Crece el área certificada de cultivo de caña sin quema

Durante el pandémico año 2020 Tucumán sumó 47.000 ha a la norma Local g.a.p.

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15 Mayo 2021

La quema de caña de azúcar resulta muy perjudicial para la sociedad y para el productor. La sociedad se ve perjudicada debido a la degradación del ambiente, a los problemas de salud, a los accidentes de tránsito que genera y a los cortes de energía eléctrica, entre otros.

A su vez, el productor se perjudica en caso de que la quema se produzca en caña en pie, debido a una menor recuperación de azúcar y a la pérdida del rastrojo o del residuo de cosecha.

“Pero además, en caso de que la quema se ocasione después de la cosecha en verde -quema de rastrojos-, se degradará la fertilidad química, física y biológica del suelo, encontrará una mayor incidencia de malezas y de plagas, y una menor retención de agua en el suelo, lo que determinará menores rendimientos culturales”, afirmó Juan Fernández de Ullivarri, técnico integrante de la Mesa de Gestión Ambiental (MGA).

De esta forma se encuentra totalmente comprobado por investigaciones realizadas por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) que la quema de caña de azúcar o de rastrojos de esta es una práctica totalmente desventajosa desde cualquier punto de vista; y debido a ello se debe encontrar los medios necesarios para eliminarla.

Fernández de Ullivarri recordó que desde 2014 existe en nuestra provincia un programa de certificación que sirve para prevenir las quemas de cañaverales. Este programa de certificación -creado por la MGA y gestionado por la Eeaoc- se denomina “Local g.a.p. Caña de azúcar sin uso del fuego”. Permite certificar que es posible la producción de caña de azúcar de manera limpia y sustentable, sin utilizar en su manejo la quema y haciendo todo lo posible para evitar el ingreso del fuego desde el exterior al cañaveral.

El programa está destinado a productores cañeros que no utilizan el fuego en ninguna etapa de la producción de caña de azúcar. La certificación le brinda una herramienta fundamental, que sirve como prueba fehaciente ante las autoridades que en el campo se hace todo lo posible por evitar la quema y que se cuenta con medidas preventivas en caso de que ocurra un siniestro.

Esta certificación, totalmente voluntaria, tiene un costo para el productor. Esto se debe a que las empresas certificadoras, que gozan de gran prestigio internacional, están radicadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sin embargo, el costo de la certificación es una fracción del costo de las multas a la que son sometidos los campos quemados, por lo que la certificación puede verse como una inversión que permite minimizar el riego de que se aplique una multa severa en caso de que se produzca una quema accidental.

La norma de certificación tiene una serie de puntos que hay que cumplir, que se encuentran orientados a una mejor gestión del campo y a la prevención de incendios. Entre los más importantes se cuentan:

• La cosecha del cañaveral debe ser en verde y debe haber evidencia del rastrojo residual.

• Los callejones y alambrados deben estar limpios; es decir, libres de malezas.

• El personal de campo debe contar con una capacitación en manejo de fuego.

• Debe existir cartelería visible en el campo sobre los pasos a seguir en caso de que se produzca un incendio.

• Se debe llevar un registro de las aplicaciones de agroquímicos y fertilizantes.

Una vez que el auditor comprueba que se cumplen todos los puntos de la norma, certifica por un año a los campos inscriptos y entrega un certificado de cumplimiento.

Crecimiento

La superficie certificada con estas normas viene creciendo año a año y durante el año pasado, a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia de la covid-19, se certificaron en nuestra provincia más de 47.000 hectáreas con esta norma, convirtiendo a la caña de azúcar en el cultivo con mayor superficie certificada en la provincia.

La quema de caña de azúcar es uno de los problemas más importantes y con mayor impacto negativo en la producción sucroalcoholera. Los productores cañeros, en su gran mayoría, son conscientes del daño que provoca en la población, en el ambiente y en sus propios cultivos. Debido a ello, herramientas como la certificación, como las buenas prácticas agrícolas y la concientización de toda la sociedad llevarán a que Tucumán abandone totalmente la práctica en los próximos años.

Para mayor información, enviar un mail a [email protected] o ingresar al sitio www.magatucuman.org.

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