Censos: qué cambió en 30 años

Anécdotas e historias de los últimos tres censos, en la voz de tres censistas. Cómo evolucionó la población. La incidencia de la tecnología en este momento y para el futuro

Censos: qué cambió en 30 años

Son testigos directos de cómo fue cambiando la población entre censo y censo. Con sus lápices en mano, se encargaron de delinear en los formularios cómo es esa fotografía del país que nos sacan cada 10 años. Si bien antes tenían la obligación de hacer el censo, ahora participan por elección, convencidas de que es un deber hacerlo si queremos saber cómo somos y qué país deseamos ser. Entrevistamos a tres maestras que realizaron hasta cuatro censos y esto es lo que nos contaron sobre cada experiencia.

Verónica Vaschetto (51) va este año por su cuarto censo, todo un récord. La docente de la Escuela Raúl Colombres cuenta que cada vez que se aproxima un relevamiento siente el mismo cosquilleo en la panza que tuvo en 1991, cuando recorrió la zona de Chile y Salta encuestando a los vecinos. “Cuando paso por el frente de esa esquina todavía me emociono”, relata. “La gente siempre me trató muy bien; incluso me invitaban a comer. Creo que voy a extrañar esta vez tanta hospitalidad, ya que tenemos prohibido ingresar a las casas. Ni siquiera podrán ver nuestras sonrisas; estarán tapadas por el barbijo”, se lamenta.

VERÓNICA VASCHETTO. Este será su cuarto censo. VERÓNICA VASCHETTO. Este será su cuarto censo.

De todas formas, siente que este será un censo muy especial. Es el último que hará. Y por esas casualidades de la vida, le toca salir a hacer el relevamiento con su hija, que es maestra jardinera.

De su experiencia como censista dice que sólo una vez una familia no quería contestar las preguntas al principio. “Hay gente que tiene miedo de responder. Luego, vino otro familiar y contestó”, remarca. “En general, me encanta ser censista. Lo tomo con mucha responsabilidad. No soy de mantener distancia; me gusta entrar en confianza para que se sientan a gusto”, resalta.

Para ella, el trago más amargo fue el censo 2001. En ese año, era docente en una escuela de Las Talitas y le tocó cubrir una zona vulnerable. Además, estábamos en plena crisis. “Se veían muchas carencias; demasiadas. Sentí una gran tristeza, me partió el corazón ver tantas necesidades, mucho hacinamiento, madres jóvenes. Ese censo me impactó hasta las lágrimas; sin dudas la fotografía más triste del país”, evalúa.

A diferencia de 1991, en 2001 se vio más pobreza y algunos cambios en los hogares. Hijos grandes (más de 30), e incluso ya casados, seguían con sus padres por falta de vivienda.

En 2010, le tocó censar la zona de Corrientes y Suipacha. En esos años se notó el gran salto tecnológico en muchos hogares, que tenían más televisores, computadoras y más teléfonos celulares entre sus integrantes, recuerda. “De todas maneras, en cada censo, sí nos toca ser testigos de la gran desigualdad que hay. Casas que no tienen ni agua corriente, o con pisos de tierra, mientras que otras están más avanzadas”, resalta.

Más gente viviendo sola en departamentos, personas de más edad, más familias ensambladas fueron otros puntos que se encontraron los censistas hace 12 años.

Verónica cree que el próximo censo será 100% digital. “Hay varias familias que me anticiparon que ya hicieron el censo on line. O sea, que el miércoles solo me entregarán un código”, cuenta. Por el momento, e igual que aquella primera vez en 1991, sigue saliendo con el papel y el lápiz. “Si bien hay que reconocer que este año estamos más preparados y contamos con una aplicación en la cual podremos realizar el censo digital. Además sirve para informar dónde nos encontramos, algo fundamental para la seguridad del censista”, resume.

Dejar el campo

María Paz fue censista en tres oportunidades. Como se acaba de jubilar, este año no le tocó el relevamiento. Recuerda que en 1991 y en el 2001 le asignaron la zona de Campo La Flor, en Ranchillos, donde ella era maestra rural. “Siempre nos esperaban con tanto entusiasmo a los censistas, con el desayuno listo o el almuerzo. Se ofendían si no probabas bocado. La verdad cada censo fue una experiencia maravillosa, sobre todo por la hospitalidad de la gente”, remarca la docente que en 2010 le tocó encuestar a los habitantes de Raco.

