“La Naranja y yo”: la más emotiva historia de amor

“La Naranja y yo”: la más emotiva historia de amor
08 Agosto 2021

J. Santamarina

Cuando era chico ser Pumas era una posibilidad muy remota para los del interior. Entonces nuestra gran referencia era la naranja, para un chico era como llegar a Los Pumas. Jugué 20 años con la naranja: dos en Juniors y 18 en el seleccionado mayor. Me llena de orgullo haber sido parte de la construcción de esa camiseta, que hoy ya es un símbolo en todos lados, quedará para siempre.  

Vos podés elegir estar en un club, pero en un seleccionado no se elige. Se es elegido. Fui un orgulloso promotor de que los jugadores integren los seleccionados, aunque tuvieran que dejar algún entrenamiento con su club, porque te brinda la posibilidad de ser mejor, de trascender y llegar a lo máximo. Eso es lo que el seleccionado tucumano fue generando y el símbolo de todo eso era la camiseta naranja.

José María Núñez Piossek

Para mí la naranja era nuestra identidad, nuestro origen, y además nuestro futuro. Era el sueño de todo jugador de rugby en Tucumán: ser primero naranjita y después naranja. Tanto que en mi época de juvenil no me sabía los nombres de los jugadores de Los Pumas, pero conocía todos los de la naranja.

Era algo muy lindo jugar con cancha llena, la gente se sentía identificada, representábamos a todos los tucumanos con esos colores. Es algo que se añora. Siempre me acuerdo de los momentos vividos con la Naranja, con un poco de tristeza también. Es que había algo social; el público explotaba y la pasión se transmitía de padre a hijo.

Tuve la suerte de jugar con varios de los Naranjas más importantes. Son experiencias que me quedan para siempre.

Omar Hasán

Haber vestido la naranja fue un orgullo muy grande, algo espectacular que me llegó siendo muy joven, cuando no lo esperaba. Nunca estuve tan intimidado yendo a una concentración, recuerdo que era en el hotel Francia y con figuras que han marcado una época.

Nunca me voy a olvidar de esa primera camiseta Uribarri con hombreras, de algodón puro, pesada. La tengo intacta porque en el partido contra la Costa Vasca prácticamente ni entré en juego, estaba de suplente. La guardo como un gran recuerdo.

Para mí el seleccionado tucumano fue un premio y me permitió proyectarme a Los Pumas y después internacionalmente. El rugby profesional me llegó bastante rápido y mi elección fue irme. Pero ser heredero de esa generación de oro es un orgullo y siempre fue una responsabilidad.

Marcelo Ricci

Cuando me llamaron a los Naranjas fue un honor muy grande. Todos queríamos llegar ahí, tratábamos de ser mejores para que nos convocaran. La sola idea de representar a tu provincia era muy linda. Yo empecé en 1975 y jugué hasta el 88, mi último partido fue contra los Maoríes.

No hay mejor recuerdo que el primer título argentino, el del 85. Ya lo habíamos perdido en el 84 por exceso de respeto a Buenos Aires. Al año siguiente ya en la charla técnica estábamos convencidos, no habíamos ido a jugar la final, sino a ganarla. A pesar de que estaban Hugo Porta y todos los monstruos de Buenos Aires nos teníamos una fe barbara. Y ahí empieza la época mas linda. Eso sí: no me quedó ninguna camiseta, la que tenía se la regalé a mi hijo y la usa para dormir.

Hugo Dande

Cuando estaba con el seleccionado juvenil a veces coincidíamos en los entrenamientos con los mayores, en Los Tarcos. Y recuerdo cómo los miraba, eran mis ídolos: los Buabse, Santiago Mesón, Santamarina, Hasán, el Tumba Molina... Tantas figuras. Y al año siguiente ya estaba entrenándome con mis ídolos. Creo que la mística de Tucumán viene en parte por la desventaja física y económica que se tenía ante otros rivales poderosos y que se suplía con amor por la camiseta y entrega absoluta.

