¿Se puede revivir el primitivo Horco Molle? la UNT busca retroceder hasta la selva original

El Jardín Botánico encaró un mega proyecto de restauración ecológica. Financiamiento de una fundación suiza y asesoramiento del Jardín Carlos Thays.

GRAN TAREA. El proyecto de restauración ecológica incluye la extracción de eucalipto y siempreverde, entre otras especies foráneas. GENTILEZA UNT GRAN TAREA. El proyecto de restauración ecológica incluye la extracción de eucalipto y siempreverde, entre otras especies foráneas. GENTILEZA UNT

En lo que se considera un mega proyecto de restauración ecológica, unas 16 hectáreas del Jardín Botánico de Horco Molle están siendo intervenidas por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) a fin de recuperar la biodiversidad nativa de ese sector pedemontano. Con financiamiento local e internacional, se han sacado ligustros y se han plantado miles de ejemplares de tipa, cebil, jacarandá, tabaquillo y pacará, entre otros.

En esta etapa inicial y en concreto, desmontaron unas tres hectáreas y reforestaron casi dos. Además de los profesionales del Jardín -que depende de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT- trabajan en esto los investigadores del Instituto de Ecología Regional (IER). El proyecto cuenta con apoyo y financiación de la Fundación Franklinia, de suiza, y del Jardín Botánico Carlos Thays, de la ciudad de Buenos Aires.

"Desde 2014 se vienen realizando ensayos al respecto", precisa el biólogo Pablo Quiroga, director del Jardín de Horco Molle. De hecho, primero se identificaron aquellos bosques de ligustros de más de 35 años, pues son susceptibles de restaurar. En cambio los ligustros jóvenes poseen una capacidad de rebrote tan alta, que sería injustificado quitarlos. "Cortás uno y salen 10", grafica Quiroga.

Los alrededores de Horco Molle comenzaron a ser alterados a principios del siglo pasado. Con esta iniciativa, se busca retroceder esos 100 años, agrega Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental.

- Pero, ¿se puede volver a la vegetación del pasado?, se le pregunta a Quiroga.

- Eso lleva tiempo. Ahora estamos procurando recuperar la estructura del lugar. Al reemplazar un ligustro por un lapacho, por ejemplo, de a poco irán apareciendo las plantas epífitas y otras aves, insectos y animales. Lentamente, cada sector irá cambiando y será más parecido a la selva original.

Es decir que quizás al cabo de otros 100 años, esta zona semiurbana recupere su aspecto inicial. No obstante, Quiroga enseña que al cabo de una década ya podrán advertirse ciertos cambios. "Tampoco se puede sacar todo un bosque de ligustro de repente, porque el suelo quedaría desnudo en una zona de pendiente", explica. "En unos años, esto será bastante parecido a lo que era, aunque con mayor diversidad de especies animales y vegetales y con mejores servicios ambientales", apunta Juliá.

Está previsto que a fines de septiembre arribe una delegación de técnicos del Jardín Carlos Thays, a fin de avanzar con la plantación de semillas. La Reserva de Horco Molle se ha destacado en los últimos años por sus programas de rescate de tapires y de recuperación y suelta de tucanes, entre otros. La creación del jardín botánico, a fines de 2017, también tuvo impacto en la comunidad. Se trata de dos áreas protegidas que pertenecen a la UNT y se encuentran ubicadas en el Parque Sierra San Javier.



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