Necesidades propias; urgencias ajenas

La necesidad y la urgencia imperan en la Casa de Gobierno. Por esa vía se decretará la conformación del Ministerio de Obras y Servicios Públicos. El vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, espera regresar mañana, de su gira oficial por Buenos Aires, para poner en funciones al flamante ministro, Fabián Soria. El gobernador interino no quiere perder más tiempo. El diagnóstico preliminar le ha dado la razón, en cierta medida: el plan de trabajos públicos no tiene la velocidad de los anuncios efectuados y, naturalmente, tal situación expone a su administración a causar más dudas entre la sociedad acerca de la concreción de la inversión federal.

Por la extensión de la vigencia del Presupuesto Nacional 2021, Juan Manzur ha quedado a cargo de la gran billetera federal para repartir los dineros públicos en todo el territorio nacional. Su cercanía al presidente Alberto Fernández le ha posibilitado comprometer partidas presupuestarias para que Tucumán pueda mejorar su infraestructura. Ahora como jefe de Gabinete de la Nación, el gobernador en uso de licencia tiene la posibilidad de dar un paso más para que esas obras avancen. Si este es el escenario, ¿por qué no se le imprime velocidad al programa? La respuesta encuentra sustento en lo que varios funcionarios nacionales le advirtieron al binomio oficial. Muchas de las iniciativas se encuentran en etapa embrionaria y, para que puedan llegar a buen puerto, necesitan que se transformen en proyectos ejecutivos.

Esa es la principal preocupación de Jaldo, de comenzar a mostrar las obras prometidas y de que las empresas a las que se adjudicaron los trabajos pongan los clásicos obradores que demuestren que los trabajos ya están en marcha. El renovado organigrama está listo. Al vicegobernador y a varios funcionarios de carrera les llamó la atención, no obstante, la agilidad con que algunos funcionarios se movilizaron en las últimas dos semanas. “Hay un deseo de mostrar que se están haciendo cosas, pero los papeles no ayudan a que puedan robustecer esa percepción”, indica un director con décadas en la función pública. En realidad, los encargados de dirigir las obras en todas las áreas del Gobierno tratan de subsistir a la escoba oficial. Pueden estar tranquilos. Por ahora no habrá barrida y es probable que el gobernador interino y el nuevo ministro se tomen un tiempo más para poner en marcha la nueva maquinaria oficial. De todas maneras, Jaldo será el encargado de definir las altas y las bajas en el elenco del nuevo ministerio.

¿Qué hará Soria? Lo primero que hará el actual decano de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Tucumán es poner en marcha la Dirección de Gestión de Control o de Tablero de Comando con el fin de visualizar aquellas obras que tienen luz verde y diferenciarlas de las que están amarillas (porque están en proceso administrativo) y de las rojas (que siguen flojas de papeles). Ese tablero de comando, por ejemplo, le permitirá al gabinete y más al gobernador interino, que le gusta estar muy cerca de todo, estar a un clic de los datos acerca del grado de avance de las obras o de los proyectos que cuentan con financiamiento.

La otra área que surgirá a partir de la nueva estructura será la Dirección de Infraestructura Tecnológica, una especialidad en la que Soria ya viene desarrollando en su gestión académica y que, en definitiva, será replicada en el Estado provincial. El flamante ministro continúa en su tarea de seducir a expertos de la provincia para que acepten constituir lo que sería la mesa chica ministerial.

La exposición pública de Soria, sin embargo, ha encendido internas dentro del edificio de 25 de Mayo y San Martín. Cuentan que hay funcionarios que se sienten incómodos por la impronta con la que el decano llega al Gobierno, incluso con reacciones favorables de ciertos sectores de la oposición. Su militancia política es cosa del pasado. Soria señala que no lo desvela y que sólo piensa en las metas propuestas por Jaldo. En los últimos días, el nuevo ministro ha tenido una serie de charlas con Manzur y con el vicejefe de Gabinete nacional, Jorge Neme. En definitiva, será otra pieza de unificación del binomio gubernamental tucumano.

El Ministerio de Obras Públicas no podrá escapar de la atención política. Jaldo se apoya en esa cartera para consolidar su posicionamiento rumbo a 2023. Sabe que si logra mostrar en el corto y en el mediano plazo que los anuncios se convierten en obra, tendrá más chance de continuar en el primer piso de la Casa de Gobierno, a través del voto popular. Hasta ahora, Manzur le ha pavimentado esa posibilidad cuando el viernes último le dio una vuelta de rosca a la nueva etapa de las relaciones institucionales y políticas con el tranqueño, al decir que el Frente de Todos, a través del PJ, continuará en el gobierno más allá de 2023. Esas mismas palabras también significan poner la vara demasiado alta. La obra pública tendrá que mostrar un efecto inmediato para que Tucumán pueda mostrar que los índices de desocupación y de pobreza se modificarán dentro de 12 meses. El Indec difunde hoy los datos correspondientes al cierre de 2021. Esas estadísticas pueden llegar a mostrar que casi la mitad de la población urbana del Gran Tucumán-Tafí Viejo está por debajo de la línea de pobreza.

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