Faltante de gasoil: el temor a derivaciones sociales

Todas las miradas apuntan a YPF. La empresa de bandera estatal está en el foco de la tormenta y en cada conversación telefónica que mantienen los gobernadores más afectados por la falta de gasoil. En una de ellas, uno de los mandatarios enojados por el desabastecimiento ha señalado que quedarse sin gasoil en medio de una cosecha gruesa es como pilotear un avión con menos combustible y apelar a la suerte para llegar a destino sin contratiempos. Impresión es el otro término que más se escucha. Y eso involucra, además, a la conducción política del país.

Si Aerolíneas Argentinas ha funcionado a pérdida por un buen período, ¿cómo YPF no puede hacer ese mismo esfuerzo, al menos durante 90 días, para importar más gasoil y evitar, así, la paralización de la actividad productiva de gran parte del país?, plantean desde la liga de gobernadores más afectados por esta situación. También recuerdan que hace al menos 60 días que Refinor, otra de las abastecedoras la región, ha manifestado inconvenientes en la provisión de gasoil.

La desesperación embarga a los conductores de provincias. Una persistencia en el desabastecimiento de uno de los insumos más utilizados por el campo puede llevar, en definitiva, al cierre temporal de actividades económicas con el consecuente problema social: desempleo y más pobreza. Ninguno quiere estar frente a esa situación. Por eso peregrinan hacia la Casa Rosada. Hoy lo hace el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, que llegará justo cuando termine la reunión de gabinete convocada por su compañero de fórmula Juan Manzur. Si es necesario, Jaldo intentará reunirse con el propio presidente Alberto Fernández. Sabe que la situación será mucho más complicada mientras pasen los días porque alguna respuesta hay que darle a los transportistas que accedieron a levantar una medida de fuerza, como una señal de esperanza hacia una pronta normalización en el suministro de gasoil.

La situación puede descomprimirse al promediar julio, cuando acabe la cosecha. Sin embargo, el problema de fondo persistirá y puede ahondarse en la medida que el Gobierno no consiga los dólares para traer más barcos con gasoil importado.

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