Patricia Ibazeta de Posse: “el protocolo no es una excentricidad, es cultura general”

Ella es emblema de que las normas de comportamiento son esenciales para el vínculo interpersonal. Ha dedicado su vida.

Patricia Ibazeta de Posse: “el protocolo no es una excentricidad, es cultura general”

Su figura es un emblema entre los pasillos de la Casa de Gobierno de Tucumán. En los últimos 22 años, ella ha enseñado desde cómo saludar hasta las reglas más estrictas del protocolo oficial a un centenar de funcionarios y sus entornos. Patricia Ibazeta de Posse es la directora de Ceremonial de la Provincia y consejera fiel de los políticos en ese metier.

El camino no ha sido fácil y mantenerse en ese sitio le ha costado hasta lágrimas. “Pero uno debe demostrar autoridad”, sostiene. Es que no es fácil trabajar con los poderosos. Los ha visto llegar y también despedirse de sus funciones. Ha conocido sus virtudes y sabe de sus infortunios, pero como una eximia profesional, la prudencia es uno de los atributos que atesora en sus años de silenciosa labor. Trabajó con Antonio Bussi, Julio Miranda, José Alperovich y Juan Manzur. Organizó junto a Cancillería Nacional la Cumbre del Mercosur que se realizó en San Miguel de Tucumán en 2008.

Es además profesora de Geografía recibida en la Universidad Nacional de Tucumán. Ejerció algunos años como docente en distintos colegios, donde además les enseñaba normas de comportamiento a sus alumnos.

Patricia Ibazeta mide cada una de sus palabras y prepara con detalle los textos que estarán incluidos en su primer libro. Aunque aún no ha terminado de elegir el nombre, la publicación se encuentra en proceso de corrección y espera que entre octubre y noviembre de 2021 esté en las librerías de Tucumán. Hay una sección prometedora: El anecdotario. “En mis años de carrera tengo tanto que contar que decidí finalmente volcarlo en un libro. Se van a sorprender”, anticipa. En esta entrevista de “La Otra Pregunta”, Patricia relata sus inicios en la carrera, el valor de la familia y su pasión por las buenas costumbres.

- ¿Cómo fueron los comienzos de tu carrera?

- Yo empecé muy joven. Mucho tuvo que ver mi rol como secretaria ejecutiva en el directorio de Canal 8. Ahí me ocupaba de recibir a artistas destacados, empresarios, funcionarios, gobernadores.

Por esos años, una amiga, esposa de un embajador, me dio la oportunidad de contactarme con Blanco Villalta, el pope del ceremonial y el protocolo en el país. Recuerdo que a él le sorprendía que yo siendo tan joven me interesara por esta disciplina. Así empecé a estudiar en sus clases magistrales.

Por ese entonces yo era. además, profesora titular en la carrera de Secretariado Ejecutivo en la Unsta. Y es ahí cuando me convocan a participar de una selección para ser la encargada de la ceremonia de asunción y jura del entonces gobernador Antonio Domingo Bussi. Me presenté y quedé. A partir de ahí me hago cargo del acto y como las repercusiones de mi trabajo fueron buenas, por la organización, me ofrecen el cargo de Dirección de Ceremonial de ese momento.

- ¿Dudaste? Digo, por lo que representa la figura de Antonio Domingo Bussi.

- Sí, dudé. Pero era una oportunidad valiosa para ejercer esto en lo que me estaba perfeccionando. Estuve casi tres años en la gobernación y renuncié. Era mucho esfuerzo para mí; mis hijas eran chicas y me necesitaban en casa. Era un ciclo que necesitaba cerrar para estar con mi familia. LA GACETA, recuerdo, publicó una nota sobre mi renuncia donde el ex gobernador, incluso, habló muy bien de mí.

- ¿Cómo siguió tu carrera después de eso?

