Cuando vino a Tucumán, el 2 de marzo, nunca imaginó que pasaría el Día de la Madre lejos de sus cuatro hijos. Lejos: 3.736 kilómetros la separan de su familia, que dejó en Tierra del Fuego. Lejanía que, hace tres años, no le pesaba tanto como ahora, que hace siete meses que no puede volver. Ivana Fernández llegó con su hija Emilia, que entonces tenía un año y medio, cuando la pandemia suspendió su vuelo de retorno. Desde entonces lo reprogramaron dos veces, y ahora, que por fin podría volver su pasaje fue cancelado. Las condiciones cambiaron para la empresa. Emilia ya tiene dos años y debe pagar pasaje. Cerca de $ 22.000, que su madre no tiene.
Ivana vivió toda su vida en el barrio Juan XXIII, “La Bombilla”. Allí crió a sus hijos cuando quedó viuda. Pero no quería que heredaran su destino. “Yo quería otra vida para mis hijos, que estudien, que tengan trabajo. Es muy dura la vida en este barrio. Yo quería que ellos algún día puedan progresar. Así que decidí irme a un lugar donde hubiera trabajo y posibilidades de estudio. Uno de mis hijos quería ser policía y en Tierra del Fuego todo era más fácil”, cuenta mientras cocina tortas para vender y así costearse el pasaje de regreso.
Ivana decidió darse una segunda oportunidad en la vida. Conoció a un hombre y con él y sus hijos se fue a Tierra del Fuego, lejos de su pasado. Allí nació Emilia.
“Yo trabajaba haciendo empanadas pero comencé con un dolor de tendinitis en la muñeca y no pude seguir, me decían que me tenía que operar. Entonces decidí venir a Tucumán a buscar ayuda médica. Había comprado un pasaje de ida y vuelta en Aerolíneas Argentinas, la bebé, en ese momento, no pagaba asiento. Yo tenía fecha de regreso para el 2 de abril, pero la reprogramaron para el 16/9 y luego para el 10/10. Hasta eso mi bebé cumplió los dos años, y me dijeron que tenía que comprar otro pasaje. Para mí eso es imposible, no esperaba estar tanto tiempo en Tucumán, ya no tengo dinero. Para colmo a mi esposo, que trabajaba en una empresa de seguridad, lo dejaron sin empleo en junio. Como les dije que no podía comprar el otro pasaje me lo cancelaron”, relata con un hilo de voz.
En medio de la pandemia y con su marido desempleado, el hogar comenzó a tambalear. Nicolás, de 20 años, que es peluquero, tuvo que salir a trabajar para mantener a sus hermanos que estudian. “Pero ocurre que mi hijo tuvo un linfoma de Hodgkin, un cáncer a los ganglios linfáticos. En este tiempo que se esforzó tanto tuvo una recaída. Para colmo se contagió de coronavirus. No lo pudieron operar pero ahora le van a reprogramar la cirugía para hacerle una biopsia. Como madre quiero acompañarlo”, solloza.
“No puedo volverme en colectivo a Tierra del Fuego porque para ir por tierra hay que pasar por Chile sí o sí, por la ruta 3. Y yo no tengo la autorización del padre de mi hija para sacarla del país. Por eso tengo que ir por avión o conseguir que él venga a buscarme”, dice con una voz que parece tan lejana como si estuviera a 3.736 kilómetros. (Quienes quieran ayudar a Ivana pueden encargarle tortas o panificados dulces a los teléfonos 3813472012, 2964614711 o al 2864627590)