Entre polución e incendios, en el sur el aire se volvió irrespirable

Brigadistas y bomberos debieron intervenir en más de 13 focos de quemas de cañas y de rastrojos durante la semana. Piden que se establezcan controles más rigurosos.

EN EL MOMENTO JUSTO. El fotógrafo de LA GACETA captó el momento en el que obreros de una finca quemaban la caña. LA GACETA / FOTO DE Osvaldo Ripoll EN EL MOMENTO JUSTO. El fotógrafo de LA GACETA captó el momento en el que obreros de una finca quemaban la caña. LA GACETA / FOTO DE Osvaldo Ripoll

El ambiente de Concepción y de otras comunidades del sur tucumano se tornó irrespirable en los últimos días al acentuarse la quema de cañaverales, de rastrojos y pastizales. Tampoco cesó la emanación de hollín desde las chimeneas de ingenios de la zona. Entre el miércoles y viernes la polución hizo imposible la práctica de deportes al aire libre y hasta caminar resultó dificultoso por la nube negra que sumió a los vecinos de la zona. Ayer el problema se hizo más grave ante la intensa ráfaga de viento que arreció en las últimas horas. No solo avivó varios focos de incendios, algunos producidos en forma intencional, sino también sumergió a la zona en una espesa nube de humo y polvo de tierra.

LA GACETA pudo registrar una quema intencional de rastrojos que practicaron varios obreros ayer a la mañana en una finca cañera de los alrededores de La Trinidad. Esta semana personal del cuerpo de brigadistas de la Dirección de Defensa Civil y bomberos voluntarios de distintos municipios reportó que en una sola jornada tuvieron 13 intervenciones en distintos puntos de la provincia para extinguir incendios que afectaron pastizales, cañas en pie, rastrojos, cañas huecas y bosques. “Son meses de pocas precipitaciones y mucha actividad en los campos, donde se registran una importante cantidad de incendios. Vamos a responder en todos los lugares de Tucumán”, dijo Fernando Torres, director de Defensa Civil.

El presidente de la fundación ambientalista Ave Fénix, Hugo Mahmud, aseguró que la falta de control y de cultura ambiental son los factores que más inciden en un drama que está provocando –dijo- enorme daño a la salud. “Las guardias de los hospitales se ven cada vez más desbordadas por la cantidad de personas asmáticas y con otros trastornos respiratorios que acusan el impacto de un ambiente cargado de humo y partículas producto de la emanación de hollín de los ingenios y la quema de rastrojos y cañaverales”, sostuvo. “Los cañeros, los dueños de ingenios y otros particulares tienen que tomar conciencia del perjuicio que ocasionan principalmente a las personas enfermas, entre ellas muchos niños. Y las autoridades de control tienen que dejar de hacerse las distraídas y realizar el trabajo para el cual el Estado las contrató”, añadió el dirigente.

El secretario de Medio Ambiente de Concepción, Fernando Molina, dijo que el grave problema de polución que se advierte en estos días es propio de una época de prolongada sequía y en el que se conjugan además otros factores que tienen que ver con la educación de la gente. “Si bien pueden haber incendios no intencionales, hay otros que son generados por personas que queman basuras, otras rastrojos o que salen al campo a hacer asado y dejan fuegos encendidos que se extienden a cultivos o bosques”, expuso. Molina observó que el inconveniente se tiene que abordar, además de la instrumentación de mayores controles, con una intensificación de las campañas de educación ambiental. “Las personas tienen que saber lo que no deben hacer y más en estos tiempos para evitar transformar el ambiente en irrespirable”, sostuvo. Precisó que últimamente observó que la mayor cantidad de incendio es de pastizales.

Mala palabra

Gustavo Guillén, de la Unión de Cañeros del Sur, hace pocos días se defendió de las acusaciones de las organizaciones ambientalistas en el sentido de que queman intencionalmente cañaverales. El productor advirtió que en este tiempo de seca para los productores es “muy perjudicial la quema de caña”. “Lo único que está resguardando la humedad de la raíz son las chalas. Y si la quemamos se produce un deterioro importante en los niveles de rendimiento y de protección del suelo en vista al rebrote”, explicó. Subrayó además que mal puede el sector instrumentar ese procedimiento en razón de que “la caña cosechada con integral y quemada no es permitida en los ingenios”. Y añadió: “las cañas de cosecha semi-mecanizada, que es un procedimiento antiguo y que se la realiza con machetes, es permitida y se quema en forma controlada y con las plantas caídas. No genera problemas. De todos modos es de un porcentaje muy reducido”. Según Guillén, “lo que ocurre con las grandes plantaciones que terminan en llamas tiene varios orígenes. A veces el incendio se genera desde los pastizales secos o por una quema de basura o el lanzamiento de un cigarrillo. También se dan casos intencionales y de gente dispuesta a provocar daños. Eso no se puede descartar”, indicó. “Lo concreto es que en esta época para nosotros es mala palabra quemar caña”, remató.

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