Fuga de presos: “empastillado, vi el barrote roto, me colgué y me fui”

Un ex detenido les habría provisto de una sierra a los reos para que limaran los barrotes del calabozo de la seccional 5°.

MEDIDA JUDICIAL. La Policía realizó varios allanamientos buscando al último de los evadidos detenidos. MEDIDA JUDICIAL. La Policía realizó varios allanamientos buscando al último de los evadidos detenidos.

Para que una persona sea acusada de evasión, debe forzar o romper el lugar donde se encuentra detenido o atacar a uno de sus custodios para escaparse. Miguel Antonio Fernández (41 años), uno de los reos que se escapó de la seccional 5ª sabía perfectamente ese detalle legal y se jugó a la hora de declarar. “Estaba empastillado, vi el barrote roto, me colgué  y me fui”, dijo. El juez Rafael Macoritto no le creyó y, tal como lo había solicitado el representante del Ministerio Público Fiscal, le dictó la prisión preventiva por 30 días.

El sábado 10 de julio se escaparon seis detenidos de la dependencia policial qué está ubicada en Muñecas al 600. Ya fueron recapturados Benjamín Nicolás Frías, quien está imputado por el homicidio de Sergio Darío Rojas; días antes, había sido el turno de Rodrigo Campos, estaba preso por una causa sobre abuso sexual y lesiones. Los otros tres evadidos son Marcos Nicolás Díaz (37); Ismael Isaías Cazorla (25), que tiene numerosos antecedentes por robo agravado; y Luciano “Muñeca” Fernández (23), que fue condenado en diciembre pasado por un homicidio.

El domingo por la tarde, Miguel Fernández, que estaba detenido el 26 de junio por una causa de robo simple, fue detenido en un operativo que fue dirigido por el segundo jefe de la Unidad Regional Capital Joaquín Girvaux. Ayer se realizó la audiencia en contra del último recapturado. En el debate surgieron detalles desconocidos de la causa.

El más importante de todos fue relatado por el auxiliar fiscal Santiago Zavalía. El funcionario de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas que conduce Claudio Bonari señaló que el plan de fuga comenzó a elaborarse el 7 de julio por la noche. “Una persona conocido como Jatib que estuvo alojado en ese calabozo, trepando por los techos de las casas vecinas, les entregó a los detenidos una sierra envuelta en un trapo, según la información dada a conocer por otro de los detenidos”, manifestó el representante del MPF.

Luego contó otro detalle. Dijo que como a las 22.40, el personal que se encontraba en la dependencia sintió un ruido que provino del lugar de los arrestos y que de manera inmediata se presentaron para ver lo que había sucedido. Tomaron lista y se dieron cuenta que faltaban cinco reos, por lo que salieron de manera inmediata a buscarlos. En ese primer grupo no se encontraba Miguel Fernández.

Los policías regresaron a su base y, al requisar el calabozo, descubrieron que en la parte superior del calabozo, también  habían limado un barrote que taparon colocando una toalla. Volvieron a pasar lista y descubrieron que tampoco estaba el enjuiciado. Pero lo que no se determinó aún es si el último recapturado escapó junto a sus compañeros o lo hizo después de que los uniformados salieran a buscar a los otros evadidos.

Su versión

Fernández no aclaró ese punto de su fuga. Pero sí contó cómo fue el momento previo y posterior a la fuga. “Ese día llegó mucha comida con muchísimas pastillas. Comí mucho y quedé tan mal que me fui a dormir. Recién me desperté cuando en el segundo tiempo del partido de la Selección, no sé bien qué paso”, indicó.

“De la locura que tenía, me puse a caminar y vi que estaba doblado el barrote del techo. Me colgué y me fui. ‘Reloco’ caminé hasta la casa de mi madre, pero me fui hasta la plaza del barrio. En esos momentos me avisaron que los policías me habían ido a buscar, por eso me quedé en la casa de un amigo”, relató Fernández.

El evadido dijo que los 10 días que estuvo prófugo estuvo en el mismo lugar y se ganaba la vida lavando autos en la avenida Papa Francisco. “Mi madre quería que me presente porque la Policía me estaba buscando. Hasta lo agarraron a mi hermano y a su hijita. A él le sacaron la plata que tenía para pagar la luz y a ella le pusieron un arma en la cabeza. Mi mamá quería que me presentara porque tenía miedo que me mataran y lo estaba por hacer hoy (por ayer)”, explicó.

Zavalía pidió que se le dictara la prisión preventiva por 30 días, ya que estimó que ese era el tiempo que se necesitaba para acumularle las causas de robo simple por la que se encontraba detenido y la de evasión, que se le abrió ayer. La defensora oficial Laura Fernández se opuso a la medida y solicitó que fuera de 10 jornadas.

Macoritto resolvió dos puntos. Aceptar el planteo realizado por el representante del MPF y ordenar que se abriera una investigación por la denuncia de robo y amenazas en contra de los familiares del procesado.

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