Selección Argentina: el amor después del amor

El enamoramiento de la gente con el equipo se profundizó; aún falta para soñar en grande.

EL MEJOR, NO EL ÚNICO. Messi hoy vive su mejor momento en la Selección, pero no está solo. “Pulga” está respaldado por un equipo que sabe a lo que debe jugar. REUTERS EL MEJOR, NO EL ÚNICO. Messi hoy vive su mejor momento en la Selección, pero no está solo. “Pulga” está respaldado por un equipo que sabe a lo que debe jugar. REUTERS

Difícil evitar ilusionarse. En realidad, cabe la pregunta: ¿por qué hacerlo? La selección argentina se dirige a velocidad crucero a Qatar 2022 y en su calidad de campeona de América será a priori una de las favoritas para pelear por la corona mundial.

La triple fecha de eliminatorias que cerró el jueves con la victoria 1-0 sobre Perú potenció el entusiasmo. Por la cosecha de siete puntos sobre nueve (igualó en cero con Paraguay y goleó 3-0 a Uruguay), por la actuación estelar frente a la “Celeste”, y sobre todo por la buena estrella que acompaña a la “Albiceleste” en este 2021.

Estos dos recientes capítulos en el Monumental confirmaron que el romance entre la gente y el equipo ya ha superado la etapa del mero “flechazo”.

El enamoramiento omnipresente ante la figura de Lionel Messi, ha dado paso, tras el Maracanazo, a un amor más maduro, más estable, más equilibrado: los hinchas disfrutan de vivir el momento, de un presente de selección que no estaba en los planes de nadie hace unos meses y que ahora tiene promesa de promisorio futuro.

Abunda la confianza. Los espectadores van a la cancha alegres y quienes ven a la “Scaloneta” por tele han recuperado la sensación de que cuando juega la selección vale la pena juntarse con amigos o en familia.

Es cierto, para esos grupos de adolescentes o esos padres con sus niños, todos ellos debutantes (o casi) en el placer de ver a Messi en cancha, este momento tiene mucho de febril, de primer amor.

Amor correspondido. Porque a partir de la Copa América creció mucho el funcionamiento del equipo. Y las mochilas cayeron por su propio peso ante el alivio de un título que dejó de soslayo las finales perdidas por una generación de la que prácticamente ya no quedan rastros. Y la carta principal: Messi, que no se parece a ninguna versión previa en la selección y que luce más cómodo que nunca. La buena energía fluye a nivel grupal, con resultados positivos es más fácil siempre, claro.

Aquellos que peinan canas probablemente recomienden cierta prudencia, por experiencias del pasado. ¿Será que la selección ya encontró su techo? Y si es así, ¿cómo sostenerlo un año y algo, hasta que Argentina haga su presentación en Qatar?

Tan propensos a caer en extremos, se recomienda la moderación a los hinchas argentinos. Se supone que los periodistas están llamados al análisis sereno y no gozan de licencias pasionales (al menos, mientras desempeñan su rol profesional).

Sobre todo, convendría que los protagonistas no se obnubilen por los flamantes éxitos. Los méritos de esta selección (y el creciente factor Rodrigo De Paul) están ante los ojos de todos. También estaría bueno no perder de vista los ajustes posibles y necesarios.

Un rápido punteo: los huecos entre la espalda de Leandro Paredes y los centrales, los retrocesos a menudo faltos de ubicuidad del talentoso volante del PSG, los laterales que todavía no lastiman ni tanto ni tan a menudo, los altibajos de Giovani Lo Celso y Ángel Di María, la altísima dependencia de Lautaro Martínez y de Messi a la hora de poder festejar una conquista.

Cuestiones disciplinarias que no estaría de más atender: no hay que confundir confianza con “canchereo”. Emiliano “Dibu” Martínez parece estar parado sobre esa línea delgada, y Cristian “Cuti” Romero y Nicolás Otamendi la cruzaron al burlarse de Yoshimar Yotún, cuando el peruano marró su penal.

Todo indica que Argentina está muy pero muy cerca de sacar boleto a Qatar. La doble fecha clásica de noviembre, con los desafíos ante Uruguay y Brasil, será una linda oportunidad para ratificar el rumbo o encontrar nuevos detalles dignos de ser corregidos.

“No me interesa en absoluto el Mundial”, afirmó un compungido Scaloni en rueda de prensa, en alusión al difícil momento familiar que le toca vivir. Es totalmente entendible y ojalá la situación pueda resolverse favorablemente.

Aquellos que no están en los zapatos del entrenador no pueden hacer nada para sacarse de la cabeza esa imagen, ese sueño, de ver a Messi levantando el único rival que hasta ahora lo ha gambeteado una y otra vez: la Copa del Mundo.

El país futbolero, con el DT

Luego de que Lionel Scaloni expresara que no piensa en el Mundial debido a un problema familiar, los hinchas salieron a bancarlo en las redes sociales. En poco tiempo, #FuerzaScaloni fue tendencia en Twitter. Los fanáticos están enamorados de ver cómo el DT cambió la cabeza de los futbolistas del seleccionado.

Contra Uruguay, en cancha de Peñarol

Con el estadio Centenario aún cerrado a causa de remodelaciones, se confirmó que en el primer duelo de la ventana de noviembre de las Eliminatorias ante Uruguay, se jugará en el “Campeón del Siglo”. Será la primera vez que la Selección juegue en el moderno estadio que Peñarol inauguró hace unos años.

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