Las dudas que pueden debilitar a Juntos por el Cambio

Algunos están apurados, otros más serenos. En la dirigencia de Juntos por el Cambio (JxC) local sorprendió la información de que las elecciones provinciales del año que viene serían en junio, tal como sucedió en 2019. Los diferentes espacios comienzan a otear lo que se viene, que implica nada menos que la previa de la renovación de la totalidad de los cargos electivos. La mayoría de quienes ocupan los cargos transcurren sus segundos mandatos y no tienen posibilidad de reelección. Este detalle tensa aún más el ambiente político, porque la cuenta vuelve a cero: todos deben pensar en su futuro y tratar de posicionarse lo mejor posible para continuar vigentes. Si efectivamente los comicios son en la fecha mencionada por el gobernador Osvaldo Jaldo, las definiciones sobre las candidaturas deberían estar a más tardar en febrero, para tener un margen de tres o cuatro meses de campaña.

Mientras, los grupos internos que quedaron definidos tras las elecciones nacionales del año pasado, permanecen divididos cada uno enfocado en su juego. Se miran de reojo y miden las acciones de los otros. Coinciden en que es beneficioso que el oficialismo haya “adelantado su jugada” y que ahora cuentan con tiempos más precisos.

Las reuniones que se concretan son aún atomizadas y las acciones conjuntas, como los trabajos en comisiones para elaborar un plan de gobierno, se desarrollan de manera irregular aunque hay mucha voluntad de que el trabajo sea fructífero. Muchos tienen la sensación de que los encuentros más amplios, que hace rato no se concretan, fueron sólo “para la foto” y para especular con las presencias y ausencias.

Los movimientos internos en la Unión Cívica Radical (UCR), que derivaron en la asunción de Roberto Sánchez como cabeza del partido medular del espacio, y los cruces entre Germán Alfaro y Osvaldo Jaldo y Alfaro y Sánchez protagonizaron las conversaciones en estos días y generaron “ruidos”.

Los asuntos que atraviesan al armado opositor están marcados por las dudas. Cómo se resuelvan estas cuestiones y qué camino siga cada vertiente puede derivar en que JxC despeje las incógnitas, acuerde y se plante con fuerza o se pierda en los interrogantes, se divida y llegue debilitado a 2023

¿Se ampliará el armado y con quiénes? ¿Fue un error o un acierto excluir preventivamente a Javier Milei y cómo se replica eso aquí? ¿Sumarán a Fuerza Republicana? ¿Cuándo se tienen que dar las definiciones comunes sobre los grandes temas de Tucumán? ¿Qué pasará en el ámbito nacional y qué peso tendrá eso en estas tierras? ¿Cómo llegará el oficialismo provincial al 2023? ¿Cómo seguirá la situación económica y social? ¿Alfaro y Sánchez comenzarán a dialogar? ¿Irán divididos? Y, fundamentalmente, ¿cómo se definirán los candidatos en la provincia? De acuerdo con referentes de distintas vertientes, la foto de hoy muestra que es improbable un acuerdo que medianamente conforme a gran parte de la futura coalición electoral. Coinciden en que, al menos hasta hoy, no hay chances de que Alfaro admita ir como vice de Sánchez ni Sánchez como segundo de Alfaro. Además, está la figura de Sebastián Murga, un tercer dirigente aliado que expresó también su intención de llegar a la Casa de Gobierno.

Desconfianza

En el oficialismo radical siguen con mucha atención lo que sucede en Buenos Aires y en los alrededores locales. Siguen de cerca y analizan las estrategias que, entienden, sigue su principal contendiente Alfaro: apostar mucho a su gestión, apoyado en las obras públicas, y atacar a Jaldo y Sánchez para permanecer en la palestra.

En el entorno más próximo de Sánchez creen que su imagen seguirá creciendo y legitimándose como la figura de la oposición y que esto generará que, a la larga, Alfaro tendrá que acompañarlo. De todas maneras, dan por sentado que será postulante con o sin el intendente capitalino. Las reglas de juego, esperan, se pautarán una vez que la coalición se inscriba para la contienda.

