Los vivos en el fútbol nunca faltan; ahora copan las tribunas

El protocolo sólo permite 200 personas en cada juego, pero las canchas muestran otra imagen.

¡DE NO CREER! El pasado sábado, en Godoy Cruz-River, en la platea del mundialista mendocino se vio demasiado público.  ¡DE NO CREER! El pasado sábado, en Godoy Cruz-River, en la platea del mundialista mendocino se vio demasiado público.
24 Marzo 2021

Poco parece importar que los infectólogos adviertan sobre la inminente e inevitable segunda ola de covid-19 en Argentina. Acá, en el país en el que la viveza criolla está a la orden del día hay un regla que está siempre vigente y que nunca pasa de moda: hecha la ley, hecha la trampa.

Cuando los dirigentes decidieron retomar los campeonatos luego del primer cimbronazo de la pandemia, el protocolo lucía bien estricto. Las famosas burbujas en los estadios debían ser impenetrables: los protagonistas, los dirigentes, auxiliares y la prensa -en cantidad reducida-. Pero acá siempre se encuentra la manera de darle una vuelta de rosca al asunto.

Con tal de estar presente, mucha gente acudió a sus contactos y le pusieron título a un grupo que nunca faltó en las diferentes canchas de nuestra tierra y que cada vez crece en su número.

La imagen del hijo de Juan Román Riquelme en un palco de “La Bombonera”, el día del Superclásico; o la nutrida platea cubierta del “Malvinas Argentinas” mendocino, en Godoy Cruz-River; desataron una polémica: ¿por qué hay hinchas VIP que pueden asistir a los estadios del fútbol argentino cuando el común de la gente debe conformarse con mirar los juegos por televisión?

El protocolo es claro. Al estadio, excluyendo a las delegaciones sólo pueden ingresar hasta 200 personas (contando dirigentes locales, visitantes y los empleados del club local encargados de la logística de cada juego). Algunas instituciones se las ingeniaron y dentro de ese número aprovecharon para premiar la fidelidad de sus hinchas. Sin embargo, otras se pasaron de la raya y el número de espectadores en las tribunas creció de manera exponencial a medida que pasaban las fechas.

“Qué bronca ver en la cancha gente que nada tiene que hacer ahí”; “parece que es más importante ser amigos de los dirigentes que pagar la cuota de socios”; “¡que vuelva el público o que no vaya nadie que no tenga algo que ver!”, fueron algunos de los reclamos de hinchas “santos” y “decanos” que se leyeron en las redes sociales, cada vez que sus equipos jugaban como local.

Si bien, ni en el Monumental ni en La Ciudadela hasta aquí no se vio demasiado público en los juegos de local; hace no muchas semanas en un partido por el Regional Federal Amateur, un estadio tucumano mostró mucho público en sus tribunas. “Por favor, no saquen fotos. Esto lo hacemos para cumplir con las empresas que nos ayudan económicamente”, justificó la causa un dirigente de la institución local.

Hace algunas semanas, Claudio Tapia deslizó la posibilidad de que el público en general pueda volver a los estadios. “Chiqui” había solicitado un aforo que oscilara entre el 30 y el 35% de la capacidad de los estadios. “Vi con mucha alegría que el Abierto de tenis o el automovilismo tenga público. El fútbol está trabajando en los protocolos para que pronto el hincha, de a poquito, vaya con un porcentaje de aforo”, dijo hace algunos días Cristian Malaspina, titular de Argentinos Juniors.

La idea que tendrían en mente los dirigentes sería esperar a la Copa América (ya se confirmó que se jugará con el 30% de la capacidad) y ver cuál es el resultado de esa experiencia. Pero por lo pronto, siguen ganando los vivos; los que esquivan cualquier reglamento o ley. Esos que sacan la chapa de “ser amigo de” y desde hace varias fechas ya dicen presente en las canchas.

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