Copa América: y sin embargo, se juega

Pese a todos los problemas previos, el torneo comienza hoy en Brasil con dos partidos.

A LA ESPERA. La Selección juega mañana, a partir de las 18, ante Chile; luego de un entrenamiento hoy en Ezeiza, recién viaja a la noche hacia Río de Janeiro. twitter@argentina A LA ESPERA. La Selección juega mañana, a partir de las 18, ante Chile; luego de un entrenamiento hoy en Ezeiza, recién viaja a la noche hacia Río de Janeiro. twitter@argentina

Allá vamos. Camino a otra Copa América, la N°47 del certamen de selecciones más antiguo del mundo, el que no se inmuta por nada que suceda en el planeta y que se jugará esta vez aun bajo el tristísimo escenario que plantea la covid-19 en el continente. Un torneo ya convertido en coto de caza político donde se dispute, situación que se magnifica hoy en un país como Brasil, que no escapa en nada a los hechos que vienen abriendo heridas en la mayoría de los países participantes.

Habrá fútbol por casi un mes, con excusas variopintas para que la pelota no deje de rodar, la más elegante referida a que las selecciones de esta parte del mundo necesitan trainning competitivo, con un Mundial, el de Qatar 2022, ya demasiado cerca.

Curioso caso es de la Copa América, en su historia y en su presente. Comenzó a jugarse bajo el nombre de Campeonato Sudamericano en 1916, sólo con Argentina, Brasil, Uruguay y Chile como participantes, en Buenos Aires y en coincidencia con los festejos del Centenario de la Declaración de la Independencia nacional. En esos tiempos, parte de Europa se desangraba con la Primera Guerra Mundial.

LISTOS. Los brasileños se alistan para jugar con Venezuela, cuya selección reportó 12 casos positivos por coronavirus. Los nombres no trascendieron. twitter@cbf_futebol LISTOS. Los brasileños se alistan para jugar con Venezuela, cuya selección reportó 12 casos positivos por coronavirus. Los nombres no trascendieron. twitter@cbf_futebol

Desde entonces no la pararon (entre muchos otros acontecimientos), ni la gran pandemia de la llamada “gripe española” (1918-20); ni la Gran Depresión de 1929 que produjo una crisis financiera mundial; ni la Segunda Guerra Mundial (1939-45), ni las críticas situaciones políticas en los países sudamericanos con los gobiernos militares; ni la propia desorganización, que la llevó a no jugarse entre 1967 y 1975. Permaneció inmune y cada año se fue fortalecimiento, a la par del interés de los países poderosos de Europa por los talentosos jugadores del subcontinente; de los cada vez mayores aportes de la televisión; del creciente poder de un deporte que a estas alturas ya constituye una cuestión de Estado.

Parecía que la covid-19 le iba a asestar un golpe duro, cuando hubo que postergar la edición de 2020 para este año. Volvió a quedar contra las cuerdas cuando Colombia y Argentina manifestaron no poder ser sedes por distintos motivos. Estuvo a punto del nocaut cuando el Supremo Tribunal de Justicia brasileño debió apelar al voto de sus miembros para ver si se podría efectuar en ese país, ante presentaciones que pedían su suspensión.

Pero aquí está la Copa, hoy, en pie. Por 28 días, el fútbol ofrecerá una ventana para escapar por un rato de los pesares diarios. Diego Maradona dijo alguna vez, asumiendo sus errores, “la pelota no se mancha”. Muy a pesar de todo y llena de fallas, tampoco se para.

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