La resistencia de los pueblos del Valle Calchaquí en la novela “El brazalete”

La urbanista y escritora tucumana Beatriz Giobellina cuenta una historia que se desarrolla en las ruinas de Quilmes. La resistencia.

LA AUTORA Y SU OBRA. La tucumana Beatriz Giobellina está radicada en Córdoba desde su regreso de España. LA AUTORA Y SU OBRA. La tucumana Beatriz Giobellina está radicada en Córdoba desde su regreso de España.

Mujer de dos mundos. Tucumán y Valencia. España y las Ruinas de Quilmes. Tal vez para muchos que la conocen, sea una sorpresa su incursión en la literatura. Sin embargo, esta inclinación se amasaba tempranamente en el hogar, sin imaginar que algún día comenzaría a cristalizar en escritos que saldrían del cajón de los sueños para ver la luz. Y aunque hace más de dos décadas que partió de su pago, sus raíces siguen mojadas por el cielo tucumano. “Mi familia compraba todas las colecciones disponibles de lectura infantil y adolescente. Mi madre, Marta Marangoni, era ama de casa, y mi padre, Osvaldo Giobellina, ingeniero civil; tenía un cargo técnico de responsabilidad en la administración de El Cadillal, donde vivíamos y donde los largos días de invierno invitaban a devorar libros. Mi secundario, con orientación Humanista en la Escuela Sarmiento, me acercó a la literatura clásica. Luego, me identifiqué con la latinoamericana que narraba realidades sociales reconocibles, cercanas y que, según estudiaba en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, se materializaban en la organización física de ciudades, paisajes y regiones del país”, cuenta la arquitecta tucumana Beatriz Giobellina, que desde 2012 está radicada en Córdoba, y acaba de publicar, “El brazalete”, su primera novela.

- ¿Cuándo comienzan tus escaramuzas literarias? ¿Te iniciaste con poemas o relatos?

- Comencé mis escaramuzas literarias después de mudarnos en el año 2000 a Valencia, España, desde donde la perspectiva de nuestra historia tucumana se volvió más nítida e integradora. En épocas tormentosas del exilio voluntario, la creatividad se convirtió en una necesidad vital. Surgió mi etapa literaria: primero con una ficción histórica, y mientras pulía esta novela, con relatos cortos, nueve de ellos distinguidos en certámenes literarios.

- ¿Cómo conciliás tu profesión con la veta literaria?

- Hay una conexión entre mi literatura y casi 40 años de actividad profesional. Como planificadora entendí que para ordenar el presente y el futuro, hay que estudiar el pasado. Mis temas de investigación giraron en torno a problemas de desarrollo territorial, desigualdades sociales y de género y los cada vez más críticos problemas ambientales. Inicié con la Fundación Pro Hábitat Social (Prohas) desde 1986 al 1995; investigaciones con Raúl Di Lullo y otros colegas desde el Laboratorio de Investigaciones y Gestión del Hábitat y el Medioambiente de la Facultad de Arquitectura hasta el 2000 que fui a España. Al retornar e instalarme en Córdoba en 2012 gracias al Programa Nacional de Repatriación de Científicos, sumé temáticas como soberanía alimentaria y cambio climático desde el Observatorio de Agricultura Urbana, Periurbana y Agroecología en el INTA y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba.

- ¿Qué te atrajo de las ruinas de Quilmes, como para situar allí parte de la novela?

- En los años 80 y 90, egresada de la Facultad de Arquitectura y estudiando en la Escuela de Psicología Social “Enrique Pichón Rivière”, tomé conciencia de que como sociedad habíamos cortado el vínculo y la memoria de los procesos históricos que explican el “orden” desigual, injusto y hasta racista de nuestros territorios. Me golpeó mucho conocer, siendo adulta, el Valle y las guerras calchaquíes, la resistencia a la conquista, el extrañamiento forzado de los pocos sobrevivientes hacia Buenos Aires, en el hoy municipio de Quilmes, y el sufrimiento de personas a las que se les impidió toda relación con su tierra y sus ancestros.

- ¿Esa realidad histórica te impulsó a escribir? ¿“El brazalete” tiene que ver con una búsqueda personal?

- Comencé así a escribir esta novela en 2006 con una imperiosa necesidad de buscar hechos clave y causalidades que ayudaran a entender nuestra historia y cómo llegamos al actual modelo de desarrollo socio-territorial. El proyecto es una trilogía. “El brazalete” es la primera novela; aborda un origen desde la sociedad más evolucionada que habitaba el territorio tucumano en el período prehispánico al momento de la conquista. Seguirían el período colonial y de formación de las bases de la organización del país, hasta esta Argentina demasiado urbanizada y desequilibrada, que expulsa sistemáticamente a campesinos e indígenas de sus lugares, y donde la mitad de la población es pobre, marginada de las oportunidades de desarrollo y justicia social y ambiental. Hoy las fronteras urbanas, agropecuarias y mineras siguen avanzando sin límites ni planificación, con renovados procesos de invasión, expulsión y resistencias sociales.

- ¿Cuál es tu expectativa con esta primera aventura literaria?

- “El brazalete” sincroniza los 128 años de resistencia de los pueblos del Valle Calchaquí con la evolución de una familia habitante de la actual Ciudad Sagrada de los Quilmes. Con la ficción hilvano los hechos históricos con las vidas de las personas y su descendencia. Demoré muchos años en publicarla, y se logró gracias a la editorial Libros Tucumán, de Yerba Buena. Mi expectativa es que esta novela llegue a todas las edades y contribuya a entender el presente, resguardar la memoria e integrar una identidad común que necesitamos como sociedad, que respete los territorios y valore las diversidades.

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