Después de ser suspendida, Rusia dio un portazo al Consejo de Derechos Humanos

Ucrania y sus aliados, entre ellos la Argentina, quitaron a Rusia la silla que tenía en un organismo con alto valor simbólico de la Organización de las Naciones Unidas. Tras la decisión, el embajador ruso Kuzmin anunció que su país se iba por su propia voluntad. China se acercó más a Putin.

MOMENTO CRUCIAL. Fueron 93 los países que votaron en la asamblea de la ONU a favor de la suspensión de Rusia, mientras que 58 se abstuvieron, 24 rechazaron el castigo y 18 se ausentaron cuando les tocaba pronunciarse. twitter @ONU_es MOMENTO CRUCIAL. Fueron 93 los países que votaron en la asamblea de la ONU a favor de la suspensión de Rusia, mientras que 58 se abstuvieron, 24 rechazaron el castigo y 18 se ausentaron cuando les tocaba pronunciarse. twitter @ONU_es

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acentuó su involucramiento en la guerra en Europa del Este al suspender a Rusia en el Consejo de Derechos Humanos, mecanismo con un gran valor simbólico en el sistema internacional. Se trata de una decisión que asimila al autócrata Vladimir Putin con el dictador libio Muammar el Gaddafi: hasta ayer sólo aquel había sido echado del organismo creado en 2006. Si bien la mayoría de los países presentes en la Asamblea avaló la resolución impulsada por Ucrania y los Estados Unidos -incluida la Argentina-, Rusia exhibió mayor apoyo. Con los hechos consumados, mostró que le interesaba poco la silla que acababa de perder y, por medio del embajador Gennady Kuzmin, anunció que se marchaba de inmediato del Consejo.

La evocación de la masacre de civiles en Bucha, ciudad ucraniana recientemente liberada, dominó la sesión en la sede de Nueva York. Para los 93 países que votaron a favor de la suspensión, el Kremlin incurrió en violaciones sistemáticas y masivas de derechos humanos que le impedían continuar en el instituto que hoy preside el embajador argentino Federico Villegas. Un sector de 58 países se abstuvo de posicionarse -las abstenciones no cuentan en el resultado final- mientras que 24 rechazaron el castigo, incluida la propia Rusia y China, que por primera vez votó a favor del Kremlin en la ONU. Un conjunto de 18 Estados se ausentaron al momento de la votación, entre ellos Venezuela. Antes de levantarse, Samuel Moncada, representante de Caracas, se había opuesto “categóricamente” a la suspensión.

Los argumentos para ratificar a Rusia en el Consejo se concentraron en tres puntos: 1) que una investigación independiente y transparente -encargada justamente por el órgano a cargo de Villegas- no había corroborado aún las noticias periodísticas sobre la matanza de Bucha; 2) que la reacción iba a exacerbar las hostilidades, en lugar de aplacarlas, y 3) que el organismo no debía ser “politizado” ni dejarse arrastrar por un “doble estándar” que podía llevar a penalizar a unos miembros y a exculpar a otros -al respecto, Siria cuestionó la tolerancia hacia Israel-.

“En el asunto ucraniano siempre hemos sostenido que la soberanía nacional debe ser respetada, lo mismo que las preocupaciones de seguridad de los países. Hay que poner un final temprano a la agresión: es lo que quiere China. Las imágenes de Bucha son perturbadoras, pero aún no han sido esclarecidas. Nosotros bregamos por el diálogo y la negociación mientras que otros agregan nafta al fuego”, justificó el embajador Zhang Jun.

En total, 193 naciones componen la Asamblea General, la máxima institución deliberativa de las Naciones Unidas. El reglamento del Consejo de Derechos Humanos, mecanismo para la protección y promoción de garantías jurídicas esenciales conformado por 47 naciones, estatuye que la suspensión requiere de los dos tercios de los miembros presentes y votantes. Si bien ese umbral fue cumplido con holgura (el 80% de los que reunían las condiciones para votar se inclinó por el “sí”), el desenlace indica que Rusia mejoró ayer su desempeño. Ocurre que el 2 de marzo, cuando la Asamblea General adoptó una resolución de repudio de la guerra y exigió el cese de los bombardeos en Ucrania, la postura rusa había conseguido 35 abstenciones y solamente 5 votos favorables.