Ricardo Sauze

Yo lo sentía como si fuera un club aparte, porque de repente el tipo con el que te habías molido a palos el fin de semana en el torneo local se volvía como tu hermano. Por eso también hubo tantos éxitos: porque fue como un club donde todos nos bancábamos. Un lindo recuerdo es la previa del primer partido contra Francia, en Atlético, el día que San Martín le gana 6-1 a Boca. Sabía que iba a haber mucha gente, pero cuando salimos del vestuario no lo podía creer... Era todo de color naranja. Atronador.

Martín Terán

La Naranja fue muy importante en mi vida y en mi carrera. Hemos vividos momentos espectaculares. Va a ser muy difícil que eso se repita en Tucumán: que se juntan tantos cracks en un equipo que era temido, casi imbatible.

Rita Cazorla

La camiseta naranja es mi mayor orgullo, y creo que es así por lo mucho que la soñé y anhelé. Un recuerdo que se me viene: la final de 2018 contra la URBA. Me lloré la vida porque fue como “¡siiiii, lo hice! Lo hicimos. Acá estamos y esto somos”.

Pablo Garretón

A través de la naranja, el rugby tucumano se unió y progresó de modo asombroso a lo largo del tiempo. La última camiseta que usé fue cuando salimos campeones en Corrientes. Nos saludamos con Arturo Rodríguez Jurado y se la regalé. Aún la tiene. La única que me queda es una de los 25 años del primer título, y que hoy usan mis hijos para dormir.

Pablo Buabse

Para mí la camiseta naranja fue todo, incluso más que la de Los Pumas. En el seleccionado encontré tipos diferentes, que amaban el rugby en su esencia. Puede sonar duro, pero aunque mi cuna es Los Tarcos, podría decir que mi mayor felicidad la tuve en la Naranja. Ahí encontré la plenitud, la alegría, todo lo lindo que te da el rugby.

Matías Orlando

La naranja representa el orgullo de ser tucumano, y por eso desde que iba a alentarla desde chico soñaba con ponérmela algún día. Y por suerte pude cumplir ese sueño. Tengo recuerdos muy lindos en el seleccionado, pero sin duda uno de los mejores fue la campaña de 2013, cuando fuimos campeones. Se armó un grupo increíble.

Nicolás Proto

Jugar en el seleccionado fue un placer. Tuve el honor de ser campeón dos veces y compartir viajes con chicos de otros clubes, con los que viví recuerdos lindos y también duros, como cuando tuvimos que pelear el descenso. Cada vez que se terminaba el Regional, se esperaba con ansias la lista del seleccionado. La verdad es que se lo extraña.

Alejandro Molinuevo

Siento amor sincero por esa camiseta naranja que representa mucho más que un equipo de rugby. El objetivo de quienes alguna vez formamos parte de ella fue dar todo, respetarla, disfrutarla, tirar para el mismo lado. Fueron muchos los que pusieron su grano de arena para hacer grandioso y místico al seleccionado de Tucumán, caracterizado por la entrega total de cada uno, identificado por el respeto y la pasión con la que se jugaba cada partido. La naranja es ejemplo de trabajo, del orgullo de sentirse parte de algo y de actuar conforme a valores humanos.

Gabriel Pata Curello

Significaba algo hermoso usar esa camiseta. Envolvía todo: la historia, las anécdotas, la gente que nos seguía. Era muy lindo, lo vivía intensamente. No soy muy demostrativo, pero para mí era tremendamente significativo. Creo que hay una parte de mi vida rugbística que no puedo dejar de extrañar desde que me retiré: vestir la camiseta naranja, con esa mística difícil de explicar con palabras, lo que se siente.

Mucha gente nos enseñó a los que veníamos atrás el camino del sacrificio, que siempre hay que seguir, hay que pelear. Y ese es el mensaje que en todo momento rescaté.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios