La quema de cañas agrava la situación ambiental

Las cenizas que salen de los ingenios se junta con la de los incendios en los campos.

INSUFRIBLE. Una vecina de Aguilares trata de limpiar el hollín que cae en su vereda y en la calle, y que además, aseguró, tapa las canaletas de su casa. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll INSUFRIBLE. Una vecina de Aguilares trata de limpiar el hollín que cae en su vereda y en la calle, y que además, aseguró, tapa las canaletas de su casa. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll

El despliegue de los bomberos voluntarios del sur tucumano se intensificó en las últimas semanas con la irrupción de varios focos de incendio de cañaverales. El problema acentúa el alto nivel de polución que se viene registrando en la zona con la preocupante emanación de hollín a través de las chimeneas de los ingenios azucareros.

El drama de la quema de las plantaciones genera polémica. Las organizaciones ambientalistas responsabilizan de lo que sucede a los cañeros y los organismos de control ambiental, mientras que los productores se defienden asegurando que para el sector “es mala palabra quemar cañas y más en este tiempo de sequía”. Es lo que aseguró Gustavo Guillén, presidente de la Unión de cañeros del Sur (UCS). Los bomberos, en tanto, distraen gran parte de su tiempo y presupuesto en la ardua tareas de apagar incendios por todos los puntos cardinales. “La gente nos llama y tenemos que acudir de urgencia porque a veces las llamas amenazan por devorar sus casas. Todo incendio es intencional, pero desconocemos el origen. Lo cierto es que nos está generando bastante trabajo. Todo esto sucede sin que nadie asuma la responsabilidad del caso. No hay control y en consecuencia tampoco sanciones”, dijo Luis Eduardo Figueroa, jefe de la dotación de Bomberos Voluntarios de Concepción. “Nuestro despliegue demanda tiempo y gastos que se podrían evitar. Lo curioso es que el fuego se comienza avivar siempre al mediodía. Uno deduce que es cuando la gente se repliega a almorzar o descansar y hay quienes se aprovechan de la situación”, apuntó el funcionario público. “Sería importante que los organismos de control intensifiquen sus tareas en esta época en que las cañas secas se transforman en potencial foco de ignición”, advirtió.

En la jornada de ayer vecinos de Gastona denunciaron que en la zona quedaron envueltas en fuego unas 20 hectáreas de cañas de azúcar. “Desconocemos el origen de esta quema que cubrió de humo y ceniza esta zona. Es algo lamentable y que provoca problemas de salud principalmente a niños y ancianos. Esto sucede todos los años, para esta época”, se lamentó la vecina Nelly Díaz.

IMPRESIONANTE. Una planta fue cubierta por ceniza y hollín. IMPRESIONANTE. Una planta fue cubierta por ceniza y hollín.

Polución alarmante

Gustavo Mahmud, titular de la fundación ambientalista Ave Fénix, alertó que el nivel de contaminación ambiental que se advierte en estos días en varias localidades del interior “es alarmante y expone a graves riesgos de salud a la población”. “Monteros, Aguilares, Villa La Trinidad y otros pueblos están siendo castigados por la lluvia negra y a esto se suma la quema de los cañaverales y rastrojos. De este problema todos se desentienden”, planteó. “En el marco de lo que sucede cabe preguntarse: ¿Qué lugar ocupa en la agenda de las autoridades los derechos de los niños a tener un ambiente saludable? El caso de la pequeña Lucía Lobo es emblemático. Salió con cenizas a protestar para que paren de arrojar esas partículas al ambiente. Y lo hizo porque ella y su hermanito sufren serios trastornos respiratorios cada vez que se pone en marcha el ingenio. Es bochornoso”, expuso Mahmud. “Hay un secretario de Medio Ambiente, una Dirección de Fiscalización, otra subsecretaría y una legión de empleados a los que también nos cabe preguntarles: ¿para qué están?”, planteó el dirigente.

De los cañeros

Guillén de la Unión de Cañeros del Sur, dijo que en este tiempo de seca para los productores es “muy perjudicial la quema de caña”. “Sucede que lo único que está resguardando la humedad de la raíz son las chalas. Y si la quemamos se produce un deterioro importante en los niveles de rendimiento y de protección del suelo en vista al rebrote”, explicó. “Hay que precisar que la caña cosechada con integral y quemada no es permitida en los ingenios. Las de cosecha semi-mecanizada, que es un procedimiento antiguo y que se la realiza con machetes, es permitida y se quema en forma controlada y con las plantas caídas. No genera problemas. De todos modos es de un porcentaje muy reducido”, añadió. “Lo que ocurre con las grandes plantaciones que terminan en llamas tiene varios orígenes. A veces el incendio se genera desde los pastizales secos o por una quema de basura o el lanzamiento de una colilla de cigarrillo. También se dan casos intencionales y de gente dispuesta a provocar daños. Eso no se puede descartar” indicó. “Lo concreto es que en esta época para nosotros es mala palabra quemar caña”, concluyó.

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