“Titanic” vs. “teatro”

Así como Xi Xinping se acercó a Putin, el Gobierno de Alberto Fernández consolidó su pertenencia a la esfera de países embanderados con los presidentes Joe Biden y Volodimir Zelenski. Con su alineamiento, la Argentina se distinguió de los otros “grandes” de América Latina, México y Brasil, que optaron por abstenerse. En el mismo sentido que la delegación argentina votaron los sudamericanos Uruguay, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y Ecuador. Tres países de la región explicitaron su respaldo al Kremlin. Se trata de Bolivia, Cuba y Nicaragua.

Pese a que Rusia intentó mitigar el golpe con el anuncio de su retirada voluntaria del Consejo (funciona en Ginebra, Suiza), nunca un país fundador de la ONU había sufrido un revés de esta naturaleza. En un intento por frenar la iniciativa en la Asamblea General, la misión rusa distribuyó una nota en la que avisó que una adhesión a la suspensión iba a ser interpretada como “un gesto de enemistad” con efectos en las relaciones bilaterales. Es su segunda exclusión-abandono de un organismo multilateral dedicado a los derechos humanos desde el inicio de “la operación especial”, como Putin denomina a la invasión.

El 15 de marzo, Moscú había anunciado su salida del Consejo de Europa y de toda la institucionalidad creada por la Convención Europea de Derechos Humanos, incluido el Tribunal de Estrasburgo: al día siguiente, los consejeros comunicaron que Rusia ya no formaba parte de la organización que había integrado durante 26 años.

“El botón rojo (corresponde al ‘no’ en el tablero electrónico de la ONU) es la sangre de los inocentes muertos. Si lo presionan, el recuerdo de las víctimas permanecerá con ustedes hasta que la memoria perdure. Piensen en esto, por favor”, manifestó ayer Sergiy Kyslytsya, embajador ucraniano ante la Asamblea General. Al motivar el proyecto de suspensión, el diplomático instó a sus pares a evitar que el Consejo de Derechos Humanos se hundiera como el “Titanic”. “Lo de Rusia es único y por eso este paso es tan especial en la historia de las Naciones Unidas. Es hora de recordar lo que decía (el ex presidente ruso) Boris Yeltsin en 1992, quien quería que los derechos humanos fueran la norma universal. Lamentablemente, el régimen de Putin hizo lo contrario”, agregó.

El representante ruso desestimó todos los reproches con el argumento de que “teatralizaban” la realidad. “No es el lugar ni el momento para el teatro o la actuación dramática de Ucrania. Lo que dice no tiene ninguna relación con la situación de derechos humanos en el territorio. Aquí hay un intento de colonialismo de parte de los Estados Unidos”, reflexionó a su turno el embajador Kuzmin. Luego de la votación, y mientras Zelenski y el canciller Dmytro Kuleba aplaudían el triunfo de Kyslytsya, Kuzmin pidió otra vez la palabra, y definió la suspensión como un acto “ilegítimo” y “políticamente motivado”. “Rusia ha decidido irse del Consejo hoy mismo. Siempre lo consideró un componente importante de la agenda de los derechos humanos, pero desgraciadamente hoy está monopolizado por un grupo de Estados que lo usan para sus objetivos de corto plazo”, objetó. Este portazo otorgaría carácter definitivo a la suspensión. A continuación, tomó la palabra la representante holandesa, Yoka Brandt, y dijo: “la pertenencia al Consejo acarrea deberes y responsabilidades. No es un ‘free ride’ (viaje libre que no hay que pagar). Hemos visto las fotos y los videos de Bucha. Señores y señoras: existe una forma de detener las atrocidades. Rusia empezó la guerra y ahora debe terminarla”.

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