Sólo es una hora más de clase por día, apenas 40 minutos de reloj. Y sin embargo, sumarla a la jornada escolar es un objetivo que lleva 17 años sin cumplirse. La Ley de Financiamiento Educativo suponía que para 2010 el 30% de los estudiantes argentinos debía gozar de más tiempo áulico, pero en los hechos no supera el 14 % (según datos del Observatorio Argentinos por la Educación). ¿Cuáles son los escollos que no permiten la universalidad de la jornada extendida en el nivel primario como exige la Ley de Educación Nacional?
En Tucumán, el ministerio de Educación encomendó al cuerpo de supervisores primarios, integrado por 43 docentes, que se aboquen al estudio de los problemas y posibles soluciones de la implementación del proyecto de extensión horaria en cada escuela de la provincia. No son pocas. La tarea que implica sucesivos encuentros de padres y docentes, por separado, con los supervisores ya ha comenzado. Todas las conclusiones contribuirán para el diseño de un proyecto provincial. El Ministerio de Educación no quiso adelantar a LA GACETA ninguna información al respecto. “Esta semana comunicaremos oficialmente el avance de las mesas de diálogo para la implementación” fue lo único que anticipó. Sin embargo, se supo que ni los gremios docentes ni los grupo de padres de alumnos fueron consultados sobre la propuesta ministerial que baja desde la Nación.
Consultados extraoficialmente, por nuestro diario, los supervisores detectan cinco grandes escollos a resolver para poder sumar una hora más de clase en el nivel primario:
1- Horarios de ingreso y egreso escolar: para tener una hora más de clase hará falta ponerse de acuerdo con todos los actores del sistema educativo. Entrar 20 minutos más temprano a la escuela y salir 20 más tarde puede resultar sencillo solo si hay una sincronización con los padres y transportistas escolares, y en el caso del interior con los colectivos. En la ruralidad el horario del transporte público de pasajeros determina el ingreso a las aulas.
2- Infraestructura: varias escuelas trabajan en doble y triple turno. Necesariamente deben dejar un espacio de tiempo para que el establecimiento sea aseado por el personal auxiliar. El tema se complica en el caso de las escuelas con dos turnos de primaria, mañana y tarde.
3- Funcionamiento del comedor escolar: gran parte de las escuelas primarias, sobre todo del interior de la provincia, dedican no menos de 15 minutos a atender cuestiones relativas a la alimentación de los niños. Por ahora, ese tiempo está absorbido por la jornada escolar.
4- Superposición horaria de cargos docentes: muchos maestros son directores o docentes en otra escuela, a contraturno. Salen de un establecimiento e inmediatamente viajan hacia otro. Si no tienen tiempo para trasladarse se verían obligados a renunciar a un cargo.
5- Financiamiento. Todavía no está claro cómo se abonará la hora extra que realizará el docente. Hay que tener en cuenta que únicamente el maestro de grado tendrá la opción de incrementar de cuatro a cinco horas su jornada laboral diaria. Esto significa un aumento de 20 a 25 horas semanales.
“Es importante que la comunidad sepa que los supervisores estamos buscando soluciones. No queremos que nadie salga perjudicado. Nuestro trabajo está enfocado en lograr que ningún docente tenga que renunciar a ningún trabajo para poder adecuarse a este proyecto de la jornada extendida”, aclara una supervisora primaria que prefiere hacer reserva de su nombre.
En las escuelas, las reuniones entre docentes y supervisores se organizan durante las horas institucionales que tiene cada establecimiento en la semana, a fin de no perder tiempo en horario de clases.
“Desde el Ministerio de Educación nos han dado completa libertad para recabar toda la información posible, para poder analizar cada situación. Los padres son los más entusiasmados, ellos realmente quieren que sus hijos tengan más horas de clases. Incluso en el interior, nos plantearon que quieren que sus hijos vayan en doble turno a la escuela”, cuenta una supervisora.
La visión sindicalista
El secretario general de ATEP, David Toledo, aún no fue consultado por el ministerio de Educación sobre el proyecto de jornada extendida. “Entendemos que el salario tiene que tener una corrección, pero hay que sentarse a conversarlo. Esta es una iniciativa de la Nación, por lo que el ministro debe reunirse con el gremio de Ctera para analizar el tema antes de implementarse”, sostiene.
Toledo remarca que hay muchas situaciones para rever, como es el caso de la inversión edilicia. Sin ella establecimientos con doble y hasta triple turno no podrán tener jornada extendida. A eso se suman las tareas de comedor escolar, “con el 50% de pobreza en el país no se puede dejar de asistir a los niños”, afirma.
Voces disonantes
Aunque el proyecto aún se está elaborando, hay voces disonantes que ya se dejan escuchar. “Esta es una medida desacertada. No tenemos instrumentos legales que fundamenten una medida como esta de ampliar la jornada escolar. Si bien es cierto que tiende a favorecer a la educación, no tiene en cuenta el contexto en que nos encontramos”, dicen Nora Yenad y Hugo Brito, de la agrupación Isauro Arancibia.
Los dirigentes (que enfrentan a la directiva de ATEP de cara a las próximas elecciones) objetan que no está claro por parte del Ministerio de Educación cuánto van a cobrar los docentes por esa hora de clase. “Suponemos que será un 25% de aumento del sueldo, pero no sabemos si será sobre el básico, el bruto o el líquido y si será una cifra en negro, no bonificable”, expresan.