- Cuando me fui de la Casa de Gobierno me dediqué a la actividad académica y a la organización de eventos privados. Seguí con clases en la universidad y organizando seminarios de ceremonial y protocolo en la provincia. La respuesta de la gente fue maravillosa en esa época. Y a raíz de eso, invité al embajador Blanco Villalta a Tucumán, quien luego me propuso incorporarme a la Academia Nacional de Ceremonial. Hoy soy académica de número, lo cual me da voz y voto. Para mí fue un premio a mi esfuerzo y dedicación. Recuerdo que viajaba a Buenos Aires dejando a mis hijas chiquitas y a mi marido para capacitarme. No había otra manera de formarse que no sea esa. Además trabajé mucho con empresas, que habían empezado a incorporar el ceremonial a los actos e inauguraciones de productos.

- ¿Cómo cuáles?

- McDonald’s por ejemplo. Fue una experiencia muy linda, porque ellos entienden que quien maneja la imagen de esa organización debe estar empapado del espíritu de la empresa. Entonces tuve que viajar a Buenos Aires a conocer cada sitio de la empresa y su funcionamiento. Aprendí cómo se hace la papa frita, la hamburguesa, el trabajo de los empleados. Ellos tienen un concepto de organización tan fantástico en la cual la familia de los trabajadores participa de una jornada recreativa llamada Family Day. Eso me encantó. Me asombraba mucho ver al CEO de una organización tan importante como esta barriendo el piso del local o ayudando en la cocina. Era parte de todo el proceso productivo, y así tenían que hacerlo todos.

Recuerdo que con Mercedes Paz, que es quien trae la primera franquicia a la provincia, fuimos a invitar uno a uno a los vecinos. Llevamos personalmente las tarjetas de invitación, caminando por el microcentro y contándoles sobre la gran apertura. Fue una experiencia que disfruté muchísimo.

- ¿Cómo fue tu regreso a la función pública?

- En 1999 el Dr. Cúneo Vergés me convoca para organizar la jura y asunción del gobernador electo Julio Miranda. Ahí vuelvo a lo público. Tuve que preparar a su hija, Sandra Miranda, en protocolo social para adaptarse a las normas de acompañar a su papá en esta asunción.

Ellos fueron excelentes. Son muy sencillos y se portaron muy bien conmigo. A Sandra la acompañé a elegir la vestimenta para esa oportunidad y después también.

- ¿Suelen los funcionarios públicos pedir asesoramiento de este tipo?

- Deben hacerlo. Son referentes sociales. A mí me encanta que me lo pidan, no es común pero es un paso enorme y significativo. Eso habla bien de esa persona, significa que tiene un respeto y compromiso con la sociedad.

- ¿Cuando te piden asesoramiento qué quieren aprender? ¿Qué desconocen?

- La sencillez y la humildad de pedir asesoramiento de esa persona es central. Hay que ser cuidadoso para no herir susceptibilidades. Cómo vestir y comportarse ante un embajador. Cómo posicionarse en la mesa, desde cómo agarrar los cubiertos hasta los detalles del protocolo social en una comida formal. Y yo, como profesional, me manejo con la máxima discreción.

- ¿Cuesta trabajo?

- En algunos casos sí, en otros no. Pero cuando alguien pide el asesoramiento, desde el inicio esa persona absorbe los conocimientos y los pone en práctica. No nos olvidemos de que el ceremonial son todas aquellas formalidades que deben respetarse en una ceremonia o acto. El protocolo son reglas o normas implementadas por la ley o por las costumbres. Y la etiqueta son las reglas de cortesía y buenas costumbres indispensables para el manejo interpersonal. El protocolo social es más rígido y el social es maravilloso, forma parte de la cultura general de cada persona. No es una excentricidad, hay que tomarlo desde esa óptica. Cuando uno asesora en protocolo social, es cultura general.

- ¿Cómo es trabajar con el entorno de un funcionario?

- Es difícil, pero si el mandatario acepta el consejo del profesional, hacia abajo es más fácil porque los demás siguen la conducta. Por eso la cabeza, sea un funcionario o presidente de una compañía, es elemental. Es inteligente aceptar las sugerencias y consejos de un profesional, que está para eso. Por naturaleza, hay personas que son transgresoras y es difícil hacer que entiendan algunas normas. Pero con mucha educación y respeto podemos hacer notar el impacto que tiene en la sociedad un buen comportamiento.

