerlo en la medida de lo posible en los próximos premios”.
La controversia, seguramente, continúe, y en cada una de las partes existirán razones valederas, transversalidad que parece haber alcanzado todos los ámbitos de la Argentina contemporánea. Tal vez una buena lectura sea la que, en otro orden de cosas, enunció hace poco Juan Forn, citando a uno de los clásicos personajes soviéticos de sus columnas de los viernes: “Mientras la gente siga apelando a los géneros literarios como metáforas de la vida y diga que lo que le pasó fue un drama, una tragedia, una farsa o un cuento de hadas, la literatura va a seguir existiendo.”
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Hernán Carbonel – Periodista, escritor, bibliotecario.