Cecilia Sáenz, rectora del colegio Nueva Concepción, piensa que desde hace tiempo la escuela se debe a sí misma una nueva lectura de los “signos de los tiempos”, para poder actuar de manera más impática en la sociedad. Cree que ha llegado el momento de valorar no sólo los contenidos conceptuales, tan importantes para la formación intelectual de los alumnos, sino también aquellos que le sirven al joven para desenvolverse en la vida práctica.
“Hoy más que nada nos preocupa la convivencia, este eje del que habla la Unesco, que tiene que ver con otro modo de ser y de estar en la escuela. Creo que es fundamental tratar de mostrar al alumno otra perspectiva diferente a que la que está viviendo en esta sociedad tan cargada de uno mismo, de cinismo y de selfies. La educación de los alumnos, en este mundo tan materialista e individualista, debe estar dirigida a mostrarles que debemos pararnos al lado del otro para acompañarlo y escucharlo”, señala.
“El cuidado de la casa común es esencial en la educación de los alumnos, a través de la encíclica Laudato Si. El estudio de estos conceptos nos pone de relieve la necesidad de establecer una relación positiva con el medio ambiente, el patrimonio común de toda la humanidad y de cuya integridad depende nuestra calidad de vida. Intentamos educar para una gestión armoniosa de la naturaleza y sus recursos”, explica.