- Todo significa…

- Ese mandatario debe saber escuchar. La elegancia pasa por el pensamiento, las palabras y los gestos. No es sólo la forma de vestir. Tiene que ser perfecto, porque a través de cada uno de estos aspectos está demostrando autoridad y respeto hacia el contexto social.

- ¿Cuánto de la personalidad de un mandatario influye en el protocolo?

- Las normas están hechas para cumplirlas y deben ser cumplidas. El mandatario debe seguir el protocolo. Con el ex gobernador José Alperovich me costó al comienzo, pero luego entendió que la figura formal tiene que ser respetada y deben cumplirse ciertas reglas. En cambio, con el gobernador actual, el Dr. Manzur,  es más fácil porque es muy respetuoso. No he tenido jamás inconveniente en transmitir un consejo profesional y él los ha acatado perfectamente.  Para mí es maravilloso trabajar con la máxima autoridad de la Provincia y que sea receptor de esas sugerencias que son, en definitiva, en beneficio de su imagen.

- ¿Qué características debe tener un profesional del ceremonial?

- El conocimiento, por supuesto, la práctica y la autoridad. Debo tener seguridad a la hora de transmitir un asesoramiento protocolar. No puedo dudar ni un minuto de esa orden o sugerencia que doy a los mandatarios.

- Pero no debe ser tan sencillo, en el medio está el poder en la política. ¿Es complicado manejarlo?

- Sí, pero no hay que tener temor. Porque si soy una profesional, por algo estoy allí. Hay que vencer el temor. Es verdad que muchas veces existen los opinólogos pero deben saber escuchar al profesional que conoce del tema. El poder es efímero, no dura para siempre, por eso es importante rodearse de buenos consejeros y ser consecuentes con nuestras responsabilidades. Creo que los políticos lo saben.

- Vemos una imagen de una Patricia muy chiquita frente a Casa de Gobierno y otra con tu papá. ¿Qué quedó de esa Patricia hoy? ¿Y quién era tu papá para vos?

- ¡Quién diría que hoy iba a ser la directora de Ceremonial y trabajar allí, donde muchos años antes desfilaba junto a compañeros. ¡Qué pulcritud en esa imagen, los delantales blancos, la maestra. Una maravilla!

Y de niña era así como soy hoy. Ordenada, prolijita y obediente; al menos tengo recuerdos de que mis padres destacaban eso en mi infancia. Creo que me mantuve así por el resto de los años. Papá fue mi ejemplo. Fue periodista durante años. Trabajó en LA GACETA, El Trópico, El Orden. Después hizo radio en LV7 y Radio Splendid. Era un hombre de una vasta cultura. Siempre nos decía “Usen el diccionario. Lean”. Y felizmente fue reconocido en vida por la Asociación de Prensa, en un corolario a su profesión.

- ¿Influyó esto en tu vínculo con los medios?

- Tengo una relación espléndida con la prensa porque desde mis inicios he tenido un contacto con los medios. Uno lleva en la sangre el valor del periodismo. Para mí, es un trabajo de mucho valor y sacrificio.

- ¿Qué representa tu familia en tu vida?

- No sería lo que soy si no fuese ellos. Pablo, mi marido, siempre me acompañó, asesorándome, guiándome, aconsejándome. Él estaba pendiente de todo, siempre en los detalles. Ha sido y es un compañero fantástico en mi vida. Llego a casa y siento que es mi bunker. La familia es todo.

Tengo dos hijas, Patricia, que me dio a mi nieto Benjamín, que me cambió la vida. Amo a ese bebé. Y Solana, mi otra hija, es licenciada en Comunicación y quien está ayudándome en la corrección de mi libro.

Una familia se construye, se trabaja, porque no es fácil. Muchas veces recibes agresión o maltrato en esta función pero la familia es aquello que todo lo compensa.

- Estás por escribir tu primer libro... contame.

- Este libro tiene cuatrocientas páginas y fue por el impulso de Carlos Páez de la Torre (h). Él siempre me decía que debía dejar mis experiencias escritas. Será presentado próximamente, espero que a fin de año, donde relato en forma de guía mis consejos. Me gustaría que sirva para las generaciones futuras. Además incluye un anecdotario imperdible con momentos claves de mi carrera y experiencia profesional.

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