En otros sectores del radicalismo advierten que los principales inconvenientes son que las reglas no están claras y que los mensajes que se cruzan implica que ninguno de los interesados en el Poder Ejecutivo declinará sus intenciones. Consideran que los 40 puntos logrados en las nacionales están estancados y corren riesgo; no están siendo valorados como un capital conjunto que hay que potenciar. No ven un panorama favorable.

Sánchez sigue en el camino para consolidar el partido, dicen en su entorno, pese a que hay dirigentes del propio radicalismo que consideran que esto no es gravitante para las elecciones. El lunes se concretará la primera reunión de la Junta de Gobierno y se terminará de definir la mesa de conducción. Además, la idea es fijar el calendario para poner en funcionamiento las Juntas Departamentales, claves para continuar recorriendo la provincia.

También se fijó la fecha para la Convención Nacional, que será el 27 de en La Plata y de la que podrán participar los 12 nuevos convencionales. Allí se elegirá la mesa que luego sellará las alianzas para las urnas y qué pasará, nada menos, en las provincias.

Hay referentes de experiencia que sostienen que la mesa nacional tendrá que intervenir en Tucumán, porque consideran que los líderes emergentes de los comicios no están liderando el conjunto.

En el camperismo, puntal de la postulación de Sánchez, consideran que quienes excluyen partidos y figuras cometen un error. La certeza en esa vertiente es que tienen que estar todos y que esto es lo único que asegura ser competitivos. Subrayan que la alternativa más conveniente para las decisiones es una interna abierta. Esta semana se dará un primer acercamiento con el alfarismo. Está previsto que los intendentes Alfaro y Mariano Campero se reúnan a principios de la semana. Las excusas serán el trabajo conjunto para la maratón del Bicentenario y la rotonda de Camino del Perú. El gesto será netamente político. Desde las dos veredas creen que será auspicioso.

En el alfarismo, en tanto, desconfían de que el Gobierno dé a conocer tan temprano la fecha electoral y consideran que podría ser modificada.

Alfaro ya manifestó públicamente que tanto en el plano nacional como en el local es clave “administrar los egos”.

En el PJS también se agarraron la cabeza cuando la mesa nacional dispuso decirle no a Milei. “Es condenarse a la derrota dos años antes”, mascullaron en la sede municipal.

Cuentan que Alfaro, caracterizado por ser “tiempista”, y los suyos escudriñan la coyuntura y creen que aún no hay suficientes señales como para tomar determinaciones. Los meses que restan son una eternidad en un país tan cambiante, creen. Tiempo al tiempo, piden.

Hay algunos de sus representantes que apuestan a que Sánchez se “desinflará” porque la interna radical le pasará factura y porque el lanzarse tan temprano es desgastante.

Remarcan que una de sus fortalezas es que cuentan con el compromiso de Horacio Rodríguez Larreta, una figura presidenciable. El trabajo entre los equipos técnicos de ambos se afianza y avanza. Arriesgan que los candidatos tucumanos se elegirán en Capital Federal. No confían en un sistema de internas abiertas provinciales porque creen que hay quienes, ante un resultado adverso, no apoyarían al eventual ganador.

CREO, el espacio de Murga, opina que hay que agilizar los tiempos y estar preparados cuanto antes porque el peronismo, afirman, suele cambiar las reglas ante su conveniencia. A diferencia de otras líneas de JxC, no están dispuestos a admitir que los postulantes se diriman en Buenos Aires. Abonan la idea de una gran primaria abierta. Descartan un acuerdo con Alfaro, aunque juran que si ganara esa interna, se alinearían tras el jefe municipal. Sí tienen más afinidad con otros sectores, como con el tándem Sánchez-Campero. Están previstas algunas reuniones para avanzar en las conversaciones.

Las dudas sobran y las incongruencias, también ¿Las diferencias serán tan sustanciales como para romper o herir Juntos?

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