Carta al pueblo de Dios

21 Septiembre 2020

Mons. José Melitón Chávez

Obispo de la Santísima Concepción

Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios” (Isaías 40, 1)

Queridos hermanos y hermanas:

Estas palabras del Profeta me vienen al corazón al momento de escribirles para hacerme presente de algún modo en el corazón de cada uno de ustedes y de cada familia. Lo hago en unidad con los sacerdotes de nuestra Diócesis de la Santísima Concepción, presente en todas las ciudades y pueblos de nuestro sur tucumano desde Monteros y Leales hasta Graneros y La Cocha.

Todos sabemos de lo difícil de esta situación de aflicción que nos embarga ante el avance y el crecimiento de los casos de Covid-19 entre nosotros, situación que nos obligó a aislarnos y a extremar las medidas de cuidado personal, porque sabemos que sólo cuidándonos podemos cuidar de los demás. Seguramente, luego de seis meses de lucha nos sentimos cansados y agobiados, necesitados de un respiro, necesitados de reencontrarnos y seguir viviendo lo bello de la vida sin restricciones.

Nuestro trabajo y nuestra economía familiar también se han visto afectados notablemente. Y seguramente entre nuestros vecinos habrá alguien que la está pasando peor aun. Démosle una mano. Sembremos esperanza. El programa “Sembrando esperanzas” que hemos implementado desde la Pascua trata de reforzar a la Caritas parroquiales para que en este tiempo asistamos mejor a los más necesitados. Si tenemos conocimiento de que algún vecino contrajo el virus, busquemos un modo de solidarizarnos con su familia. Sobre todo recemos por ellos.

También nuestra actividad religiosa y sacramental se ha visto restringida desde el comienzo de esta larga cuarentena. Y, al pasar ya seis meses, con el recrudecimiento de esta pandemia entre nosotros, no podemos todavía volver a la normalidad.

Todos lo sufrimos, los laicos y las religiosas, nosotros los sacerdotes también. El pueblo extraña la presencia de sus pastores entregándoles la Palabra de Dios y celebrando los Sacramentos, y los pastores extrañamos a nuestro Pueblo desde nuestro confinamiento.

También extrañamos la belleza de las expresiones de la fe del pueblo en procesiones y peregrinaciones a lo largo de nuestras tierras. No se trata de que estemos de vacaciones, estamos cuidándonos para cuidarlos a ustedes. Sería muy imprudente favorecer encuentros presenciales, dando lugar a posibles contagios. Debemos ser minuciosamente cuidadosos.

Es muy importante recordar que estas medidas no están en contra del valor incalculable de la Santa Misa con participación de fieles, no basta con una misa transmitida por las redes. Por más que nos esforcemos por comunicarnos mejor, no es lo mismo. Pero quiero recordarles que esta medida es provisoria. Es decir que, apenas tengamos mejores noticias respecto de la lucha contra esta enfermedad mundial iremos volviendo a la normalidad.

Hagan llegar a sus sacerdotes por mensajes o por un papelito en la puerta del templo las intenciones suyas para que recemos por esas intenciones. Es lo propio del pastor: rezar mucho por su pueblo. No los hemos abandonado. Estamos cerca. Siempre.

Nos ponemos todos bajo la mirada consoladora del Señor de la Salud y María Inmaculada.

Un abrazo.

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