Un gesto. Sólo eso es por ahora, pero la apertura a la discusión de la suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), a través de la “Emergencia Sanitaria y Calendario Electoral 2021” es todo un mensaje que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, dio a los gobernadores de las provincias del Norte Grande. El mandatario abrió la puerta de ese debate al firmar, la noche del viernes, el decreto que pone en debate el calendario electoral, para que sea tratado durante el período de sesiones extraordinarias del Congreso, antes del 28 de febrero.
Con esa normativa, la Casa Rosada se saca una brasa de encima y deja en manos de los gobernadores las negociaciones para que la iniciativa, que necesita mayoría especial en el recinto, sea sancionada por ambas cámaras. La cumbre de Chilecito, del miércoles pasado, ha sido fundamental en esta decisión del Poder Ejecutivo Nacional. La presión ha sido fuerte por parte de los mandatarios del norte del país, que vienen pasándole factura a la administración nacional acerca de las asimetrías que postergan las históricamente relegadas economías regionales. Ese mismo miércoles, el gobernador tucumano Juan Manzur comenzó a entablar conversaciones con algunos de sus pares para que el proyecto encuentre eco en el Congreso.
Manzur ha preferido mantenerse en silencio respecto del avance o no de la suspensión de las PASO. En diciembre pasado, el diputado nacional y amigo personal del gobernador, Pablo Yedlin, promovió en la Cámara Baja un proyecto en tal sentido que puso en alerta al kirchnerismo. Máximo Kirchner, presidente del bloque de diputados del oficialista Frente para Todos es uno de los dirigentes que más resiste la suspensión de las primarias. Sus ojos están puestos en Buenos Aires y en la necesidad de debilitar a los barones del conurbano bonaerense para proyectarse, electoralmente, hacia 2023. En esa puja hay un choque de intereses. Varios de los intendentes bonaerenses hablan periódicamente con el gobernador tucumano.
Alberto Fernández sabe que la suspensión de las PASO hace más ruidos internos que en otras coaliciones con intenciones de competir en las urnas este año y también en 2023. Cristina Fernández de Kirchner está muy activa en el armado de las nóminas de candidatos en cada uno de los distritos. En la Casa de Gobierno tucumana prefieren no mencionar nombres acerca de los postulantes. Esperan instrucciones de Buenos Aires antes de salir de campaña con los candidatos elegidos. Los funcionarios y allegados al gobernador creen que habrá direccionamientos en las candidaturas y prevén una invasión kirchnerista en las listas a senadores y a diputados. El nombre de Beatriz Rojkés de Alperovich sigue en danza. Y lo admiten en el Palacio de Gobierno. Pero el retorno de la ex senadora, que suele comunicarse telefónicamente con la actual titular de la Cámara Alta, depende precisamente de una conversación entre ellas: que Cristina se lo pida. Sólo así estaría dispuesta a volver a la política. ¿En el entorno de Manzur se opondrían a un pedido de tal naturaleza? La respuesta es casi obvia.
En la nómina de postulantes a ocupar bancas en la Cámara Baja, tanto Manzur como el vicegobernador Osvaldo Jaldo han acordado que cada uno de ellos tendrá poder de decisión de espacios.
Mientras tanto, el gobernador prefiere mira la interna de sus adversarios. La oposición a su gestión arrancó el año con una insólita atomización para una fuerza que en 2015 puso contra las cuerdas la hegemonía del Partido Justicialista en Tucumán. Otro hecho que revela que la dirigencia está contando los porotos: no hay dirigente que no haya contratado sondeos de opinión para saber el grado de aceptación del electorado, en tiempos de pandemia. Manzur no opina, pero a medida que se amplían los debates en Juntos por el Cambio, se ilusiona con alcanzar aquel 54% de los votos en los comicios de octubre próximo. Y esa no es sólo una promesa formulada al Presidente, sino también su anhelo de recuperar el centro del cuadrilátero para dar pelea interna en los principales espacios de 2023. Continuidad, para ser más directo.
El chaqueño Jorge Capitanich ha dicho -entre líneas- el mecanismo y el plazo que los gobernadores se dieron para definir si irán por todo con el pedido de suspensión de las internas. “Hay que buscar el máximo consenso para tener una sola elección (en octubre). Si eso no es posible, lo que hay que tener es una decisión tomada. Lo que decidimos fue darnos un plazo de 21 días para definir el escenario electoral”, manifestó el gobernador litoraleño un día después de la cumbre de Chilecito. Ese día Manzur estuvo activo en Buenos Aires, sondeando voluntades. Es toda una estrategia de los hombres del interior que volverán a verse las caras en Yapeyú (Corrientes), el 25 de febrero próximo. Por de pronto, la ampliada liga de gobernadores del PJ del norte encuentra aliados de otros signos políticos dentro de la idea de prescindir este año de las internas abiertas: el jujeño Gerardo Morales, que en la entrevista concedida a LA GACETA sentó postura a favor de la iniciativa, y el correntino Gustavo Valdés, que será el anfitrión del próximo encuentro del Bloque Regional del Norte Grande.