Proyección nacional, la meta que se trazó Manzur

El gobernador, Juan Manzur, vuelve al centro de la escena nacional con un cargo que puede significarle un trampolín.

TIERRA SANTA. El gobernador, Juan Manzur, en el muro de los lamentos, durante la gira que emprendió en 2018. TIERRA SANTA. El gobernador, Juan Manzur, en el muro de los lamentos, durante la gira que emprendió en 2018. LA GACETA / ARCHIVO.

El hombre depositó un papel, como muchos otros tantos lo hacen en el Muro de los Lamentos en Jerusalem. Entre las piedras de ese lugar sagrado, los visitantes suelen escribir sus plegarias, sus deseos y sus anhelos. En noviembre de 2018, Juan Manzur fue hasta esa muralla para hacer su solicitud.

Ocurrió durante la misión oficial tucumana a Tierra Santa. El gobernador buscaba entonces su proyección nacional; esperó pacientemente este momento. Era su meta. Esta noche la logró, en circunstancias pocos felices como una crisis poselectoral en el oficialismo.

El presidente, Alberto Fernández, lo confirmó como flamante jefe de Gabinete de la Nación ("andá y arreglá todo en Tucumán para que te vengas a acompañarme", le habría dicho), con el apoyo escrito de la vicepresidenta, Cristina Fernández. El tucumano no podía decir que no. Eso se sabía desde el momento en que abandonó la Quinta de Olivos y quedó sellado cuando Cristina difundió, por redes sociales, su polémica carta.

Manzur llega al cargo con la venia del establischment que ha visto en él un buen operador. Manzur llega al cargo de la mano de los principales referentes de la Confederación General del Trabajo (CGT). Manzur se moverá en consonancia con sus pares gobernadores, en quienes se apoyará tal como lo prometió el propio Alberto Fernández en campaña.

La primera cumbre con una parte de sus pares será dentro de algunas horas en La Rioja, junto con aquellos mandatarios que estuvieron cerca de él, luego de los comicios del domingo. No obstante, el sanitarista tendrá que lidiar con el "sambenito" de recuperar a una gestión que el domingo pasado sufrió un revés social, más que electoral. Deberá ejercitar el pragmatismo, como lo hizo en Tucumán durante su primer mandato como gobernador.

El tucumano está obligado a mirar para adelante. Osvaldo Jaldo es la piedra en su zapato que quedará en el camino apenas comience a interiorizarse de todo lo que está pendiente en una administración nacional que no ha podido salir de la crisis, con una falta de comunicación de medidas, y con cuestionamientos por doquier. Quedará en la nebulosa, por ahora, el futuro institucional de la provincia. Hasta el momento, el vicegobernador ha manifestado que está dispuesto a no poner palos en la rueda y a ejercer el cargo transitoriamente hasta tanto Manzur decida volver. En la Nación tienen otros planes para el presidente de la Legislatura. Por ejemplo, el ofrecimiento de una Secretaría de Provincias en la órbita del Ministerio del Interior. Jaldo se quiere quedar en Tucumán.

Cerca de las 22.30 se oficializaron los cambios en el Gobierno nacional. La jura de los nuevos integrantes del gabinete será el próximo lunes a las 16 en Casa Rosada, comunicó la cuenta oficial de la Presidencia. Automáticamente se dispararon los mensajes en el grupo de WhatsApp de los ministros de Manzur. Algunos manifestaron su sorpresa por el anuncio; otros celebraron el acontecimiento y también estaban aquellos que no ocultaron su preocupación ante el alejamiento transitorio de su conductor y la posibilidad de estar, desde este lunes, a la orden de Jaldo. "No haré locuras", señaló el titular de la Cámara cuando LA GACETA le consultó acerca de la probabilidad de su desembarco en la Casa de Gobierno.

Este fin de semana será arduo en materia de charlas y negociaciones. Este viernes que se fue también se caracterizó por el cruce de llamadas y las múltiples especulaciones acerca de lo que puede acontecer en Tucumán si Manzur se queda en el gabinete nacional. La unidad del Partido Justicialista es fundamental para alcanzar el 49% que quedó patentado en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) como apoyo electoral hacia el oficialismo.

La Nación necesita que el 14 de noviembre el sexto distrito electoral más importante de la Argentina siga teniendo el signo del PJ como ganador. Se mencionó también la posibilidad, remota pero no lejana, de renuncias para convocar a elecciones para completar el mandato. Las interpretaciones jurídicas estuvieron a la orden del día. También las especulaciones no brillaron por su ausencia. Por ejemplo, una que señalaba que si Jaldo iba a la gobernación, el titular del Parlamento debía ser manzurista por aquello del contrapeso institucional.

La conmoción se ha instalado en Tucumán. Manzur vuelve al centro de la escena nacional con un cargo que puede significarle un trampolín en aquella meta de proyección nacional o en más de lo mismo para una gestión que necesita imperiosamente un cambio de aire para no seguir empantanado en un mar de dudas y de incertidumbres, sin reacciones frente a las crisis que se suceden en este pandémico mundo.

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