En Las Talitas se redujo la circulación en las calles, pero reclaman mayor conciencia social

Najar dispuso dos puestos de control en Villa Mariano Moreno y dos en El Colmenar para controlar la temperatura y restringir los ingresos al municipio.

SIN JUEGO. Arrojaron áridos en las canchas para que no haya partidos. SIN JUEGO. Arrojaron áridos en las canchas para que no haya partidos.

Vecinos y autoridades de Las Talitas coinciden en que la gente cambió su actitud desde que se detectaron los primeros casos de coronavirus en el municipio, a ayer, que el conteo de positivos superó las tres decenas. Dicen que hay menos circulación y más uso del barbijo en la vía pública. Pero, a su vez, ambas partes están de acuerdo en que todavía hay que trabajar mucho más en la concientización. Y eso se evidencia con tan sólo dar una vuelta por la plaza Miguel de Azcuénaga, en Villa Mariano Moreno.

Minutos después de las 17 y con un sol “de otra estación”, una decenas de chicos juegan despreocupados -y desprotegidos- a la pelota, a pesar de que el Comité Operativo de Emergencia (COE) suspendió las salidas recreativas a plazas y parques. En los bancos del paseo, una decena de personas se distiende a la sombra de los árboles. Y al menos una quincena de grandes y chicos se amontonan -sin barbijos- para caber en una mesita de cemento. Son escenas que parecen del pasado verano, con la diferencia de que hay una pandemia y que el protagonista ya fue detectado en esas coordenadas.


“Situación de alerta”

Desde ayer, para ingresar a Las Talitas es excluyente residir allí y tener un poco de paciencia. La subdirectora de Tránsito y Transporte, Mónica Chambeaud, explica que se dispusieron cuatro puestos de control de 24 horas: dos en Villa Mariano Moreno (ingreso por Circunvalación y salida en el cruce de 4 y 5), y dos en El Colmenar (Juan B. Justo al 2.600, y Williams Cross a la misma altura). Allí se toma la temperatura, se verifica la documentación y se hacen las recomendaciones.

“Queremos que el vecino comprenda que estamos en una situación de alerta. Que el que tiene que salir a comprar algo lo haga solo, no con su familia”, indica la funcionaria municipal. A su vez, reconoce que el escenario cambió totalmente. “Hasta la semana pasada había un relajamiento. Somos hijos del rigor, nos gusta que nos controlen”, dice.


Villa Mariano Moreno

Desde un drugstore en la esquina de las calles 6 y 15, Edgardo Alderete asegura que desde el domingo hubo un cambio en la gente. “La plaza a esta hora suele estar llena. Ahora la mayoría anda con barbijos, antes no pasaba; se percibe el miedo”, asegura.

EN VILLA MARIANO. Personal municipal toma la temperatura a quienes ingresan y les piden documentación. la gaceta / foto de josé nuno EN VILLA MARIANO. Personal municipal toma la temperatura a quienes ingresan y les piden documentación. la gaceta / foto de josé nuno

El joven, que hace 12 años que tiene el negocio y ahora atiende tras las rejas de modo preventivo, reconoce que vive la situación con miedo, pero principalmente por el aspecto económico. “Nosotros vivimos de esto. En sí no hemos dejado de trabajar, pero afecta un montón cuando la gente no sale. Ahora trabajamos hasta las 21 (antes hasta las 0). Al principio de la cuarentena era así. Ojalá que no siga habiendo casos”, ruega.


Vecinos rebeldes

En diagonal, Nicolás y Andrea aprovechan que no hay clientes ni en el almacén ni en la heladería para conversar, con barbijo y distancia. Afirman que ven imprudencia de parte de la gente. “Hasta la semana pasada estuvo demasiado relajado todo”, remarca el joven, que agrega que todavía hay vecinos que se ponen rebeldes cuando les exigen ingresar con barbijo, limpiarse las manos y guardar distancias.


Sobresaltados

En la plaza, Juan se apoya en un árbol para charlar distanciado de su vecino Miguel. A pesar de sus 75 años, cuenta que salió para la farmacia y que se quedó a cruzar sólo unas palabras. “Me siento acorralado porque no puedo salir. No sabemos qué nos puede pasar, estamos sobresaltados con este tema”, reconoce. Detrás de un barbijo blanco explica que le preocupa también que no haya un hospital en la zona.

Mercedes Moreno pasó a pie junto a su suegra, Ana González, a pagar unas cuentas. Al hablar con este diario, contó que su cuñado, que vive en Pablo VI, dio positivo en covid-19, y que luego también su hermana y su sobrina. En ese sentido, se expresó descontenta con el rol de la Municipalidad. “Dijeron que iban a desinfectar el barrio y no lo hicieron. Nadie los ayudó”, se queja. Además, afirman que ven pocos cuidados de parte de los vecinos. “Hasta ayer la plaza estaba llenísima. Hoy el cajero automático estaba lleno. Nosotras hacemos compras una vez a la semana para salir menos”, explican.


Con respaldo oficial

En la tarde de ayer, el intendente Carlos Najar recibió la visita del gobernador Juan Manzur y de autoridades del COE: Claudio Maley (ministro de Seguridad), Rossana Chahla (Salud), Carolina Vargas Aignasse (Gobierno y Justicia) y Pedro Sandilli (subsecretario General de la Gobernación). El mandatario dijo que se pueden repetir los brotes en otras zonas de la provincia. “Casos como el de Lastenia o Las Talitas van a seguir apareciendo y vamos a tener que bloquearlas”, indica Manzur entre el humo que genera la quema de pastizales a pocos metros de la Intendencia.

Chahla, en tanto, asegura que ya se hicieron más de 250 hisopados en Las Talitas y que, a diferencia de Lastenia, no se puede aislar a un barrio porque son casos dispersos.

Najar, por su parte, afirma que entre los vecinos evoluciona el distanciamiento social y el uso de barbijo, pero reconoce que deben generar más conciencia social. Adelanta que hoy se habrá búsqueda de febriles.

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