Cómo honrar las deudas sin caer en el ajuste

Los gobernadores coincidieron en que la Argentina no debe caer en default ante el organismo. Cuatro años de gracia para negociar con el Fondo.

ANTE GOBERNADORES. El ministro Guzmán expone cómo sería el horizonte de vencimientos de la deuda en caso de que se llegue a un acuerdo. ANTE GOBERNADORES. El ministro Guzmán expone cómo sería el horizonte de vencimientos de la deuda en caso de que se llegue a un acuerdo. FOTOS TELAM

Hay una palabra que incomoda y que todos los presentes, de forma presencial y también virtual, en la cumbre de ayer quieren evitar: default. Hubo un gesto que abrió las puertas a un posible y limitado consenso: el reconocimiento que hizo el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, de deponer actitudes porque, en definitiva, la deuda que se está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido contraída por la gestión de Cambiemos, con Mauricio Macri en la Presidencia de la Nación. También hay diferencias en la forma en que la gestión del presidente, Alberto Fernández, encarará un posible entendimiento con el organismo internacional. Pero todos quieren sacarse el sambenito de lidiar con una millonaria deuda que compromete el horizonte económico de una Argentina recesiva y pandémica.

“La diferencia entre lo que plantea el FMI y lo que plantea el Gobierno argentino consiste en diferenciar un programa de ajuste del gasto real, que detendría con seguridad la recuperación, versus un programa que le dé continuidad a la recuperación de la economía”, señaló el ministro de Economía, Martín Guzmán, al arrancar su exposición acerca de las claves de la negociación con el FMI en el Museo del Bicentenario. Ante los gobernadores presentes, reconoció que, “en el sendero fiscal, no hay acuerdo”, aunque no dio precisiones sobre las metas anuales de reducción del déficit fiscal que propone cada parte.

Luego de las palabras de Guzmán, el jefe del Poder Ejecutivo reforzó la idea. “Para nosotros no es posible lograr la idea de una deuda sustentable que se funde en razones de ajuste. Para nosotros ajustar la economía es achicarla, dejar de crecer y hacer más difícil las obligaciones que tenemos con los acreedores externos. Por lo tanto, la palabra ajuste está desterrada de la discusión, y para nosotros el secreto es crecer”, enfatizó el mandatario, quien estuvo acompañado por el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro; y los secretarios de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y General de la Presidencia, Julio Vitobello.

EN LA ROSADA. El Presidente saluda a Jaldo tras las exposiciones. EN LA ROSADA. El Presidente saluda a Jaldo tras las exposiciones.

La foto del apoyo político a las gestiones del Gobierno estuvo incompleta. Hubo varios gobernadores peronistas ausentes (por Tucumán asistió Osvaldo Jaldo); otros que siguieron las exposiciones mediante zoom y la clara postura dividida de los mandatarios de Juntos por el Cambio, con el anunciado faltazo del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, pero con los representantes de las provincias radicales escuchando las explicaciones.

“La foto no logró el cometido, porque buscaba mostrar a Alberto Fernández con un liderazgo transversal en esta negociación con el FMI”, afirma el analista político Cristian Buttié. Aquel liderazgo que el Presidente había esbozado al iniciarse la pandemia de la Covid se fue diluyendo a lo largo de su gestión, remarca.

Según el director de CB Consultora, en Casa Rosada se buscó un apoyo taxativo, pero el logrado tiene gusto a poco, más allá de las negociaciones con el jujeño Gerardo Morales para sentar a sus delegados en la misma mesa que los peronistas. “Hay que ver cómo influye todo esto en la negociación macro, porque la Argentina lo necesita tanto como el FMI que ha desembolsado mucho dinero, aquellos U$S 44.000 millones en 2018”, puntualiza el analista cordobés. De no lograrlo, el país no recibirá inversión alguna y comprometerá su futuro socioeconómico.

La propuesta argentina al Fondo se basa en tres cuatro pilares, según el documento distribuido en la cumbre:

• Fiscal: consolidación gradual compatible con la sostenibilidad de la deuda pública. Una redefinición del gasto público con política contracíclica que apoye la recuperación económica y mejor uso de recursos. Como en el Consenso Fiscal, se fortalecerá la administración tributaria.

• Monetario y financiero: fortalecer el balance del Banco Central, con una reducción gradual de las transferencias al Tesoro. Asimismo, se intentará reconstruir el mercado de deuda pública en moneda local.

• Inflación: con un enfoque integral multicausal, con políticas de precios e ingresos para coordinar expectativas y objetivos.

• Externo y tipo de cambio real: que sea consistente con el superávit comercial y que permita la acumulación de reservas.

“La Argentina necesita llegar a un acuerdo consistente y posible, tanto desde el punto de vista económico como social”, remarca a LA GACETA Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). “Consistente, porque la política económica implícita en la propuesta así debe serlo, con el fin de que aumente el nivel de actividad económica y facilite, paralelamente, la reducción del déficit en un contexto social viable”, explica el economista. Y acota: “viable y posible, porque la Argentina debe prometer metas que, finalmente, se cumplan y no continuar con el esquema de acuerdos que, en definitiva, luego quedan en el camino. Ese no es el sendero”.

Argañaraz advierte que hay que tener en cuenta que el Programa Económico Plurianual, prometido por el Presidente, deberá pasar por el Congreso. “Así, la sociedad, a través de sus representantes, tendrá que la gran tarea de encontrar la mejor propuesta posible tanto desde el punto de vista económico como social”, finaliza el experto.

Los vencimientos de la deuda con el Fondo se concentran este año y en 2023, un período electoral. En la cumbre de ayer ha quedado flotando la idea de que la Argentina pedirá al FMI cuatro años de gracia para acomodar la economía y una reducción de las tasas de interés. En el medio, el Presidente tendrá que tratar de convencer a Estados Unidos (tiene el mayor poder de voto en el organismo) de que es necesario llegar a un acuerdo con 10 años de plazo de pago de la deuda.

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