Superclásico en la Copa Argentina: para disfrutar como en el cine

Boca y River se miden en el cuarto superclásico del año.

VALE LO QUE COSTÓ. Braian Romero viene pagando con goles y asistencias la confianza de Gallardo.   VALE LO QUE COSTÓ. Braian Romero viene pagando con goles y asistencias la confianza de Gallardo.

“La Vida es Bella”. El nombre de la película que hizo mundialmente famoso a Roberto Benigni aplica a lo que los amantes del fútbol sienten cuando se aproxima un Boca-River, o al revés. Mucho más cuando se trata de un “mata-mata”, una pulseada definitoria entre los dos gigantes de Argentina.

Hinchas “xeneizes” y “millonarios” abstenerse: también ellos disfrutan de estos desafíos cara a cara, solo que la mezcla de pasión y nervios, antes y durante, y el duro después para el perdedor suponen un cóctel anti-relajante. Es decir: para ellos, los superclásicos se disfrutan y se sufren hasta el pitazo final (en este caso, de un Patricio Loustau al que le presentan “carpetazos” de ambos lados).

En la antesala de este Boca-River que se escenificará a partir de las 19 de hoy en el estadio Único de La Plata por los octavos de final de la Copa Argentina, y tal como ha sucedido tantas veces, uno de los dos tiene colgada la chapa de candidato (lo cual no necesariamente se traducirá en el resultado). ¿Hace falta escribir que el equipo de Marcelo Gallardo llega mejor que el conjunto de Miguel Ángel Russo?

El “Muñeco” parece haber sacado otra vez un par de conejos de la galera. Léase la inclusión de Bruno Zuculini para equilibrar el medio, con el consiguiente adelantamiento (y liberación) de Nicolás de la Cruz. Y el “ojo ‘e tigre” que demostró al apuntar a Braian Romero, elección que este comenzó a pagar de inmediato con asistencias y goles (cuatro en seis partidos).

El pase a cuartos de Copa Libertadores y un par de grandes actuaciones en la liga local pusieron al River Modelo II Semestre 2021 a la altura de versiones anteriores. Pero ojo: también ha mostrado ser vulnerable. Por caso, en el empate con Huracán el domingo, cuando Gallardo decidió guardar. Es natural, aunque a veces más notorio que otras: su banco no paga dividendos similares al 11 titular.

Y he ahí la cuestión: la mejor noticia para este Boca golpeado es que la gran figura de su eterno rival, el lesionado Matías Suárez, fue preservado para el duelo con Atlético Mineiro. Lo reemplazará Julián Álvarez, campeón de América, pero todavía lejos de la regularidad y la brillantez del ex Belgrano. ¿El dolorido Paulo Díaz será de la partida? Hasta anoche se le prendía una vela a la kinesiología. Y la duda instalada –aunque Gallardo, como buen mago, suele guardarse un as en la manga- es si persistirá con Jorge Carrascal –cuyas decisiones son objeto de insulto habitual por parte de los hinchas “millonarios”- o romperá la reciente “formación de memoria” incluyendo a José Paradela desde el arranque.

En el campamento de Boca todo es incertidumbre tras una sucesión de episodios dignos de una serie de terror: la eliminación en Libertadores con protagonismo estelar del VAR, las escenas de pugilato en el Mineirao, la ruptura de burbuja y la reserva afrontando la liga, y el regreso de los titulares para el olvido en el empate a cero ante Talleres. Ah, y el affaire Sebastián Villa, que ya derivó en una intimación judicial. Sin victorias en la actual liga, y con apenas una en sus últimas 13 presentaciones.

“¿Dónde hay un mango viejo Gómez?”, se pregunta la letra del tango de Tita Merello. En el “Xeneize”, por estas horas, el interrogante pasa por dónde encontrar un gol: en los últimos siete cotejos solo hubo un festejo. ¿Finalmente Russo se decantará por una línea de cinco, con Carlos Zambrano? Juan Ramírez ya tiene un lugar y el Diego “Pulpo” González engrosaría el medio. Si llega el transfer, por ahí Luis Advíncula también se metería en el equipo. ¿Y Edwin Cardona? Cuanto menos irá al banco. Como se ve, dudas sobran.

Russo se juega muchísimo, quizá hasta su continuidad a mediano plazo. Si Boca también queda fuera de Copa Argentina, le quedará la liga como única bala para meterse en la Libertadores 2022. Juan Román Riquelme y compañía ponen en riesgo su propio eslogan: “Gallardo no nos ganó”. Es cierto, los tres superclásicos pasados terminaron en empate, y en el último Boca venció por penales cortando una racha de cinco eliminaciones consecutivas por cuenta y obra del “Muñeco” (que por lo demás lleva ya una racha de 25 partidos sin derrotas en Copa Argentina, con 23 triunfos y dos empates).

Siguiendo con el cine: de perder, Boca se sumergirá de lleno en la mítica “Apocalipsis Now” de Francis Ford Coppola. River tiene más margen, aunque una derrota, si bien no lo azotará cual “La Tormenta Perfecta”, lo dejará casi tan golpeado como quedó Sylvester Stallone ante el pugilista Iván Drago en “Rocky IV”.

A las 19

Boca: Agustín Rossi; Carlos Zambrano, Carlos Izquierdoz y Marcos Rojo; Luis Advíncula o Marcelo Weingandt, Diego González, Alan Varela o Esteban Rolón, Juan Ramírez y Agustín Sandez; Cristian Pavón y Norberto Briasco. DT: Miguel Ángel Russo.

River: Franco Armani; Gonzalo Montiel, Paulo Díaz o Jonatan Maidana, David Martínez y Fabrizio Angileri; Zuculini, Enzo Pérez, Nicolás De la Cruz y José Paradela o Jorge Carrascal; Braian Romero y Julián Álvarez. DT: Marcelo Gallardo.

Arbitro: Patricio Lostau.

Estadio: Ciudad de La Plata.

Por TV: TyC Sports.

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