MARÍA PAZ. Fue censista en tres oportunidades. Ya se jubiló. MARÍA PAZ. Fue censista en tres oportunidades. Ya se jubiló.

Hace dos o tres décadas, según recuerda, el censo se hacía un domingo. Y como debían caminar muchos kilómetros o trasladarse en sulky hasta las zonas inhóspitas, no terminaban hasta la medianoche de trabajar. Es más, en una oportunidad se hizo tan tarde que tuvo que dormir en una finca de la zona.

Lo que más le impactó desde su primera experiencia hasta segunda, en 2001, fue la cantidad de gente que había dejado el campo. “En los 90 todavía había mucha gente trabajando las tierras. En el 2001 las máquinas se apoderaron de los paisajes y había menos trabajo para el humano. Ahí nos dimos cuenta la cantidad de jóvenes que habían abandonado la vida rural”, señala-

Para María fue también el censo del 2001 el que más le impactó. “La crisis pareció no discriminar a las familias del campo. La pobreza se extendió muchísimo. Hubo algunas mejoras en 2010, pero creo que la situación actual sigue siendo bastante preocupante”, comenta la docente que este año, por primera vez, le tocará responder las preguntas del cuestionario y no hacerlas. Está ansiosa. Por eso, confiesa, no ha realizado el censo digital. Quiere vivir la experiencia de recibir la visita del censista en su casa.

Del hambre al miedo

Claudia de Marco tiene 51 años y este será su tercera experiencia como censista. “Hasta mi esposo se pregunta por qué me gusta tanto meterme en casas ajenas. Disfruto y siento que estoy haciendo algo muy importante para mi país. Además, la gente siempre me ha tratado bien”, explica la docente, que en 2001 le tocó censar la zona de San Felipe (Buenos Aires al 4.500) y en 2010, San Cayetano. Ahora le asignaron un sector de la República del Líbano, desde Italia hasta Francisco de Aguirre.

CLAUDIA DE MARCO. Esta es su tercera experiencia. CLAUDIA DE MARCO. Esta es su tercera experiencia.

En la primera oportunidad que hizo el censo, en plena crisis, se notaba mucho la pobreza extrema. “Corría 2001. Eran tiempos en los que en las aulas nuestros alumnos se desmayaban del hambre”, dice, y rememora esos tiempos en que Tucumán fue noticia mundial por la cantidad de chicos que fallecían por desnutrición.

En el 2010 dos cosas le llamaron la atención: el hacinamiento en algunas viviendas y el miedo que la gente le tenía a los censistas. “Creo que hubo toda una operación mediática. Las personas pensaban que les íbamos a robar información, que no tenían que contarnos ciertas cosas”, apunta.

Esa jornada de relevamiento estuvo atravesada de punta a punta por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, recuerda. Y esa situación provocó que sea casi imposible cumplir con los tiempos previstos para cada formulario del Indec, sostiene.

Claudia cuenta que en la primera casa que visitó ese miércoles 27 de octubre de 2010, cuando entró, había una pareja de jubilados llorando desconsoladamente. Ahí se enteró de la noticia que terminó opacando el megaoperativo del censo. “La gente estaba triste, asustada, quería charlar. Uno trataba de ser lo más profesional posible. Fue un día muy intenso, cargado de emociones. No me puedo olvidar tanta gente llorando, desconcertando”, detalla.

Al margen de eso, algo que le impactó de un censo a otro fue que había aumentado mucho el número de familias ampliadas que encontró viviendo en una misma casa y también la gran cantidad de madres solas, a cargo de hogares. Así como también ver tantos hijos grandes viviendo todavía con sus padres. Algunas cuestiones siente que siguen igual aunque ya hayan pasado 21 años de su primer censo: la falta de viviendas y de mejoras en muchas de estas construcciones.

Censo digital: hay tiempo hasta el miércoles

El director de Estadísticas de la Provincia, Raúl García, recordó que hasta el miércoles hay tiempo de hacer el censo digital, entrando a la página censo.gob.ar. Hasta ahora Tucumán está batiendo récords en ese sentido. El 26% de las viviendas tucumanas han realizado el Censo Digital. O sea, 105.000 viviendas y aproximadamente 330.000 personas.

Población

- 33 millones de personas habitaban la Argentina según el censo 1991.

- 36 millones de argentinos se censaron en 2001.

- 40 millones de habitantes se registraron en el censo 2010

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