Guzmán cumple, Stiglitz dignifica

El mundo se involucra en la postura del Fondo Monetario y en el ejemplo argentino respecto del manejo de la deuda.

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12 Enero 2022

Por Hugo E. Grimaldi, especial para LA GACETA

El periodista Gustavo Bazzan ironizó en Twitter: “En los corrillos políticos que se arman en la banquina del Camino de Cintura se comentaba con fruición la columna de (Joseph) Stiglitz sobre el milagro argentino”, una buena manera de sugerir que el escrito del académico que circuló ayer interesó poco y nada al vulgo. Tampoco a otros destinatarios y vale pensar que tuvo como objetivos primarios a la militancia caviar o a quienes en el Frente de Todos, para ser más precisos dentro del Instituto Patria, siguen creyendo que Martín Guzmán es un topo del Fondo Monetario que busca un arreglo a como dé lugar. Hasta ahora, Cristina Kirchner no se ha expresado y alguna mente iluminada del palacio de Hacienda bien pudo haber creído que un empujón de Stiglitz podría convencer a la vicepresidenta.

En verdad, con sus declaraciones a favor del supuesto “milagro” argentino (el que insólitamente consiste en regresar al punto de partida), el escrito del Premio Nobel que el kirchnerismo exhibe como faro de sus políticas no le movió la aguja a nadie, salvo la de algunos pocos fanáticos que compran las historias que difunden los medios oficialistas o las activas redes sociales, siempre listas para demonizar al oponente sin tomar en cuenta ni la inflación, ni la falta de reservas, ni la pobreza, ni la carencia de empleos formales, por nombrar los ítems más reprochables que no se van a poder enderezar sin que haya un plan, ni tampoco un diálogo racional y sin ventajas para llevarlo a cabo.

PROVOCÓ REVUELO. Stiglitz apoyó a Argentina y dio qué hablar.  PROVOCÓ REVUELO. Stiglitz apoyó a Argentina y dio qué hablar.

Pese a la dialéctica, probablemente el ultrakirchnerismo tampoco se haya comido el caramelo que dibujó Stiglitz, al menos si se toman varios puntos de un Informe que hizo hace unos días la consultora de la ex diputada y economista Fernanda Vallejos, quien critica la licuación de los salarios (que alcanza a los jubilados de mayores ingresos), forma clásica del “ajuste” que produce la inflación y única variable a la que parece que va echar mano el Gobierno. Y en tanto los mercados llevaban el riesgo-país otra vez por arriba de los 1800 puntos básicos, en una nota de fondo, el diario Financial Times postuló otra visión menos edulcorada del “milagro” stiglitziano y describió a la Argentina como un potencial “paria financiero internacional”.

Es probable que la idea de quienes pergeñaron la aparición del asesor fuese darle a Guzmán (y al presidente Alberto Fernández) una muleta para que puedan seguir adelante con el FMI y para que el ajuste se llame de otra forma. La retórica de Fernández es que el Fondo “intenta imponernos un Programa y nosotros no estamos de acuerdo y seguimos firmes buscando una salida que a la Argentina le convenga”, pero parece que esos argumentos no alcanzan para convencer puertas para adentro. Para solaz del kirchnerismo, el lenguaje del economista apuntó a ponderar los aspectos productivos del Gobierno, a cuestionar las políticas “de derecha” y, por supuesto, el “lío” que dejó Mauricio Macri, tal como si la deuda hubiese nacido de un repollo.

Desde el otro lado de la grieta técnica, el ex ministro de origen radical, Alfonso Prat-Gay ha presentado gráficos que comparan el gobierno de Macri con los dos anteriores de Cristina que muestran cómo se encadenan los números del endeudamiento. En ese juego, el déficit fiscal ha sido la clave y en ese aspecto los dos gobiernos kirchneristas de la actual vice fueron más que negligentes, ya que tiraron a la basura el conservadurismo de los llamados superávits gemelos de Néstor Kirchner. Si se encadena la situación con la performance del tándem Guzmán-Fernández se nota cómo la bola (pandemia mediante) se infla cada vez más.

Porque ni el Arte ni la Historia deben ser su fuerte, sería de mal gusto recordarle al Nobel de Economía que en la oscuridad de la Edad Media se pintaban telas sobre telas ya pintadas y se escribía encima de superficies ya utilizadas (palimpsestos) y que tal como Estambul se edificó sobre Constantinopla y ésta sobre Bizancio y quizás ésta sobre algunos vestigios de Troya, la economía de los países también está sujeta a la continuidad de capas que se van superponiendo y que toda esa historia hay que considerarla en conjunto, sin parcelarla de acuerdo a las necesidades políticas. Que Fernández lo haga como ofrenda a su vice o que Guzmán se preste al juego para salvar su sillón hasta parece políticamente entendible. Pero que Stiglitz se incinere en soledad…: “too much”, diría CFK.

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