"Está mal, pero no tan mal". El meme de Guido Kazcka viene como anillo al dedo para resumir de manera más o menos general el resabio que dejó el segundo partido de Los Pumas contra los All Blacks. Otra vez fue derrota contundente a manos de los hombres de negro (13-36), pero al menos hubo algunos chispazos en el segundo tiempo suficientes para encender una pequeña luz de esperanza de cara al futuro. Por supuesto, eso no quita que otra vez Argentina fue presa fácil de un rival ampliamente superior, pero al menos no se vio durante todo el partido esa nulidad absoluta que hizo del primer partido la crónica de una agonía interminable, reflejada en un 0-39 que bien pudo ser mucho más cruel.
Como también pudo haberlo sido el parcial del primer tiempo en Brisbane. Con muchos nombres distintos en ambos lados, la historia durante la primera parte fue más o menos la misma: un monólogo de Nueva Zelanda, esta vez facilitado por una defensa argentina que decidió esperar demasiado atrás, a diferencia de la agresividad que había mostrado en el partido anterior y que había sido su única y gran virtud. Concederle tiempo para pensar y espacio para ganar velocidad a un rival con tantas variantes ofensivas como los All Blacks es como darle la redonda a Messi de frente y esperar que no te encare.
Pan comido para los de Ian Foster, que explotaron todos los espacios posibles y asestaron tres tries casi sin ensuciarse la ropa. Si no hicieron más, fue por errores de manejo propios.
Las formaciones son otro tema que preocupa, en especial el scrum, donde Los Pumas sufrieron todo el partido. Moody le ganó siempre a Medrano, y Gigena no convence como alternativa de Tetaz Chaparro. Ya que Ledesma se ha mostrado con tantas ganas de probar... ¿por qué no darle una chance al tucumano Thomas Gallo en la primera línea? Sería bueno que el pilar surgido en Universitario tuviera minutos en cancha con Australia.
Precisamente, entre las cosas que cabe rescatar de esta revancha fue la solvencia de las figuras jóvenes. Como somos tucumanos, apuntamos primero a la de Gonzalo García: esta vez, el de Natación pudo entrar en su puesto natural de medio scrum (en el partido anterior le había tocado hacerlo de wing) reemplazando a Gonzalo Bertranou, y lo hizo muy bien. "Gonchy" fue pieza importante de esa levantada que mostraron Los Pumas en el segundo tiempo, asestando tres tackles en sus primeros cuatro minutos en cancha, y siempre atento para relanzar el juego antes de permitir que la defensa rival se acomodase. Fue una pena ese pase fallido de Chocobares que pudo dejarlo de cara al ingoal. De todos modos, impecable lo de Gonzalo, que con los minutos que tuvo en estos dos partidos demostró que se la banca para pelear la 9 del seleccionado.
También fue bueno lo de Lucio Cinti y de lo de Juan Martín González, los novatos que entraron de titulares. Lo de Santiago Carreras como apertura deja una sensación más contradictoria: talento tiene de sobra y Ledesma confía en él, pero ese no es su puesto natural y se notó en algunas malas decisiones. Mejor con las manos que con el pie, salvo en el buen kick que le sirvió a Boffelli para el try (el primero hecho a los All Blacks después de dos partidos en cero). Buenos regresos fueron los del rosarino y el de Tomás Lavanini, que jugó su mejor partido en mucho tiempo con Los Pumas.
Habida cuenta que no es la primera vez que Ledesma hace experimentos con el puesto de apertura (recordemos en el Mundial le llegó a encargar esa función a Jerónimo de la Fuente, que casi no había cumplido esa función en Duendes y mucho menos en Los Pumas), se puede entender que quiera probar la polifuncionalidad de Carreras (jugador debilidad para él), pero no teniendo disponible a un apertura natural como Domingo Miotti, al que no se le han dado tantas oportunidades. Y no puede decirse que hoy se la haya dado: entró en los últimos cinco minutos, cuando ya no había gran cosa por hacer. Un apertura necesita confianza para afianzarse en su puesto, y a dos años del Mundial, no está claro quién es la alternativa de Nico.
Se viene un Australia durísimo, más que de costumbre. Le ganó dos veces -y bien- a Sudáfrica, el campeón del mundo. Los Pumas tendrán que mejorar mucho para no seguir en caída libre. Y definitivamente, un error que no deberán repetir ante un equipo tan vertiginoso en ataque como los Wallabies es no ser agresivos en defensa.