Un vendaval asustó a vecinos de Río Chico y Alto el Puesto

Aunque ya no están inundados, el regreso a la normalidad está limitado porque hay accesos cortados y porque los trabajos contra las crecientes han sido de urgencia. Esperan planes definitivos

ALTO EL PUESTO. Los torrentes bajan sin control desde los cerros y destruyen los caminos.  ALTO EL PUESTO. Los torrentes bajan sin control desde los cerros y destruyen los caminos. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Las poblaciones de Alto El Puesto, ubicada 10 km al este de La Invernada, y de Río Chico, en Santa Ana, han retornado parcialmente a la normalidad luego de las inundaciones que sufrieron a principio de mes. Sin embargo, mientras continúan algunos trabajos de arreglo de caminos, los vecinos permanecen alertas ante los riesgos de que en la zona se produzcan nuevos anegamientos.

El pronóstico del tiempo no es alentador: anticipa más días lluviosos. Anoche en Alto El Puesto un violento vendaval generó susto en la gente y la dejó sin energía eléctrica varias horas. Aunque hubo caídas de árboles y postes de la luz, no se reportó daños en viviendas. “Nos pasamos rezando porque sabemos que las obras que se están realizando son para salir del apuro nomás. Anoche no llovió mucho. Por eso no pasó nada. Aquí se requieren trabajos que encaucen los torrentes que bajan sin control desde los cerros. Son los que toman por los caminos, abriendo socavones muy grandes. Por eso vivimos aislados”, planteó doña Estela Graneros, de Alto El Puesto.

Mesa de trabajo

El comisionado comunal, Carlos Castro, aseguró que por orden del gobernador, Osvaldo Jaldo, se creó una mesa de trabajo integrada por funcionarios y técnicos de la Dirección Provincial del Agua, de Vialidad, del Suelo y de Recursos Hídricos, con el objeto de elaborar un proyecto que apunte a poner una solución definitiva a los anegamientos.

Ese pueblo, de unas 50 familias, permaneció aislado casi un mes. “No se puede vivir tranquilo aquí. Ahora nomás llenamos bolsas con arena para usarlas como defensa en nuestras casas. Y a las ropas y electrodomésticos tratamos de tenerlos en estantes elevados. Ya nos cansamos de perder cosas”, añadió la mujer.

La gran amenaza del pueblo es el enorme socavón que se abrió a pocos metros de la escuela 295. Es de 200 metros de extensión, 100 de ancho y 15 de profundidad. El edificio escolar tiene apenas dos años y fue levantado luego de que el pozo derribara a la construcción original. Ahora este nuevo local también corre el riesgo de terminar tragado por esa grieta. Aunque fue levantado a unos 200 metros de esta, ahora quedó a apenas 50 aproximadamente. Hay otras casas de familias acechadas por la boca del socavón.

Castro confirmó que el acceso a esa comunidad desde la ruta 308 quedó rehabilitado tras los trabajos realizados con maquinarias de Vialidad. Pero sigue cortado el que nace en la 308, a la altura de Graneros, al quedar destruido el badén del río Marapa. “Hay una mesa de trabajo en la que se están definiendo varios trabajos de apertura y ensanche de canales y acequias. Es muy posible que para la instrumentación de estos se tenga que practicar algunas expropiaciones” precisó.

El desborde del río Chico

En Río Chico los pobladores tampoco duermen tranquilos. El río que pasa por la orilla norte de este paraje representa una amenaza permanente ante la falta de mantenimiento que revela el cauce. “Las defensas están destruidas y su piso no ha sido dragado desde hace varios años. Aquí estamos librados a la buena de Dios. Si no se hacen trabajos serios, nuestros dramas van a repetirse todos los años” advirtió Mario Mendoza. La comunidad hace unos 10 días sufrió una grave inundación cuando se desbordó el río Chico. Más de 200 familias sufrieron pérdidas importantes de pertenencias. Hasta ayer la comuna y el Gobierno provincial continuaron con las tareas de asistencia a los damnificados y de acondicionamiento de canales y acequias.

Diego Reales, comisionado comunal de Santa Ana, anunció que la provincia está reformulando un proyecto de urbanización del acceso a Río Chico por la ruta 308 y el empalme con la 332. Contempla la apertura y ampliación de canales de desagües de las orillas y que atraviesan ambas carreteras. Se prevé una inversión aproximada de $200 millones financiados por una entidad crediticia internacional. “En la vieja traza de la 38 se prevé la apertura de canales más amplios. Es que esta carretera es un dique que frena el drenaje de las aguas. Por la orilla de ambas rutas también se ampliarán los desagües. Además se instalará iluminación LED en toda la zona. En el río la DPA y Recursos Hídricos prevén trabajos que están en estudio”, apuntó el funcionario.

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