Debate del Frente de Todos: los trapitos se lavan en la tribuna, pero no en el atril

En el oficialismo hubo un tácito pacto de no agresión y de respeto entre los precandidatos a diputados que participaron del debate en LA GACETA. ¿Se repetirá con los postulantes al Senado?

TODOS JUNTOS. Melo observa el saludo de Ruiz Olivares y Chahla. TODOS JUNTOS. Melo observa el saludo de Ruiz Olivares y Chahla. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI - JOSÉ NUNO

El oficialismo cuidó las formas en el primer debate de los precandidatos que participarán en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de septiembre. Los discursos agresivos quedaron guardados para exaltarlos en las tribunas proselitistas, pero no en el atril del debate que organizó LA GACETA. ¿Por qué transcurrió en un clima de mucha armonía y cordialidad cuando las principales cabezas del Frente de Todos no escatiman adjetivos cuando se suben a un palco?

La respuesta es clara. Hubo nervios en ambos lados; mucho respeto entre unos y otros; no había intención de pelear. Ninguno estaba dispuesto a exponer roles de pendencieros, sino solamente medir sus intervenciones para empatizar con un electorado que está viendo, día tras día, cómo el gobernador Juan Manzur y su compañero de fórmula, Osvaldo Jaldo, se dicen de todo en una relación que, hasta ahora, parece irreconciliable.

La noche del miércoles, la tensión se instaló en la redacción de LA GACETA, pero también asistió la cordialidad. Así, Jaldo recibió, saludó y despidió a su contrincante directa en la interna por una banca en Diputados, la ministra de Salud Rossana Chahla. Jaldo reconoció que la puja y su enojo no es con quien se puso al hombro la pandemia de la Covid-19, con quien ha trabajado -en su momento- codo a codo para brindarle asistencia financiera de la Legislatura para adquirir insumos. Los abrazos entre referentes de Lealtad Peronista, liderado por Manzur, y de Todos por Tucumán, la fuerza que encabeza Jaldo, se fueron sucediendo con sonrisas que borraron cualquier atisbo de enfrentamientos políticos.

Los trapitos se lavan en casa, dijo un dirigente; pero se los ventilan en los discursos de las tribuna, y no en el atril de un debate, completó. El presidente de la Legislatura se contuvo hasta donde pudo. Hubo sugerencias respecto de que no se suba al tren de los cuestionamientos y de las descalificaciones políticas por temor a las reacciones en las redes sociales. Su verborragia quedó de lado en esta oportunidad, aunque se dio maña para focalizar sus críticas hacia la gestión de Manzur, con cuestionamientos a dos ministros apuntados por la Cámara: Juan Pablo Lichtmajer (Educación) y Claudio Maley (Seguridad). Fuera de escena, las críticas también alcanzan al titular de Interior, Miguel Acevedo, a quien el jaldismo le atribuye la política de disciplinamiento de dirigentes en las comunas rurales, por cuenta y orden del gobernador.

Más allá de la virulencia de las declaraciones, los teléfonos entre referentes del manzurismo y del jaldismo siguen abiertos al diálogo. Algunos para intentar bajar los decibeles a la puja de poder, pensando en lo que puede llegar a suceder después de conocerse los resultados de las PASO. Atrás quedó el axioma del que gana conduce y del que pierde acompaña. Se diluye en función de las expectativas de Manzur y de Jaldo. Para el gobernador, los comicios internos y luego del 14 de noviembre no sólo constituyen un plebiscito a su administración de Gobierno, sino también una corroboración acerca de hasta dónde llega su nivel de conducción institucional y partidaria.

El vicegobernador, a su vez, necesita de un buen resultado en las PASO para llegar con aspiraciones de sucesión a la gobernación, en los comicios de 2023.

El debate de la noche del miércoles se transformó en una exposición de ideas, que también se vio en el enfrentamiento preliminar de la diputada Gladys Medina, ligada al jaldismo, y del secretario de Relaciones Institucionales, Alejandro Melo, la pata de la juventud en la lista manzurista.

Más allá de este primer round de estudio, se espera que el debate de los precandidatos a senadores por el oficialismo tenga una mayor dosis de diferenciación política. Pablo Yedlin, actual diputado, es el exponente directo del proyecto político de Manzur. Los jaldistas saben que pueden canalizar en él todas las críticas que, en definitiva, recaen en el gobernador. Esa ala del peronismo lo resiste. En el futuro debate se verá las caras con el legislador Juan Antonio Ruiz Olivares, uno de los principales escuderos electores de Jaldo y líder de Acción Regional.

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