KIEV, Ucrania.- Las fuerzas ucranianas forman nuevas líneas defensivas en el este del país y se preparan para una nueva y dura fase de la guerra, mientras el presidente Vladimir Putin proclamaba la victoria de Rusia en la batalla de Lugansk, que ha durado meses.
La toma de la ciudad de Lisichansk representó una de las mayores batallas en Europa desde hace generaciones, en la que Moscú puso en juego todo el poderío de sus fuerzas terrestres, durante dos meses. Kiev perdió por completo el control de la provincia de Lugansk, una de las dos regiones del Donbás, en el este de Ucrania.
La batalla completa la conquista rusa de la provincia de Lugansk, una de las dos regiones que ha exigido a Ucrania que ceda a los separatistas en la región del Donbás. Luego de esta costosa victoria, las tropas rusas se preparan para profundizar la ofensiva. Kiev perdió por completo el control de la provincia de Lugansk, una de las dos regiones del Donbás, en el este de Ucrania.
Con la caída de Sievierodonetsk, 10 días antes, el 24 de junio, Ucrania perdió de hecho el control de toda la provincia (oblast) de Lugansk, una de las dos regiones del Donbás, aun cuando los invasores tengan todavía que conquistar algunas ciudades de esa región. Muchas de ellas están quedando abandonadas porque sus habitantes se desplazan hacia el oeste, a territorio ucraniano.
Con el 20% del territorio ucraniano bajo su control, Vladimir Putin felicitó a su ejército por la “liberación” de la autoproclamada República Popular de Lugansk, y ordenó seguir su ofensiva. La orden comprende lanzar de inmediato la batalla por Donetsk, la otra región que el presidente ruso pretende “liberar”, según su discurso, de la supuesta persecución a ciudadanos rusoparlantes.
Se trata de una importante victoria, a más de cuatro meses del inicio de la invasión a Ucrania. “Le pido que presente para su condecoración a todos los militares que distinguieron en estas acciones de combate”, dijo Putin, durante una reunión con su ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, transmitida por televisión. Las fuerzas rusas “deben llevar a cabo sus misiones según los planes previamente aprobados”, añadió.
Tras haber abandonado su objetivo inicial de capturar la capital Kiev luego de una resistencia ucraniana, Rusia centró sus esfuerzos en lograr el control total de las regiones de Donetsk y Lugansk en el este del país.
Rusia, cercada por las sanciones económicas de Occidente y la amenaza que representa la posible incorporación de Suecia y Finlandia a la alianza militar atlántica (OTAN), aún cuenta con aliados.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994 y acusado en Occidente de abusos contra los derechos humanos, ha permitido a las tropas rusas utilizar el territorio de su país para invadir Ucrania. Ayer dijo que su país apoya plenamente a Rusia en su campaña militar en Ucrania como parte del compromiso de larga data de unión con Moscú. “Hoy se nos critica por ser el único país del mundo que apoya a Rusia en su lucha contra el nazismo. Apoyamos y seguiremos apoyando a Rusia”, sostuvo Lukashenko en un video publicado por la agencia de noticias estatal BelTA. “Una unión tan estrecha con la Federación Rusa -dijo- que tenemos prácticamente un ejército unificado”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo en Kiev que los comentarios de Lukashenko son un hecho “peligroso” y que las palabras del líder bielorruso deben ser tomadas como una señal para que sus acciones sean ser observadas con atención. Algunos funcionarios ucranianos sugieren que Bielorrusia podría implicarse pronto en el conflicto de forma directa.
El alcalde de Leópolis, Andriy Sadoviy, dijo el fin de semana que la situación en la frontera bielorrusa era imprevisible y que había convocado una reunión de representantes de la ciudad para elaborar planes de contingencia en caso de una escalada. (Reuters)