El futuro de Messi: el planeta fútbol, pendiente de una firma

Los aficionados del PSG montaron guardia en el estadio y en el aeropuerto, y hasta la Torre Eiffel estaba reservada hoy para su presentación, pero “Leo” no quiere apresurarse.

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10 Agosto 2021

Números en rojo: ni jugando gratis

A estas alturas, después de todo lo que se habló en estos días y lo que el propio Messi aclaró en su conferencia de despedida, la respuesta resulta obvia: Barcelona ya no puede darse el lujo de tener al mejor del mundo. Sin embargo no muchos terminan de tener en claro cómo es posible que a uno de los clubes más exitosos de la última década no le den los números para retener a la máxima figura de su historia. Es posible gracias a una pésima administración, que pagó millonadas en pases y sueldos de jugadores que no rindieron, y a la significativa reducción de ingresos anuales a causa de la pandemia. Sin esos recursos, Barcelona empezó a hundirse como el Titanic en las aguas del fair play financiero: la liga española fijó un tope del 70% en la cantidad de ingresos anuales que los clubes pueden destinar al pago de sueldos, y Barcelona quedó en 110%. La única forma posible era soltar lastre, y económicamente Messi era el más pesado. Sin embargo, todavía le falta bajar muchos kilos más: sin el capitán, quedó en 95%. Por eso es que la afición silbó a Samuel Umtiti y Miralem Pjanic en la Copa Gamper: porque son dos de los “pesados” que se negaron a irse del club para ayudar a que cierren los números y poder retener a Messi. Y ahí queda claro por qué no tiene sentido el reclamo de muchos catalanes a Messi de que juegue gratis si dice amar tanto al club y ya tiene la vida resuelta: porque ni así alcanzaría. Y no tiene por qué ser él quien pague por errores de otros, menos si otros jugadores no están dispuestos a cobrar ni un euro de menos. La directiva encabezada por Joan Laporta tampoco se manejó bien con él como para merecer tal gesto.

Con cautela: Messi no tiene apuro, PSG sí

Así como se anunciaba como inminente la continuidad de “Leo” en Barcelona hasta horas antes de que el propio club confirmara la ruptura definitiva de negociaciones, conviene tomar con pinzas las versiones que ya lo dan como jugador del Paris Saint Germain. Muchos hinchas se comieron el amague y ayer lo fueron a esperar al aeropuerto y otros montaron guardia en el Parque de los Príncipes, pero Messi ni salió de su casa de Barcelona. El que viajó para definir los detalles del acuerdo fue su padre, Jorge Messi, aunque para ellos no hay ningún apuro. Sí para el club, que quiere cerrarlo cuanto antes y de hecho ya había reservado para hoy la Torre Eiffel, donde en su momento presentó a Neymar. Sin embargo, ayer por la tarde surgió el rumor de que los Messi se tomarán su tiempo para analizar el tema y que recién mañana volarían hacia París. De todos modos, la lógica indica que el PSG corre solo hacia la meta: Manchester City, el único que hoy por hoy tiene la billetera y la competitividad para soplarle a Messi, no parece interesado después de gastar más de 100 millones de euros por Jack Grealish (al que encima ya le dio la 10) y ofrecer otro tanto por Harry Kane. Y si a eso se le suma que PSG ya había reservado para hoy la Torre Eiffel -donde en su momento presentó a Neymar- parece casi imposible que Messi tenga un destino distinto a París. La cuestión no sería dónde sino desde cuándo: hoy, mañana o en los próximos días.

El contrato: si firma, será el mejor pagado

El diario francés L’Equipe reveló que PSG le ofreció a Messi un contrato de dos años con opción a uno más, y un sueldo anual de 40 millones de euros, muy por debajo de los 70 que venía cobrando en Barcelona, aunque superior a los 35 que había aceptado para el caso de una posible renovación. De todos modos, con eso pasaría a ser el mejor pagado del plantel, incluso por encima de Neymar (30 millones) y -si es que se queda- Kylian Mbappé (26 millones). Los números cuadran a ambas partes por ese lado, pero todavía hay detalles por definir, como el de los derechos de imagen y esta colisión que ya se daba en Barcelona: a PSG también lo viste Nike, pero Leo es jugador de Adidas. Sin embargo, hay un tercer actor que sumó a la novela: por intermedio de un abogado, un grupo de socios de Barcelona solicitó una medida cautelar para impedir la operación, argumentando que el desfasaje del club parisino entre ingresos y salarios en la temporada 2019/20 fue todavía peor que el de Barcelona, lo que también violaría el fair play financiero.

Pesos pesados: otro gallo en el gallinero

Entramos ya en el terreno de lo hipotético. Suponiendo que la denuncia no prospera y que hay fumata blanca en las chimeneas de París, hay que ver cómo cala en el plantel la llegada de Messi. La presencia de varios amigos suyos, como Leandro Paredes, Angel Di María y el propio Neymar, puede garantizarle un entorno acogedor, pero con la presencia de Kylian Mbappé (si no se va a Real Madrid) y Sergio Ramos -que nunca le mezquinó una patada en el derby español- ya son demasiados gallos en el gallinero. Habrá que ver cómo se las arregla el entrenador Mauricio Pochettino para mantener los egos a raya y evitar que atenten contra el proyecto colectivo.

Máxima presión: con Messi, ya no hay excusas

Llevando la suposición un poco más allá, hagamos de cuenta que a pesar de la abundancia de figuras en el vestuario del PSG todo es paz y armonía. Sin Messi, ya era un equipazo al que Francia le quedaba chico y Europa se le resistía. Con Messi, ya no tiene margen de excusa para no ganarlo todo. Cualquier cosa que baje del primer puesto podrá ser tidado de fracaso para un Dream Team que contaría con un súper tridente ofensivo (Messi, Mbappé y Neymar), un mediocampo con Paredes, Marco Verratti y el neerlandés Georginio Wijnaldum, una defensa con Sergio Ramos y Marquinhos, y dos arquerazos como Keylor Navas y el flamante refuerzo Gianluigi Donnaruma, una de las figuras de la Eurocopa. Y eso sin contar nombres como Angel Di María y Mauro Icardi. Talento hay de sobra, pero también presión.

Quiere más: PSG, un buen lugar para ganar

En su conferencia de despedida, Messi dejó en claro que su objetivo es seguir compitiendo en el máximo nivel mientras le dé el cuerpo, descartando así las versiones que hablaban de un millonario traspaso a la MLS de EE.UU. o un romántico regreso a Newell’s. Habiendo roto casi todos los récords históricos en Barcelona y sentado algunos muy difíciles de igualar, “Leo” no se conforma y va por más. Uno de sus desafíos es ganar su quinto título de Champions, que se le resiste desde 2015, y así alcanzar a Cristiano Ronaldo, que también lo aventaja en cantidad de goles en ese torneo (134 contra 120). También está la posibilidad de levantar su séptimo Balón de Oro, después de la conquista de la Copa América con la Selección. Y fue específico en señalar que hará lo posible para superar a Dani Alves como jugador con más títulos de la historia. No será fácil: con 38, le faltan siete para superar los 43 de su ex compañero en Barcelona, pero difícilmente encuentre hoy un lugar con mejores perspectivas para ganar que las que le ofrece el poderoso PSG. Así y todo, esas son minucias para su mayor anhelo: ganar la Copa del Mundo con la Selección en Qatar. Será su quinta y última oportunidad, pero después de ganar en Brasil, todo parece posible para Messi.


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