Sobran peronistas, falta peronismo

La Doctora no los contiene. Los ningunea y minimiza.

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05 Septiembre 2020

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial

La Doctora no asume la jefatura del peronismo. Ni lo lidera ni lo conduce. Pero los peronistas en cantidad sostienen que es La Jefa.

El Partido Justicialista, expresión institucional, emerge como una carga. Arrastra su identidad, una roca.

A La Doctora le bastó con desplazarse una tarde hacia el Museo de la calle Matheu. Fue a fotografiarse para cambiar el eje de la política.

Pero prefiere ser la máxima referencia del “Frepasito Tardío”. Legitimada por la numerología de la Tercera Sección Electoral.

Por la lealtad folklórica de ciertos gobernadores del norte. Una gobernadora del sur. Por alcaldes contados como los sindicalistas.

Complementa la secta del PJ capital (el PJ Socma).

Multiplicados peronistas quedan fuera del juego y con la medialuna enarbolada. Sin tazas donde mojarlas.

Sobran los peronistas pero falta el peronismo.

A partir de la carencia, mantiene la fuerza estructural merced, en el fondo, a los detractores.

Iglesias, Sirven, Fernández Díaz o Guyot evitan que la magia del peronismo se evapore.

Son más discípulos de Hugo Gambini que de J.J.Sebrelli.

Peronismo de la Tercera Edad

Melancólicos peronistas de la tercera edad encuentran consuelo en el Peronismo Republicano que paulatinamente se gesta.

Invención en eterno estado embrionario. Adhiere sin culpas ni justificaciones al capitalismo, pero con el complemento mítico de la Justicia Social.

Se asiste a la renovación de las ceremonias del Peronismo Federal (hoy Republicano).

La primera versión fue lanzada en el Potrero de Los Funes, Estado Libre Asociado de San Luis. En tiempos de vigencia hegemónica del extinto Néstor Kirchner, El Furia.

Derivó en el ensayo trunco de otra causa perdida.

El segundo abordaje mantuvo el entusiasmo registrado del Hotel City. Ya presidía La Doctora.

Desbarrancó con la interna de “cine en continuado” por los distritos. En 2011 fueron dos fórmulas que sobrevivieron sin piedad.

“Alberto Rodríguez Saa-Vernet y Duhalde-Das Neves”.

La pugna acabó en Tucumán. Cuando un leal peronista tucumano, adscripto al doctorismo, telefoneó a su amigo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).

“Eduardo, tenemos orden de arriba de votar en masa contra usted”.

Los cuatro de Seita

La tercera frustración del Peronismo Federal culminó en 2019 con la fotografía captada en la oficina de Guillermo Seita, El Consultor de Madres y Novias.

Cuatro presidenciables. Dos gobernadores. Juan Schiaretti, El Cordobecista, y Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero.

El senador Miguel Pichetto, Lepenito, y Sergio Massa, El Conductor, entonces sin conchabo.

Durante la postal, Massa ya tenía decidido el salto hacia La Doctora. Para volver a ganar.

Schiaretti planificaba recluirse en la Córdoba macrista que aún gobierna.

Urtubey se iba a desperdiciar por su cuenta. A sucumbir como vice de Roberto Lavagna, La Esfinge, magnífico portador de populares sandalias con medias blancas.

Tierra baldía

El cuarto hombre, Pichetto, se encontraba en vísperas de pudorosas tratativas con Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.

Lepenito es quien hoy se desmarca para atraer a los peronistas descartables que el doctorismo relega al costado del camino.

Compañeros que comprendieron la legitimidad del salto de Pichetto. Pero serían muchos más si no se interpusiera, como límite, el Ángel.

“Detesto a los kirchneristas, pero me da vergüenza ir con Macri”.

El peronismo relativo de La Doctora no los contiene. Los ningunea o minimiza.

“Porque tienen más años que votos” confirma un ex ministro, más allá de todo, desde la nada.

Paradójicamente los doctoristas respetan a Pichetto.

Confirman haber sido traicionados. Pero aceptan que en el senado fue Lepenito quien protegió a La Doctora.

Evitó el desafuero. La antesala del apresamiento.

En la «tierra baldía» de Elliot, Pichetto supera los rencores personales que se le acumularon.

Para elaborar pacientemente el cuarto intento del Peronismo Federal, versión Republicana.

El Chacho de la derecha

Desde el centro derecha, Pichetto es al doctorismo lo que Chacho Álvarez, desde el centro izquierda progresista, fue al menemismo.

Álvarez y Pichetto no vacilaron en asociarse con sectores antiperonistas de barra brava.

Chacho con radicales (pero desde la izquierda).

Pichetto también con radicales (pero desde la derecha). Y con la Mutual PRO.

Peronistas culturales. Miguel Ángel Toma, Ramón Puerta, Andrés Cisneros, Ángel Torres, Barra, Jorge Rodríguez, Hugo Franco, Juan Pablo Lohlé, acaso Augusto Alasino, el juvenil Jorge Yoma.

Dirigentes de admirable trayectoria que acompañan, por la vuelta, a Pichetto.

Tal vez no se conformen con representar la pata peronista de sectores formados en otros credos.

“El peronismo nunca es pata, siempre es cabeza, es cuerpo”, suele proclamar Ramón Puerta, El Presidente Fugaz.

Al cierre del despacho, otro experimentado peronista cultural que condujo bloques, confirma:

“Valoro a Pichetto, pero con los amarillos yo no voy ni a misa”.

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